Por Alejandro Sciscioli

Siempre es maravilloso volver a Mendoza. No importa la cantidad de veces que el apasionado por los vinos visite esta provincia argentina, siempre habrá algo nuevo que descubrir. Y lo digo con conocimiento de causa: en nueve oportunidades estuve allí y cada vez la experiencia resultó novedosa por demás. Por ello no veía la hora de que llegara el 29 de septiembre para iniciar otra aventura vitivinícola organizada en conjunto por los amigos de In Vino Veritas Club Privado y este portal, con el impecable apoyo del equipo de Boarding Pass.

El lector atento recordará que bajo el mismo esquema viajamos a Chile en 2015 y a Napa Valley a inicios de este 2016 y ahora, “a pedido del público”, en lugar de aguardar hasta el año próximo decidimos emprender un nuevo Wine Lovers Tour, esta vez a la provincia argentina de Mendoza.

Todo marchó sobre ruedas desde el principio: rápidamente logramos armar agenda y los potenciales viajeros tardaron muy poco en dar el “sí” para comprometerse a subir al avión. 

Fue así que, del 29 de septiembre al 4 de octubre, un intrépido grupo de 16 wine lovers de Paraguay se dio cita para vivir una experiencia que terminó siendo inolvidable para todos.

LARGO RECORRIDO. En principio parecería que Mendoza está casi a la vuelta de la esquina. Pero en verdad el viaje fue largo en cantidad de horas. Primero, para evitar huelgas sorpresivas que empañen la travesía, decidimos viajar en una compañía aérea que aterriza en Ezeiza, por lo que para tomar el vuelo de cabotaje tuvimos que cambiar de aeropuerto por vía terrestre.

Además, teniendo en cuenta que la terminal aérea de Mendoza se encuentra cerrada hasta fines de este año debido a reparaciones, el aterrizaje tuvo lugar en San Juan, donde abordamos otro bus para, finalmente, llegar al hotel Park Hyatt Mendoza.

Ya alojados, apenas hubo tiempo para la ducha de rigor, desarmar la maleta y cambiar de ropa, ya que la primera actividad estaba programada para esa misma noche: una cata de bienvenida en la vinoteca Wine O’Clock.

Como se encuentra a menos de 100 metros del hotel, todos fuimos caminando hasta el local, donde nos aguardaba Gus Attaguile, uno de los socios de la vinoteca, quien hizo las veces de sommelier para presentarnos 9 espectaculares vinos especialmente seleccionados por él.



EN LAS COPAS. Realmente muy interesante fue el recorrido de etiquetas propuesto por Gus, ya que por un lado había muchísima novedad en cuanto a estilos, bodegas y enólogos y, por otro, todos los vinos descorchados no se comercializan en Paraguay.

Primero catamos el muy buen espumante método tradicional LUIGI BOSCA BOHEME BRUT NATURE, que tiene nada menos que un añejamiento de 20 meses sobre lías (es decir, el tiempo que reposa el vino espumoso en la botella sobre las levaduras muertas luego de la segunda fermentación). Y es bien tradicional: es elaborado con Pinot Noir y Chardonnay, más un leve toque de Meunier (o Pinot Meunier), bien a la usanza de Champagne. ¿Qué tal? Excelente: complejo, cítrico, autolítico (con notas a masa de pan y pan tostado), de muy buena acidez y burbujas que en boca presentan gran vivacidad. Lo que se dice, un arranque con el pie derecho.

Luego nos maravillamos con ZENITH NADIR 2014, vino de autor elaborado por el prestigioso enólogo Giuseppe Franceschini junto con la sommelier Mariana Onofri, quienes elaboraron este ensamblaje blanco que lleva Chardonnay (52%), Fiano (32%) y Sauvignon Blanc (16%). Todas las uvas fueron vinificadas por separado, aunque la fermentación ocurrió 100% en barricas de distintos tamaños y usos. El resultado es un vino complejo e intenso, cítrico y floral en nariz y con una boca muy interesante: fresca y de buena acidez, aunque con cuerpo y muy buen volumen. Un hallazgo.

El tercer vino en llegar a las copas fue un viejo conocido, GRAN ENEMIGO 2009, obra de arte del wine star argentino Alejandro Vigil, elaborado con Cabernet Franc, más Cabernet Sauvigon, Petit Verdot y Malbec. Vale recordar que Vigil es el enólogo jefe de Catena Zapata, aunque también es padre e impulsor del cotizado y premiado proyecto El Enemigo. Este vino es un golazo: Complejidad e intensidad aromática, más una boca que conjuga un delicioso sweet point, cuerpo, acidez, estructura amable y enorme final son las características que “confabulan” para lograr esta enorme etiqueta.

Después llegó INITIUM GRAN MALBEC 2013, vino de garaje elaborado por Christian Moore y Teresita Barrio, quienes para esta cosecha eligieron uvas del Valle de Uco, que luego tuvieron una crianza en barrica de 12 meses. Sin dudas, un Malbec hecho y derecho: Intenso y muy frutal en nariz, equilibrado y fácil de beber. ¡Muy rico!

Luego, el intenso blend CORAZÓN DEL SOL 2012 sorprendió a más de uno. Se trata de un corte de Grenache, Syrah y Mourvedre al estilo del Ródano, elaborado con uvas cultivadas en el Valle de Uco, muy frutado y deliciosamente especiaciado en nariz y una muy buena boca.



Muy aplaudido fue el Malbec de Luján de Cuyo VIÑA COBOS BRAMARE MARCHIORI VINEYARD 2013, complejo e intenso en nariz (frutado y floral) y muy de muy pero muy buena boca: acidez, cuerpo y estructura se combinan en perfecto equilibrio. Vale destacar que esta bodega fue recientemente adquirida por Molinos Río de la Plata.

Igualmente aplaudido fue el siempre espléndido SOTTANO JUDAS, que tiene una excelente evolución en copa. Este Malbec, elaborado íntegramente con uvas cultivadas en Luján de Cuyo, ofrece todo lo que un gran producto debe ostentar: intensidad y complejidad aromática, más una boca excelente con cuerpo, estructura, acidez, largo final y sabores retronasales idénticos a los percibidos en nariz.

También OCTAVA SUPERIOR capturó la atención de todos. Se trata de un proyecto que desarrollan en conjunto el enólogo Marcelo Pelleritti y el músico y sommelier Pedro Aznar. Este vino es un ensamblaje tinto de Malbec, Cabernet Franc y Syrah. ¡Muy bueno!

Para el final, una gran sorpresa: el obsequio de una torta de a una de las viajeras del grupo, ya que ese día era precisamente su cumpleaños. ¿El brindis? Con RAMA NEGRA EXTRA BRUT, elaborado con Chardonnay, Sauvignon Blanc y Viognier.

Luego de todo lo catado, el siguiente paso fue una abundante cena en el Grill Q del hotel, donde disfrutamos de unas abundantes parrillas plenas de carnes al estilo argentino.

Finalmente, tras un día muy intenso, todos fuimos a dormir para prepararnos: ¡al día siguiente nos esperaban visitas y catas muy interesantes!

En breve continuaremos con el relato. ¡Estén atentos!



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