Por Augusto Daniel Román (*)

En más de una oportunidad habremos escuchado a alguien decir que "yo no sé de vinos, pero sé cuál es el vino que me gusta". Es que en cuestión de gustos es muy difícil opinar, pero  sepamos o no cuál es el vino que nos gusta, este debe estar en óptimas condiciones de consumo para que logre su cometido: darnos placer. Hoy nos vamos a ocupar de la manera en que se maneja el vino una vez que el salió de la bodega.

El vino es un producto caro. Es un producto hedonista y por lo tanto pagamos por él como tal. Es por eso que también debemos exigir que este producto haya sido cuidado en extremo. Teniendo en cuenta todos los detalles. Saber por ejemplo que es un producto sumamente sensible a la luz y a los cambios de temperatura.

Que su sabor se ve seriamente afectado si fue expuesto a olores fuertes y a vibraciones.
Por eso intentaré dar ciertos tips a tener en cuenta a la hora de comprar un vino.

Lo primero que debemos saber es que eso de que "el vino cuanto más viejo, mejor" no es del todo cierto. Sólo un pequeño porcentaje de vinos producidos en todo el mundo son concebidos para tener una vida larga. La mayoría de los vinos están pensados para que sean consumidos en el año posterior a la vendimia.

A no ser que estemos ante vinos franceses de la región de Bordeaux o de Borgoña; Alsacianos Jóvenes o algún italiano de Barolo o Chianti, debemos fijarnos siempre en el año de cosecha. En el caso de los argentinos, por ejemplo, es muy importante saber que si el vino no tiene añada, es decir que si en la etiqueta no viene una fecha de la cosecha, ese probablemente sea un vino joven y debe ser consumido de inmediato. Por eso la mejor manera de estar seguros de que vamos a comprar un producto bien conservado es ir a un establecimiento que tenga una alta rotación del producto.

Es igualmente importante ver la manera en la que está almacenado el vino. Si la botella se encuentra en una góndola de supermercado es muy probable que esté en posición vertical y en un sitio con mucha luz. Si el vino es un vino para el consumo inmediato no pasa nada, sin embargo, si es un vino de precio relativamente alto, y está en vertical, es mejor no comprarlo. Un factor importante a tener en cuenta a la hora de comprar es el precio. Si un vino pasa los 20 dólares, normalmente es un vino que puede resistir bien el paso del tiempo, pero en condiciones de guarda adecuadas.

Acudamos a los sitios en donde las botellas están tumbadas y donde no estén expuestas a fuentes luminosas importantes. Si no tenemos más opción que comprar en un supermercado siempre debemos elegir la botella que este más atrás, nunca la que este en primera fila. Si sentimos que en el lugar donde están los vinos hace mucho calor, lo mejor sería abstenerse de comprarlo.

La mayoría de las botellas tienen una cápsula que cubre la boca, esa cápsula debe girar libremente si la movemos con la mano, si esta no gira, descartemos la botella. Es señal de que el vino estuvo en un lugar con altas temperaturas y se escapó un poco de vino entre el cristal de la botella y el corcho. Este vino estará probablemente oxidado.

En este punto es interesante decir que el corcho es el tapón por excelencia para los vinos, fundamentalmente porque permite una microoxigenación constante del producto, lo cual lo hace evolucionar; además, y creo que es lo más importante, es inocuo, hasta cierto punto, para el producto que resguarda. No obstante, las otras tapas, que con cada vez más frecuencia vemos en el mercado no son por eso de menor calidad.

Además, los tapones de silicona o aglomerado plástico, no se suelen utilizar para vinos de guarda.
Los tapones de rosca son muy efectivos a la hora de guardar la estanquidad del vino. No debemos cortarnos a la hora de comprar un vino que no tenga corcho natural.

Una vez comprado el vino, si no tenemos un sitio fresco y oscuro donde almacenarlo, lo ponemos en la parte inferior de la heladera. No importa si el vino es tinto, si es así, lo quitamos unos veinte minutos antes de consumirlo para atemperarlo. No guardemos el vino, a no ser que nos hayan regalado un Château Petrus, el vino es para beberlo cuanto antes. Como ya dijimos, salvo una pequeña elite de grandes vinos, la mayoría de ellos deben ser consumidos muy rápido.

Hoy en día no debemos olvidarnos de los espacios de divulgación. Internet está haciendo muchísimo en este sentido, pero, como en todo hay que tener cuidado. Visitar paginas serias y con rigor, que intentan guiar al consumidor. Y es que los consumidores estamos indefensos a la hora de comprar si lo hacemos sin criterio.

Dice un axioma de la sumillería internacional que “hay malos vinos porque hay malos consumidores”. Saber comprar el vino es el primer paso para consumir vinos de calidad.

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