Por Alejandra Gavigán y Daniel Fassardi

Durante la más reciente edición de la Expo Vino, una etiqueta llamó mucho la atención de los wine lovers, tanto por su procedencia como por su calidad. “¿Un vino libanés? ¡Tenemos que probar!”, fue el comentario recurrente de todos aquellos que se enteraban de la existencia Château Kefraya, marca procedente del Líbano que hace muy poco tiempo se sumó al portfolio de la importadora Caminos del Vino.

Y se entiende: para quienes estamos en esta parte del globo resulta exótico sentir hablar de vinos elaborados en Oriente Próximo, aunque ese país tenga etiquetas y marcas muy reconocidas. Así como muy probablemente para gran parte del mundo el Paraguay pueda resultar un sitio igualmente lejano.

Lo concreto es que la historia de Château Kefraya, que inicia a mediados del siglo XX,  transcurre de manera paralela - aunque a veces se entremezcla - con la historia de un país que por su ubicación geográfica ha sido testigo a través de los siglos de enormes inestabilidades políticas y geopolíticas. 

Como en todo relato exitoso, una figura surge como pionera. Su nombre es Michel de Bustros, humanista, amante de la literatura, la música y buenos vinos, quien comenzó limpiando con sus propias manos el terreno pedregoso en el que luego se daría vida a sus aclamados vinos.

La finca, una herencia familiar, está ubicada en el Valle de Bekaa. El château se construyó a partir de 1946 en una colina artificial utilizada por los romanos hace siglos para observar los movimientos de sus tropas. Lo concreto es que las primeras viñas fueron plantadas por de Bustros y su equipo en 1951. Pasado el tiempo, el dominio llegó a 300 hectáreas y 1979, a pesar de la guerra civil libanesa (1975-1990), Château Kefraya comienza a producir su propio vino con sus propias uvas cultivadas en su propia viña, vinificadas en su propia bodega.

Afortunadamente, su perseverancia dio resultado y varias de las botellas de Nouveau Kefraya, llegaron a los restaurantes del país y desde entonces no dejó de producir vinos. A principios de los años 80, "Les Coteaux de Kefraya" 1982 y 1983 ganaron las primeras medallas internacionales de la bodega y Château Kefraya comenzó a exportar sus vinos a Francia. En 1997, el crítico de vinos estadounidense Robert Parker otorgó a la cosecha 1996 de Comte de M 91 puntos, calificándolo como "un logro increíble en el Líbano". Hoy, Château Kefraya está presente en más de 40 países en los cinco continentes, incluyendo Paraguay.



EL TERROIR. El viñedo se extiende sobre 300 hectáreas en terrazas, a 1000 metros sobre el mar Mediterráneo, en las estribaciones del monte Barouk en el valle de Bekaa.

Arcilla-piedra caliza, arcilla-tiza, así como suelos arenosos y grava componen un verdadero mosaico de terroirs. Las viñas disfrutan de una excepcional exposición al sol sin riego. Principalmente están empalmados con una densidad de siembra de 4000 vides por hectárea y un rendimiento promedio limitado a 35 hectolitros por hectárea.

Además de la diversidad de suelos, Château Kefraya utiliza una amplia y emocionante variedad de variedades de uva en sus mezclas, incluyendo Cabernet Sauvignon, Syrah, Chardonnay y Viognier, así como variedades más inusuales como Carménère, Marselan y Muscat à Petits Grains.

Una política vitivinícola sostenible permite que las vides florezcan, respetando la expresión del terruño. Las variaciones significativas en las temperaturas entre el día y la noche aseguran una perfecta maduración de las uvas y unas condiciones de cosecha óptimas.

El viaje de la vid a la botella se lleva a cabo con la más minuciosa atención al detalle y el enólogo garantiza un equilibrio perfecto entre tradición y modernidad en una bodega dotada con equipos de última generación.

La cosecha de las uvas es exclusivamente manual, la selección de bayas se realiza en una mesa de clasificación óptica y la vinificación de las uvas se desarrolla separada, respetando las  expresiones de diversas micro parcelas. El vino es criado en roble francés en una bodega con capacidad para 1000 barricas.

Cada vino Château Kefraya es el resultado de una mezcla de diversas variedades de uva. Michel de Bustros explica que sus vinos son " el resultado del arte de la mezcla. Al igual que un pintor combina colores para crear una pintura, el enólogo combina las variedades de uva para obtener vinos armoniosos de identidad distintiva”.

En Paraguay tenemos el privilegio de contar con 14 etiquetas, entre las que se encuentra el archifamoso Comte de M y el elegante Myst Rosé, entre muchos otros.

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