Por Alejandro Sciscioli

En el mundo del vino, cuando hablamos de participar en una cata, lo que usualmente se entiende es lo siguiente: en una copa se servirá la bebida de nuestro afecto y los catadores nos encargaremos de detectar las virtudes de lo probado.

Hasta allí, todo simple. Pero, ¿y si nos invitan a una “cata de copas”? Porque claramente al vino sí podemos catarlo, pero a la inversa la cuestión se complica.

Y no estaba equivocado. En el correo electrónico estaba muy claramente expresado que el motivo de la invitación era para una “cata de copas Riedel” y no para una “cata con copas Riedel”.

Fue así que en la noche del pasado miércoles 3 de septiembre dije “presente” en el show room de la Distribuidora Gloria, sitio elegido para una experiencia, muy curioso por participar de lo que, luego, se transformó en una vivencia inolvidable.



SOBRE RIEDEL. Es difícil encontrar a un vinero (o whiskero, foodie, etc.) que no conozca a la marca austríaca Riedel. Su fama es inmensa y, su demanda, también. ¿Un ejemplo? En Paraguay hubo quiebre de stock en el 2013 y la llegada de un nuevo contenedor a inicios de este año fue motivo de celebración.

Cuando de copas hablamos, mencionar a la marca austríaca Riedel significa que nos estamos refiriendo a una casa cristalera que marcha a la vanguardia en el diseño de copas para vino. De hecho, quien firma estas líneas tiene también en su casa un juego de estas copas.

Entonces, ¿cómo es eso de catar copas? Simple: probar diversos diseños con distintos tipos de vinos para observar cuál es la diferencia.



LA EXPERIENCIA. Al ingresar al salón, un centenar de sitios estaban prolijamente dispuestos. En cada espacio, tres copas distintas, más tres vasitos con vino, una botella con agua y tres pedacitos de chocolate, aguardaban a cada participante.

Fue entonces que tomó la palabra Walter Kramer, director regional de Riedel, para dar inicio a la velada.

El ejecutivo explicó que se trata de una empresa familiar con más de 250 años de historia cristalera en Europa. Durante siglos, la organización se dedicó a producir lo que el mercado requería. Y no fue hasta inicios de la década de 1960 que Claus Riedel reparó en que el aroma, sabor y equilibrio de los vinos estaban afectados por la forma del recipiente en el que eran bebidos.

En 1961 se presentó un concepto revolucionario cuando el catálogo de Riedel mostró por primera vez un juego de copas para vino con tamaños y formas diferentes, sopladas con cristal del mínimo espesor posible, sin adornos y reduciendo su diseño a lo esencial. A partir de 1973 se inicia la gama de cristalería denominada Sommeliers que, desde entonces, además de cosechar numerosos premios, se ha convertido en el patrón de calidad que las copas para degustar vino deben alcanzar.

Hoy, las líneas se han multiplicado, pero la idea esencial de que cada varietal tiene la copa exacta se mantuvo intacta a lo largo del tiempo.



ENORMES DIFERENCIAS. Tras la presentación, Walter nos instó a servirnos un poco de agua en cada copa: una diseñada para Pinot Noir, otra para Malbec y la última para Cabernet Sauvignon. Luego nos invitó a beber pequeños sorbos de agua para que todos pudiéramos notar el modo en que el líquido, según el diseño de la copa, llegaba a lengua y se distribuía por la boca de modos distintos.

Luego, pusimos el fantástico Pinot Noir Private Reserve de Beringer en las tres copas y nos dedicamos a oler en cada copa y luego a beber de cada una de ellas. Y también probamos el maridaje con uno de los chocolates.

En segundo término, repetimos la experiencia con un Navarro Correas Reserva Malbec y, finalmente, le llegó el turno al cada vez más rico Finca Las Moras Black Laber Cabernet Cabernet, siempre realizando los maridajes con el chocolate.

Las conclusiones, sin dudas, son pocas pero concluyentes.

Primero, queda clarísimo que la investigación y el desarrollo de productos que llevan adelante los expertos de la marca es impecable.

Segundo, el Pinot Noir sin dudas se destacó (y por mucho) en “su” copa, al igual que el Malbec y el Cabernet. No es que el vino se malograra en la copa que no ha sido diseñado específicamente, pero las virtudes de cada una de las etiquetas se vieron claramente potenciadas el utilizar la copa correcta.

Tercero, puede decirse que Riedel es a las copas lo mismo que Ferrari a los automóviles.

Para conocer más sobre la marca y las líneas de copas y decantadores que se comercializan en el país, podés visitar la fan page de Riedel Paraguay haciendo clic acá. También podés ponerte en contacto con el sommelier Oliver Gayet, su importador en Paraguay, llamando al 021 622622 o al 0982 479037.