Por Daniel Fassardi

Es curioso el modo en que las cosas ocurren. A veces pasan, simplemente, porque deben hacerlo. No es mi intención convertir este espacio en un sitio de reflexión filosófica. Pero sí con estas líneas introductorias busco destacar lo azaroso que puede resultar un maravilloso descorche. Entonces, sin más preámbulos, quiero hablar de una de las joyas de la viticultura argentina, nada menos que Cobos Malbec Marchiori Vineyard, que llegó a mi copa y mi paladar por una más que feliz coincidencia.

¿Cómo fue que el azar jugó su carta? En el modo de un mensaje equivocado de WhatsApp. Quería escribir a mi querida amiga S., aunque terminé enviando un texto a otra querida amiga S. Me di cuenta del error cuando el mensaje fue respondido, aunque por suerte la receptora de líneas no se percató del error. “Del cómo estás, tanto tiempo” se pasó al “podríamos tomar algo interesante un día de estos”, concluyendo en un categórico “encontrémonos esta noche para brindar”.

Fiel a mi estilo, puntualmente llegué al departamento de mi amiga, llevando las prometidas empanadas de Acuarela Kitchen, que en verdad son deliciosas. Todo estaba presto: manteles individuales, platos, copas, las infaltables melodías de Chet Baker y una champañera con abundante hielo donde descansaba el Cobos protagonista de este relato, de la cosecha 2014.

Realmente me sorprendí por la etiqueta, siempre presente en mis wish lists. Pregunté por qué semejante descorche. La respuesta fue muy simple: “por qué no”.

Por supuesto que el vino estuvo realmente a la altura de las expectativas, que de hecho fueron superadas.

Pare tener una idea de qué se trata este vino, transcribo textualmente de la web de la bodega los datos técnicos del viñedo Marchiori. “Distrito: Perdriel. Región: Luján de Cuyo • Mendoza, Argentina. Altitud media: 995 metros. La propiedad, lindante con nuestra bodega, tiene 45 ha plantadas que contienen vides de Malbec, Cabernet Sauvignon, Chardonnay, Petit Verdot y Merlot. Los suelos son de capas profundas y buen drenaje, texturas que varían de franco-arcillosas a franco-arenosas y ligeramente alcalinas. En profundidad se encuentra una capa de cantos rodados y piedras redondas. Durante la época de maduración, la amplitud térmica es de 14,4º C. Se utiliza un sistema de riego mixto, superficial y por goteo. La poda se realiza a cordon pitoneado. El viñedo Marchiori es una parte importante en nuestra historia. Las uvas de Malbec del bloque C2 dieron origen a la cosecha inaugural de la bodega, el Cobos Malbec 1999”.

¿Con qué nos encontramos en la copa? Con un vinazo que lleva el sello de Paul Hobbs, propietario y alma mater de la bodega. A la vista se observa un color rubí con ribetes violáceos y una profundidad intensa. En nariz presenta una alta intensidad aromática, aunque necesita mucho tiempo en copa para expresar lo mejor de sí; se perciben notas a fruta roja madura, alguna especia leve, un punto floral y claros toques de chocolate y café (vale destacar que tiene una crianza de 18 meses en barricas francesas). En boca es una gloria: seco, de buena acidez, gran cuerpo y taninos firmes pero para nada agresivos; su final es largo, persistente y muy placentero. Un verdadero lujo hecho vino.

El tiempo pasó, la charla se intensificó y el vino, finalmente, se terminó. ¡Había ganas de más! Pero, claramente, esa ya es otra historia.

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