Por Alejandro Sciscioli

Hace mucho tiempo que debería haber escrito esta crónica. Pero, entre las “urgencias demasiado urgentes” que debí atender, más una serie de aspectos secundarios que distrajeron mi atención, recién a esta altura de agosto logré sentarme a contar qué fue lo que ocurrió aquel ya lejano 7 de mayo, cuando realizamos en conjunto entre Parawine.com y El Club del Sommelier una cata dirigida especialmente a los lectores del portal.

El encuentro fue posible gracias a la gestión de Mariel Corvalán, brand manager de la firma que importa localmente los vinos de Viña San Pedro, quien contactó con nosotros y nos abrió la posibilidad de concretar la cata. También fue ella quien se encargó, junto a la sommelier Silvia Huguet, de que todo esté presto y listo para el evento. Si tuviese que dar una nota al equipo organizador, sin dudar hubiese otorgado un “10”.

La velada se realizó en el domicilio de este servidor, y fue voz cantante Pablo Candia, ejecutivo comercial de la viña, quien llegó al país especialmente desde Chile para participar del evento y, además, fue el encargado de ir presentando cada uno de los productos en degustación.

A su vez, Silvia Huguet y la anfitriona Sakura Kojima, encargada de la cocina, fueron presentando los maridajes.

¿Cómo accedieron a sus lugares los asistentes? Por sorteo, tras lanzar una serie de consultas en la fan page de Facebook que debían ser respondidas correctamente.

¿QUÉ SE DEGUSTÓ? Una interesante selección, obra de la sommelier.

Todo comenzó con Castillo de Molina Sauvignon Blanc 2010, que acompañó maravillosamente una Fritatta de rabas. El vino resultó, pese a su edad, muy fresco y frutado, con suavísimas notas florales, un toque herbáceo, una leve nota a espárragos, más un claro toque cítrico. En boca es fresco y presenta muy buena acidez; quedan luego en retronasal notas a pimiento verde y un dejo herbáceo.

Luego le llegó el turno al 35 Sur Merlot 2011, que casó a mil maravillas con unos Ravioles en salsa fileto. De color rojo rubí profundo y brillante, este vino presenta una excelente nariz frutada, expresiva y compleja, con notas a fruta roja, ligero toque mentolado; en boca presenta rica acidez y buen cuerpo, es untuoso, sedoso, gentil, fácil de tomar; en retrogusto aparecen notas a café.

Posteriormente, junto a unas Gyoza (versión japonesa de las empanaditas chinas), se sirvió el 1865  Carmenere 2010, un vino complejo que explota en nariz, adonde se percibe muchísima fruta roja fresca, suaves notas herbáceas, más toques a chocolate, café, especias y un dejo a uva pasa. Tiene una muy rica boca, con buen cuerpo, acidez equilibrada y redondez; se perciben luego las notas frutales; buen final.

El cuarto paso del menú estuvo compuesto por unos Tournedos de lomito, con panceta y milhojas de papa con reducción de cebolla morada que casaron a la perfección con el 1865 Cabernet Sauvignon 2011 que fue elegido. En nariz, el vino es interesante, pues tiene un agradable equilibrio entre fruta y madera, con notas a vainilla y algunos toques a mermelada. En boca posee buen cuerpo y estructura, con notas a vainilla y chocolate, especiado y algo picantito, más taninos presentes pero agradables, característica que lo que transforma en un producto muy amable.

El final a toda orquesta llegó con un Capricho de chocolate, dulce de alcayota y queso azul y un estupendo Cabo de Hornos 2008. ¿Qué agregar a todo lo bueno que ya escribimos en el portal sobre este vino? Este fantástico blend compuesto de 63% Cabernet Sauvignon, 36% Syrah y 1% Malbec, ícono de la Viña San Pedro, tiene una nariz elegante y compleja, donde destacan las notas a cassis y suaves toques minerales, más notas a uva pasa y un suavísimo dejo a mentol. En boca es balanceado, con buen carácter, cuerpo y estructura, más un final largo, agradable y persistente.