Recientemente, la bodega chilena Viña Emiliana cumplió 20 años del inicio de su conversión de un establecimiento vitivinícola tradicional a uno en el que apliquen las filosofías de producción orgánica y biodinámica. Con motivo de esa celebración, la casa de vinos editó una revista especial en la cual repasó la historia y enumeró los logros. Por considerarlo del interés de nuestros lectores, compartimos íntegramente a continuación uno de sus artículos

En 1998, los visionarios Rafael y José Guilisasti percibieron que el mercado estaba cambiando y que, poco a poco, los consumidores internacionales tomaban mayor conciencia de los productos que consumían, no solo por razones de salud, sino que también por sus impactos ambientales y sociales.

Entonces, junto al enólogo Álvaro Espinoza, comenzaron el proceso de convertir una bodega chilena convencional en una viña 100% orgánica y biodinámica, con el firme objetivo de crear vinos de la más alta calidad con gran respeto por la naturaleza. Dos décadas más tarde, lo que comenzó como un sueño se ha convertido en un completo portafolio, adaptado a las nuevas necesidades de los consumidores, y que ha recibido gran reconocimiento nacional e internacional.

Gracias a la pasión que caracteriza a Emiliana, el viñedo produce vinos con un carácter y una personalidad únicos que son la máxima expresión de su terroir. Esta excelencia se ha logrado respetando la armonía natural de la tierra y considerando el viñedo como un recurso vivo que debe ser protegido.

A lo largo de estos años, Emiliana ha logrado mantener el dinamismo en el crecimiento de sus ventas, ha mejorado sus resultados y ha aumentado su facturación. Ha ido construyendo relaciones de confianza con sus colaboradores, valorando a las personas que hacen posible que sus vinos lleguen a las copas de los consumidores y que comprenden que a través del cuidado de la tierra es posible obtener expresiones auténticas y únicas en nuestros productos. 



Hoy los vinos de Emiliana se encuentran en más de 55 países con un portafolio atractivo e innovador, siendo los principales mercados: Estados Unidos, Holanda, Dinamarca, Chile, China y Canadá. 

Existe también un compromiso con el equipo, el medio ambiente y la comunidad, que se ha traducido en cientos de hectáreas orgánicas y biodinámicas certificadas por ECOCERT (Francia) y Demeter (Alemania), además de contar con prácticas de Responsabilidad Social y Comercio Justo que nos permiten obtener la certificación de Fair Trade.

Todo el trabajo de Emiliana se centra en un concepto único: Excelencia. En la armonía entre la máxima calidad de sus vinos y el respeto por el medioambiente y su gente.

Gracias a este credo, Emiliana llega al 2018 con numerosos reconocimientos, destacando los altos puntajes otorgados por los críticos internacionales James Suckling y Tim Atkin a los vinos Gê y Coyam, como también por la alta valoración al Signos de Origen, Novas y por su vino revelación Salvaje, en la guía Descorchados de Patricio Tapia.

En 2018, Emiliana corona sus 20 años integrando el selecto grupo de las 50 marcas de vino más admiradas del planeta (“The world’s most admired wine brands”) y la primera viña del país en Turismo Sustentable en los “Best of Wine Tourism Award 2018”.

En tan solo 20 años.

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