Por Ricardo Grassi

Rememorar los vinos degustados en el 2012 que hayan dejado una marca en mi copa es como encontrarse, de pronto, con una caja llena de fotos donde cada una que ves te transporta a esos momentos vividos, cargados de sensaciones.
Por una cuestión de cercanía a la fecha del descubrimiento, el primer rótulo que se me viene a la memoria es el Aluvional 2009 un Malbec de Zuccardi que me encantó por sobre todas las cosas por su equilibrio y personalidad, además de haber tenido la suerte de degustarlo junto al gran Pepe Zuccardi, propietario de la bodega y patriarca del clan familiar.
Otro excelente vino fue el Emma Bonarda 2009, también de Zuccardi, que sin lugar a dudas el mejor que yo he probado en cuanto a esta cepa. Este producto proviene de un viñedo de 30 años, que nos entrega algo que es un verdadero placer para los sentidos: mucha fruta en nariz y, en boca, taninos redondos pero con un gran carácter; una verdadera mermelada. Y claro, el plus es que se trata de un homenaje para una gran mujer.
También llega a mi memoria el Pulenta Corte VII, un blend conformado por cinco cepas (Malbec, Merlot, Cabernet Sauvignon, Petit Verdot y Cabernet Franc). Palabras más, palabras menos, el lema de la bodega es “Hacer vinos de calidad para que la gente disfrute”, ¡y vaya que lo lograron con este vino impecable!, que es de esos que se definen en tres palabras: QUE RICO VINO, ni más ni menos.
Otro imperdible es Viu Manent Malbec 2008, un vino chileno para comparar mano a mano con cualquier Malbec del otro lado de la Cordillera.
Luego recuerdo el Viñedo Chadwick 2008. Qué puedo decir de un caldo de 97 puntos Parker, Cabernet Sauvignon, elegante, con una columna vertebral bien marcada, aterciopelado, pero muy vivaz a la vez, enérgico pero amigable. ¡Excelente!
Tuve el placer de probar Las Mercedes 2008, de J Bouchon, un ensamblaje único para disfrutar. Es de esos vinos que nunca alcanza, por eso cuando lo tomes no te contentes con una sola botella, ya que es MUY TOMABLE.
No quiero olvidar al Founder’s Collectión Undurraga Carmenere 2009, con paso en roble y guarda en botella. Es sumamente suave en el paladar, de taninos persistentes.
Tampoco puedo dejar de lado al Felipe Rutini Apartado 2006, un blend de Cabernet, Merlot y Malbec que probé por primera vez a principios del año pasado, en una cata de este portal. Lo recuerdo estructurado y armonioso, de taninos suaves y persistentes.
A continuación, el único blanco de mi lista, el Pegasus Bay Riesling 2006, infectado con botrytis cinerea o “podredumbre noble”. Posee un color dorado intenso y, servido a la temperatura indicada y en una ocasión ideal del cual no me voy a olvidar, quedó para siempre en mi memoria ese dulzor característico que es hongo aporta a los vinos de cosecha tardía.
Para despedirme, una perla que tuve el enorme privilegio de degustar en una cata vertiral, el Don Maximiano 1983 (ícono de Viña Errázuriz). Le cabe una sola palabra: INCREÍBLE.
Muchas gracias, y hasta la próxima.