Por Alejandro Sciscioli

Cada vez resulta más evidente. La gente está enganchándose a la cultura del vino con mucha fuerza. Y la afirmación no es caprichosa, pues se basa en lo observado anoche en el centro de eventos Talleyrand Costanera en lo que fue la primera jornada de la edición 2016 de la  Expo Vino Paraguay.

Un muy buen marco de gente se observó en el salón, lo que era previsible teniendo en cuenta que se agotaron todas las entradas anticipadas que habían salido a la venta para los dos días del evento. De hecho, las consultas y las constantes llamadas a la organización marcaron la pauta de que el público respondería en gran número a la convocatoria.

Pero en lugar de brindar apreciaciones, lo mejor es compartir datos precisos: de acuerdo con un análisis preliminar, los organizadores informaron que anoche hubo en el salón unas 1.300 personas, lo que significa un crecimiento del 30% con respecto al 2015. ¡Lindo número! Aunque para la cifra final queda por ver la concurrencia de esta noche para la clausura del evento.



CRÓNICA DE UN ÉXITO ANUNCIADO. Desde temprano los wine lovers fueron llegando y, de a poco, la gran fiesta del vino 2016 fue ganando intensidad en la medida que la concurrencia aumentaba.

Como es costumbre, el equipo de Parawine llegó a primera hora y, como corresponde, recorrió todos los rincones y realizó todas las entrevistas posibles para que, en sucesivas entregas, podamos compartir esos materiales de manera dosificada.

Y claro, el vino también llegó a nuestras copas.

La primera parada fue en el pequeño espacio de Riedel, donde compramos nuestras copas. No es que las proporcionadas por la organización sean inadecuadas. De ninguna manera. Pero si podemos catar con Riedel, sin duda todo será mucho mejor. Un ejemplo: si puedo manejar una Ferrari, ¿para qué conformarme con otra marca, por más buena que sea?

Cumplido el requisito de adquirir nuestras súper copas, fuimos directo al Banco Atlas Lounge, la gran novedad de esta Expo, donde nos aguardaba la promesa de 46 etiquetas de muy alta gama.

¿Qué catamos allí? Una gran cantidad de joyas que vale la pena tener en la copa sí o sí. El orden fue un tanto ecléctico, pero lo importante es la calidad de lo que llegó a las copas.



Primero, el atacado fue Aresti Family Collection 2001, la joya de esta casa chilena de vinos, para beber ahora mismo y disfrutarlo, pues está pletórico: redondo, sedoso y elegante. Después, dos Malbec argentinos: Gimenez Riili Gran Familia 2013, de Mendoza, y Colomé Auténtico 2013, de Salta, ambos excelentes ejemplos de la diversidad que puede lograr el vecino país con su cepa insignia, plenos de fruta.

También llegó a nuestra copa Ruffino Chianti Classico 2009, también para tomar ahora, frutado, lácteo y de muy buena acidez. También volví a encontrarme, después de mucho, con el Trivento Eolo, esta vez de la cosecha 2012, que siempre seduce por su gran personalidad en boca y largo final.

Seguidamente, otros dos Malbec de Mendoza me maravillaron, Benegas Lynch 2013 y D.V. Catena Malbec Adrianna 2011, distintos entre sí, pero muy argentinos ambos: intensos en nariz, frutados, con la madera muy bien integrada. Dos imperdibles, sin dudas.

Continué con los también argentinos Salentein Single Vineyard Pinot Noir 2011, Salentein Primus Pinot Noir 2007 (que anticipo va estar en mi top ten de este año, simplemente un vinazo) y Salentein Gran VU Blend 2011, corte de Malbec y Cabernet Sauvignon al cual debemos tenerle paciencia: tarda en abrirse, pero luego ofrece muy buena nariz, mientras que en boca seduce por su largo final.



Sin palabras me dejó Don Melchor 2012, un vinazo que te da en la copa mucho más que su precio. Y lo mismo me ocurrió con Terrunyo Carmenere 2008, para tomar ahora y no esperarlo, pues se encuentra en su punto justo. Finalmente, Estancia Mendoza Los Helechos 2012 Malbec de Malbecs se transformó en un amable compañero durante un instante de descanso que me tomé para conversar con unos amigos.

Continué con Beronia Gran Reserva 2006, tanto o más bueno que el año pasado (fue uno de mis favoritos en la edición anterior); Rutini Apartado Malbec 2012, muy fresco y agradable; Ventisquero Pangea 2013, siempre con esa intensidad aromática y cuerpo característicos; Manso de Velazco2011, un Cabernet Sauvignon realmente diferente, muy especiado; St. Henri Shiraz 2008, otra de las maravillas que estará en mi top ten, intenso en nariz y potente en boca; y Viñedo Chadwick 2011, ese enorme hijo vitivinícola de Chile que llegó de rebote a mi copa debido a la gentileza de una amiga.



MÁS Y MÁS VINO. En el sector general hubo deliciosas sorpresas. Por la novedad, creo que vale la pena arrancar con los cinco vinos con los que Mr. Vino inicia su operación como importador. Me refiero a cinco joyitas de la bodega Monteviejo: Linda Flor Chardonnay 2014, intenso en nariz y equilibrado en boca, cremoso y de buena acidez, con la madera maravillosamente bien integrada; Festivo Malbec 2011, que te invita a seguir bebiéndolo copa a copa; Petite Fleur Malbec 2013, un poco más complejo que el anterior, aunque igual de placentero; Linda Flor Malbec 2010 (otro que integrará mi podio de favoritos), maravilloso en todo sentido; y Linda Flor Blend 2010, ensamblaje de Malbec y Syrah en el cual la última cepa tiene una fuerte presencia a pesar de que solamente tiene 20%.

Como no podía ser de otro modo, probamos el Gauchezco Plata Blend 2012, la novedad de García Hnos. en esta Expo, y también Achával Ferrer Cabernet 2014, marca que seguramente agarrará un fuerte impulso comercial en el país debido a que cambió de importador.

Otro momento de paz para saborear algo rico me lo obsequié con El Cabernet de Ricardo Santos 2011, muy distinto a lo que estamos acostumbrados con esta variedad, pero muy rico y fácil de beber. Y también dediqué algunos minutos para disfrutar dos vinos que hace tiempo me enamoraron y con los cuales no puedo ser imparcial: los neozelandeses Matua Sauvignon Blanc y Pinot Noir. ¡Delicias!

Y en el sprint final ataqué al Gabbiano Chianti Classico 2011, frutado, de buena acidez, muy amigable; Sensi Motepulciano D’Abruzzo 2010, frutado y de muy buena acidez a pesar de su edad; Sensi Brunello di Montalcino 2008, elegante, equilibrado y en su momento exacto de consumo; Cecchi La Mora Morellino di Scansano, joven, vivaz y equilibrado; Cecchi Chianti Classico Riserva 2013, con la madera bien presente; Cecchi Brunello di Montalcino 2010, realmente placentero tenerlo en la copa; y Garzón Tannat 2014, una bomba uruguaya de fruta en nariz y cuerpo en boca, con una entrada dulce que lo hace fácil de beber.



Para el final e ir bajando revoluciones busqué dos blancos. Primero, Garzón Alvariño 2015, que había probado en Uruguay hace un tiempo y me encantó reencontrar; y Errazuriz Aconcagua Costa Sauvignon Blanc 2015, un vino que definitivamente, bajo ningún concepto, nunca jamás, debe faltar en tu copa si es que te gustan los blancos en general y los Sauvignon Blanc en particular. Este es otro de mis súper favoritos de la noche.

Ya no hubo tiempo para catar más, el cuerpo adolorido de tanta caminata y las papilas saturadas de vino así me lo indicaban. No obstante, mientras me dirigía al transporte que me llevaría a mi casa (vale recordad que el combo cata y manejo no es apto), pensé en la perfecta organización del evento.

¡Y lo mejor de todo es que esta noche sigue la fiesta! ¡Nos vemos en Talleyrand Costanera para seguir catando!

---

CLIC ACÁ PARA VER TODAS LAS FOTOS

---

Leé también:

- Así finalizó el Wine Lovers Tour Napa Valley 2016

- Así continuó el Wine Lovers Tour Napa Valley 2016

- Así inició el Wine Lovers Tour Napa Valley 2016