Por Alejandra Gavigán

La historia inicia en 1954, cuando el Ministro de agricultura de aquella época, Mons. Máximo Valdés Fontecilla, fundó la Bodega "Casas de Pirque" en el suelo privilegiado del Valle del Maipo. El trabajo de 4 generaciones de su familia transformó la bodega en el mejor ejemplo de pasión por la tierra y conquistó el sello de perfección en calidad de sus productos, siendo internacionalmente prestigiada gracias a sus excelentes vinos premiados en todo el mundo. En 1990 la vinícola pasó a ser identificada como Santa Alicia, un homenaje a las mujeres de nombre Alicia de la familia de Valdés.

Hoy, Santa Alicia posee 600 hectáreas de viñedos distribuidos en los valles del Maipo, Casablanca y Bio Bio, con una capacidad de producción superior a 6 millones de litros.

Debido al gran reconocimiento mundial, prácticamente toda la producción de sus vinos se exportan a los Estados Unidos, Europa y Asia. En Paraguay, los vinos Santa Alicia están presentes desde hace varios años, siendo reconocidos por la excelente calidad que ofrecen, a un excelente precio.

Recientemente, la bodega fue adquirida por el Holding Bethia, uno de los grupos económicos más importantes de Chile y América del Sur, que junto a otras bodegas espera consolidar en Chile un grupo vitivinícola de primer nivel.

LA CATA. A nuestra redacción llegaron un par de botellas de un blend exquisito, Millantu, ícono de esta bodega. Con su 50% de Cabernet Sauvignon, 15% de Cabernet Franc y 15% de Carmenere, este vino proviene de suelos de pie andino, donde existe arcilla y gravas en cuanto al suelo del Cabernet Sauvignon.  El Carmenere y Cabernet Franc provienen de suelos de origen aluvial. La influencia de las brisas que provienen del océano pacífico y de la Cordillera de los Andes, favorecen la concentración de aromas y sabores de la fruta que se puede sentir en cada sorbo.

Antes del corte final, cepa envejeció por separado en barricas de roble francés de grano fino durante 16 a 18 meses, para posteriormente realizar la mezcla previa al embotellado.

Visualmente presenta un color rubí púrpura brillante con matices anaranjados, mientras que en nariz obsequia una gran expresión e intensidad: muchos frutos negros maduros, ciruela, especias, canela, clavo de olor y vainilla. En boca posee muy rica acidez, gran volumen, taninos suaves y redondos y un prolongado y placentero final.  Concluimos que es un vino con un excelente potencial de guarda, por lo cual puede ir ganando complejidad con el tiempo en botella. Quienes desean disfrutar de un vino increíble, recomendamos descorcharlo lo antes posible.

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