Por Augusto Daniel Román

El vino fue desde sus comienzos un elemento de unión social para el hombre. Es una bebida para compartir. Sin embargo, en ocasiones, una comida a solas o el reencuentro con uno mismo puede ser una excusa para descorchar una botella.
Pero, ¿y si no me puedo terminar la botella qué hago con el vino que me sobra? Voy a dar unos consejos sobre cómo guardar un vino una vez abierta la botella. El peor enemigo del vino una vez abierta la botella es el oxigeno. La oxidación se da desde el primer momento en el que el tapón permite al vino estar en contacto con el aire. Y aunque en un principio le aporta grandes beneficios, luego de un corto periodo de tiempo, una vez que lo satura, comienza a degradarlo y este inicia un corto camino hacia la muerte. Una vez que servimos el vino, la zona de contacto con el oxígeno se amplía, y aunque ningún método es el 100% válido, existen maneras de ralentizar el proceso de oxidación del vino de manera casera. 
Publicidad-Un truco puede ser tener a mano una botella pequeña para meter en ella el vino que quiero guardar. El espacio de contacto con el oxigeno, al ser un recipiente más pequeño, se reducirá, y por lo tanto habrá menos oxidación directa.
-El oxígeno es un gas y los gases están menos activos a bajas temperaturas, así que en cualquier caso conviene guardar la botella tapada, ya sea esta de tinto o blanco, en la heladera.
-Existen en el mercado unas pequeñas bombitas de vacío. Estos pequeños e ingeniosos artefactos lo que hacen es extraer todo el oxigeno de la botella y protegen así al vino de la excesiva oxidación. Como dije antes, ninguno de estos métodos son totalmente seguros y un vino guardado siguiendo estos consejos seguramente no soportará más de tres días sin perder gran parte de sus cualidades. Lo ideal es terminarse la botella una vez abierta. Según mi experiencia personal, se pueden sentir indicios de oxidación a las tres horas de haber descorchado la botella.
También conviene destacar que existe un número muy limitado de vinos, que por su forma de elaboración soportará mejor la oxidación. Estos son vinos de crianza oxidativa, como algunos jereces y oportos.
Publicidad“SE RECOMIENDA DESCORCHAR UNA HORA ANTES DEL SERVICIO”. Solemos escuchar o leer en algunas contraetiquetas cosas como “descorchar media o una hora antes del servicio”. Esto carece totalmente de fundamento científico. En realidad si solo descorchamos el vino y lo dejamos en un sitio sin más, para que supuestamente se vaya oxigenando, no conseguiremos ningún cambio ni a nivel organoléptico ni físico en el vino. El contacto del oxigeno con la superficie del vino es mínimo, y estudios de laboratorio nos dicen que dicha cantidad no es suficiente para incidir ni positiva, ni negativamente en el vino con tan corto tiempo de exposición. Para oxigenar el vino podemos hacer dos operaciones:
-Decantarlo en un recipiente apropiado para ello o, lo más fácil, oxigenarlo en nuestras copas con movimientos continuos y circulares. El vino se satura de oxígeno a los 30 segundos de estar siendo agitado en una copa y por lo tanto se abre y despierta todas sus virtudes dormidas dentro de la botella y aleja todos los malos olores que se puedan producir por la guarda del mismo.
PublicidadResumiendo: Lo mejor es acabarse la botella una vez abierta. Si voy a guardar un vino debe ser en un lugar muy fresco, con la botella tapada y con la menor parte de la superficie del vino en contacto con el oxígeno. 
Y recordá que lo más importante es compartir. Y ya lo dice el refrán: bebido con buenos amigos, sabe bien, cualquier vino.