Por Alejandro Sciscioli

Si la primera noche de la Expo Vino 2012 fue un éxito, tanto en la cantidad de público que acudió a la cita como de calidad de etiquetas servidas, la segunda y última fue un exceso. Utilizo la palabra exceso porque en esa jornada, verdaderamente, se produjo una fiesta a la que ningún vinero de ley faltó (hubo una “multitud brindante”), mientras que los expositores subieron la apuesta del día anterior, sirviendo grandes productos.
Como el día anterior realizamos todas las entrevistas a personajes que acompañaron las actividades en los stands, pude dedicarme más tranquilamente al cada vez más divertido ejercicio de la degustación.
Y la verdad que estuvo muy bueno ese juego, pues me topé ante sorpresas muy intersantes.
Primero que nada, y debido a que el stand de la firma Decanter se encontraba junto enfrente del espacio designado ocupado por mis compañeras de la revista HC Gourmet (adonde pude dejar todos mis petates), pude probar una rara joyita llamada Enrique Foster Firmado 2004, cuya última botella en el país se abrió para la ocasión (luego se descorcharon de otras cosechas más recientes). Se trata, sin dudas, de un gran Malbec argentino, con color, aromas y sabores excepciones, elegante, con delicados cuerpo y estructura. Para tomar y tomar.
Luego me interesé en Los Boldos Momentos Carmenere 2010, que resultó muy típico: herbáceo, frutado y suave. “Huele a Chile”, me dijo un amigo al cruzarnos en el salón mientras tenía algo de este vino en la copa. Y sí, tenía razón.
El que llenó mis expectativas fue Norton Malbec 2011, un vino joven, frutado, expresivo, dulzón, suavecito… Para tomar todos los días y no cansarse.
Otro vino que da para tomar todos los días es el Terrapura Cabernet Sauvignon 2010, muy expresivo, frutado, especiado, con pocos taninos. Otro poco de Chile en tu copa
Al rato, me acerqué para probar otro Carmenere, Marqués de Casa Concha 2009, otro gran hijo de Chile: con hermoso color carmín y notas a locote rojo, fruta roja madura y un suave dejo herbáceo; en boca, buena entrada y gran equilibrio.
Al rato, su hubiese tenido un sombrero seguro iba a quitármelo ante el Trapiche Finca Las Palmas Malbec 2008 que tuve la suerte de degustar. Este vino me sorprendió. Ya nos conocíamos y era su admirador, pero superó por lejos mis altas expectativas: notas a fruta fresca y ese suavísimo toque floral que distingue a la cepa insignia argentina, más una gran entrada en boca, suavidad, equilibrio y elegancia hicieron que me detenga un rato a terminar la copa, tranquilamente.
Otro viejo amigo con el cual me reencontré fue el Santa Carolina Barrica Selection Cabernet Sauvignon, esta vez de la cosecha 2010. Y no me defraudó en lo más mínimo. ¿Con qué me encontré? Con vino expresivo, muy frutado, especiado, de buena acidez en boca. Este es uno de esos vinos “sociales”, para tomar entre amigos, copa a copa, dejando que la noche pase y las emociones fluyan.
También me gustó mucho volver a tener contacto con Nieto Senetiner DOC Malbec 2009. ¿Qué decir de este vino? Lo resumo en dos palabras: ¡¡¡Muy bien!!! Argentina en tu copa: fruta, elegancia y equilibrio en un gran producto.
También tuve el privilegio de degustar dos muy buenos hijos de Trivento, ambos Malbec, uno de la línea Reserve y, el otro, Golden Reserve. El primero, muy bueno; segundo, fantástico. ¿Hace falta que agregue más?
Luego le llegó el turno al Salentein Reserva Malbec 2010. Interesante desde todos los costados: lindo color, rica nariz (con buena fruta y algún dejo ahumado) y gran boca. ¿Qué más podemos pedirle a un vino?
Por otro lado, el Oveja Negra 2010 (un blend de Cabernet Franc y Carmenere) me pareció muy interesante como propuesta enológica: la primera variedad aporta cuerpo y estructura, la segunda, fruta y elegancia; combinadas, sorprenden. Eso sí, conviene esperarlo un poco para que gane en equilibrio, ya que los taninos están presentes.
Otro producto bien estructurado que llegó a mi copa fue el Chañarmuyo Reserva Tannat. Oriundo de la provincia argentina de La Rioja, este vino tiene todo lo que un buen asado necesita: cuerpo, estructura, volumen y taninos para sacar la grasaq del paladar y aportar un buen contraste de sabor a la carne.

“PEDILE QUE TE SIRVA”. En cierto momento, cuando la fiesta estaba en su apogeo, volvimos a cruzarnos con Beto Barsotti, gran conocedor. Se me acerca y me dice: “Oliver (Gayet) acaba de invitarme algo espectacular. Pedile que te sirva”. Obediente, fui nuevamente hasta su stand y le dije que me diera lo mismo que había puesto a mi colega en éxtasis. Así fue que llegó inesperadamente a mi copa J. Bouchon Mingre 2007, ícono de la viña chilena, un blend para alquilar balcones con Cabernet Sauvignon, Malbec, Carmenere y Syrah. Los elogios que pueda escribir son pocos: bellísimo color rojo rubí profundo y brillante, nariz  compleja y una boca espectacular hacen que tu cita con este vino sea impostergable.
Hubo espacio en la copa para un vino más, que había tenido la fortuna de conocer no hcae mucho, en una cata organizada en Le Sommelier. Me refiero al Kankana del Elqui Syrah 2007, un vino que la primera vez me cautivó y, la segunda, me sedujo. ¿Sus características? Complejo, muy expresivo, frutado (notas maduras), especiado, con toques a café y chocolate; En boca es una fiesta: gran entrada, buenísima acidez, dulzón, con delicados sabores frutados y a café. En suma, una delicia.
Podíamos habernos quedado para seguir disfrutando de la fiesta junto a queridos amigos que habían concurrido al encuentro. Sin embargo, preferimos emprender el retorno manteniendo en la memoria el instante en que se realizaban los sorteos, con la gente disfrutando al máximo del momento.
Como balance queda el saldo de casi dos mil concurrentes, que con su entusiasmo ayudaron a que la fiesta haya sido un gran espectáculo.
El año que viene, esperamos, la apuesta crezca y se pueda convocar a más personas inquietas que deseen comenzar a caminar por este hermoso camino del vino, una bebida que hermana a las personas y hace felices a los corazones.

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