Por Florencia Parodi 

Bajo la visión “de la mejor tierra, el mejor vino”, la bodega chilena continúa el legado de Don Maximiano, quien fuera el creador y fundador de la casa vinícola, hace más de 150 años.Hoy, sus vinos son susprofetas en el mundo y nosotros, junto a otros entusiastas, sommeliers y profesionales del mundo del vino, pudimos participar de una cata exclusiva y una masterclass, dictada por Tomás Muñoz, enólogo de Errazuriz, con soporte de Sebastián Ramírez, director comercial

La presentación del enólogo empezó con una introducción sobre los principales factores que inciden en la viticultura chilena, el clima mediterráneo que permite una maduración completa y sana de la uva, así como la influencia del mar y la cordillera. “Chile, a pesar de ser muy angosto, tiene dos cordilleras, la de LosAndes y la de la Costa, la cual hace de muralla contra la influencia costera. Estas brisas que vienen del océano Pacífico refrescan la costa y esta cordillera nos permite separar el clima cálido del frío”, explicó. 

PublicidadEn este escenario orográfico, se forma un valle, llamado Valle de Casablanca, ubicado a unos 90 km de Santiago, donde Errazuriz ha plantado sus viñedos y ha construido, no solo su bodega, sino su historia de innovación. “Dentro de los desafíos está explorar el Valle de Aconcagua y encontrar todos los rincones que reflejen la tipicidad de las diferentes variedades. Hasta el día de hoy somos la viña principal en la misma”, comentó el enólogo. 

Agregó que una de las características más importantes del Valle de Aconcagua es que en la zona de cordillera de la Costa, hay una “interrupción” de la misma, lo que permite el ingreso de un viento fresco en la zona más cálida del valle, y haciendo que las uvas maduren en la medida justa y no pierdan acidez. “La columna vertebral de todo vino de calidad es la acidez”, dijo. Y gracias a esta acidez tan valorada y cuidada por el equipo enológico, sus vinos íconos tienen una calidad excepcional y una capacidad de guarda que nos permite beber historia. 

PublicidadHACIENDO HISTORIA EN EL PRESENTE. Aprovechando la presencia del enólogo, conversamos con él sobre esa dualidad de historia y futuro en su profesión, algo que se refleja y se percibe en los vinos de Errazuriz. 

- Catamos en el presente vinos del pasado y vinos con mucho futuro, si tuvieras que elegir entre esas épocas más “rudimentarias” y la tecnología de hoy ¿qué época te seduce más para hacer vino? 
- Y es distinto, no es que sea antiguo, me encantaría vivir lo que se vivía antes, pero era un desafío mucho mayor. Hoy en día existen muchas herramientas para problemas que hemos ido respondiendo con el tiempo. Y con tecnología no solo me refiero a máquinas, sino a conocimientos, insumos, a la manera cómo manejamos los distintos recursos. En la bodega estamos en un proceso de automatización fuerte. En general los vinos íconos tratamos de manejarlos lo más manualmente posible, lo que genera un poco más de precisión en el manejo. Aunque esto parezca contradictorio, cuando uno empieza a crecer en volumen, al tener muchas cubas con fermentación simultánea, el poder automatizar todo lo que no es vino ícono, te da foco para trabajar en ellos con todas las manos que se necesiten. Más enfocados en afinar la calidad, no la cantidad. 

Publicidad- Hablaste sobre la historia que cuentan los vinos de Errazuriz ¿qué historia te gustaría que cuenten tus vinos de hoy en 30 años? 
- Qué buena pregunta. Creo que lo más importante en el vino, que es un concepto que uno tiende a perder fácilmente, es el sentido de origen. Hoy en día hablamos de grandes vinos de 30 o 40 años, que reflejan mucho las características del terroir. Pero el terroir ha cambiado bastante, por el cambio climático y otros factores. Nosotros hemos ido tratando de mantener el enfoque de la expresión del terroir; sin embargo, también hemos tratado de convertir nuestros procesos en algo mucho más sustentable, me gustaría que el relato sea de transformación de procesos en algo mucho más sustentable. Errazuriz ha sido super pionera en muchos de sus procesos y en la sustentabilidad de los mismos. Hoy en día estamos buscando nuevas formas de ser más sustentables y llevar este código, más allá, independiente de si el código oficial lo exige o no.

- ¿Cómo ves el mercado local?
- Me encanta el interés que tienen por aprender, es un mercado muy relacionado con el enfoque de la bodega. Un país con un gusto importante por la buena cocina, y en ese sentido están interesados en aprender y en tomar buenos vinos. Eso es clave y no es tan común como a uno le gustaría. 

PublicidadUNA CATA INOLVIDABLE. Además de todas las explicaciones que nos permitieron entender cómo trabajan, Muñoz guio una cata que incluyó sus vinos más importantes: 

Villa Don Maximiano 2018: inspirado en la Villa Errazuriz, que fue construida por Don Maximiano. Un ensamblaje de Cabernet Sauvignon, Syrah, Malbec, Cabernet Franc, Grenache y Mourvedre. Una propuesta de aromas a frutas dulces combinadas con notas especiadas y notas de crianza integradas de manera muy elegante. 

KAI 2017: Carmenere ya emblemático de Chile. Con 22 meses de barrica y elaborado con una selección precisa de uvas, nos encontramos con un representante fino y memorable de esta cepa chilena. Maduro, concentrado, intenso en nariz, intenso en sabores, de largo final y con esa tipicidad del varietal que conquista.

LA CUMBRE 2018: “Es el mejor Syrah proveniente de «la cima» de las laderas plantadas en nuestros viñedos en el Valle de Aconcagua”, así lo presenta la bodega. Nos encontramos con una cosecha que se sentía joven, con aromas animales intensos que luego de abrirse un poco en copa, descubrió sus notas frutales. 

Además de estos 3 ejemplares íconos, pudimos hacer una cata vertical de 3 añadas de DON MAXIMIANO CABERNET SAUVIGNON. Todas con un promedio de 22 meses en barricas. 

1988: con sus 34 años, un vino vibrante en acidez, aunque con algunas notas de oxidación leves y partículas de taninos y color en el líquido, que delatan su edad, pero hacen brillar su historia. Elegancia, consistencia y sin dudas, la prueba de la calidad y la proyección de los vinos de Errazuriz. 

2010: con matices que denotan su madurez, pero con un gran potencial de guarda. De notas aromáticas envolventes que recuerdan a los frutos negros, la vainilla, el café, la pimienta negra, junto con notas balsámicas. Con alta acidez y un final largo y delicioso. Uno de los más aclamados de la noche. 

2018: la juventud de este vino era evidente en su color, sus aromas y sabores. Con un perfil más agreste, pero con una capacidad de guarda de tal vez 30 o 40 años, resultado de una de las mejores cosechas que han tenido en Chile en los últimos años. El enólogo y todo el equipo de la bodega esperan que esta añada madure para mostrar uno de los mejores perfiles de la uva en años. 

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