Hay errores que se pagan caro, y si no pregúntenle a los empleados del restaurante de Balthazar, de Nueva York, donde accidentalmente se sirvió un vino de US$ 2000 a una pareja que había pedido el vino tinto más económico de la carta (un Pinot Noir de US$ 18). Si bien el hecho ocurrió en el ya lejano 2002, el mismo fue compartido recientemente, según publicó la revista especializada británica Decanter, noticia que a su vez fue replicada por el diario La Vanguardia.

Lo concreto es que Keith McNally, el dueño del establecimiento gastronómico, “decidió compartir esta historia que sucedió en 2002, hace tan solo unos días”. Clic acá para ver el posteo original en la cuenta de Instagram.

El error surgió cuando, en una mesa, cuatro empresarios de Wall Street habían pedido el vino más caro de la carta, nada menos que uno de los cinco Premier Grand Cru Classe de Burdeos: Chateu Mouton Rotschild, de la cosecha 1989. En otra mesa, una pareja había ordenado el vino más económico de la carta.

PublicidadEl mozo a cargo del servicio en ambas mesas había servido los dos vinos en decantadores idénticos y, lo que podía salir mal, ¡ocurrió!: el Pinot llegó a la mesa de los empresarios y el Mouton Rotschild a la de la pareja.

“La mesa de Wall Street no solo no notó la diferencia sino que, según McNally, uno de ellos "probó el vino barato antes de estallar en éxtasis por su 'pureza'". Mientras tanto, la pareja que había pedido la botella de 18 dólares bromeó e hicieron ver que estaban tomando un vino más caro”, indica el artículo de La Vanguardia.

Publicidad“Cuando el propietario se dio cuenta del error, informó enseguida a las dos mesas de lo sucedido. Aún así, a la pareja se le permitió terminar el Mouton Rothschild 1989, desenlace que aceptaron de muy buena gana. Según McNally, era “impensable” retirarles la botella a esas alturas. Por su parte, los empresarios respondieron al dueño que sí les había parecido que el vino no era el que habían pedido. Aún así, concluye McNally en su post de Instagram, ambas partes abandonaron el restaurante felices. Aunque unos quizá un poco más que los otros”, finaliza el artículo.

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