Por Alejandro Sciscioli

En esta web amamos al vino por sobre las demás bebidas. Está bien claro que esa es la razón de nuestra existencia como medio de comunicación. Sin embargo, cuando llegó a la redacción un convite para disfrutar de una cena maridaje con cervezas artesanales rusas, no hubo que pensar demasiado para aceptar ser parte de la experiencia, ¡porque a ese espumoso brebaje también lo disfrutamos con gran alegría y devoción!

Por ello, el pasado viernes 26 de agosto puntualmente llegamos a la hora señalada al Galpón Criollo, local especializado en carnes asadas que funciona con el estilo de los espeto corrido de Brasil, listos para enamorarnos de la propuesta elaborada por el chef ejecutivo de la casa, Máximo Paladino, y Sergio Lahaye, principal ejecutivo de ProPerformance, la firma que representa, distribuye y comercializa la marca Baltika, la cerveza que sería la reina durante toda la velada.

Primeramente, Máximo brindó las palabras de bienvenida, y luego Sergio dio una breve y muy somera explicación técnica sobre la elaboración de la cerveza. Y luego, sí, la espuma fue creciendo y la comida para la armonización fue llegando a los platos.

Así, primeramente se sirvió Baltika 5, cerveza dorada y muy fresca, acompañada de una propuesta finger food: un nigiri sushi de salmón con wasabi, tamago (especie de tortilla de huevo al estilo japonés) y un mini bocadillo caprese.

Luego, junto la Baltika 8, cerveza de trigo sin filtrar, llegaron varias opciones de embutidos asados de cerdo y carne de cerdo (lomito y costilla).

En tercer término, mi favorita entre todas las variedades de la marca, Baltika 4, una amber lager elaborada a base de centeno que ofrece sabores intensos, frutados y tostados. El maridaje: cortes varios de carne vacuna y de cerdo, más un guisado de cordero ¡maravilloso! Mención especial para esta cerveza: no podés perdértela.

Seguidamente llegó la Baltika 9, una strong lager de 8% de alcohol que acompañó muy bien cortes varios de carne vacuna.

El broche de oro fue la Baltika 6, deliciosa cerveza negra (estilo porter) que acompañó a la  perfección todos los dulces que pudimos acopiar de la mesa de postres, especialmente aquellos a base de chocolate.

Vale destacar que todas las cervezas se sirvieron en su temperatura óptima, que no es precisamente muy fría, como erróneamente quieren hacernos creer lo fabricantes de marcas de alta rotación mediante bombardeos mediáticos: al igual que ocurre con el vino, la baja temperatura esconde los defectos.

En suma, salimos muy contentos luego de vivir una noche de viernes diferente, entre amigos, con excelentes cervezas y muy buenos cortes de carne. ¡Sin dudas volveremos por nuestra cuenta para repetir la experiencia!

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