Por Florencia Parodi

Además de todo su significado espiritual y los rituales religiosos, la Semana Santa se ha convertido también en un tiempo que une a las familias, y en el que se comparten una serie de tradiciones gastronómicas ya fuertemente arraigadas en la cultura. ¿Y qué mejor acompañante para las mesas que un buen vino?

Ahora bien, maridar los platos típicos o más consumidos en estos días no es tarea fácil. Tenemos carnes, harinas, preparaciones con queso, etc. Por eso, decidimos elegir algunas de las comidas más comunes y les buscamos vinos que sean buenos compañeros, para que puedas disfrutar y animarte a jugar con los sabores.

ALMIDÓN. La chipa es sin dudas lo que no puede faltar durante la Semana Santa paraguaya, y aunque el cocido es su dupla, también es posible disfrutarla con una buena copa de vino. Lo importante a tener en cuenta con la chipa es el almidón, ya que deja una textura harinosa en la boca y determina qué tipos de vinos quedarán mejor. Los tintos, no tanto, ya que los almidones no son muy buenos amigos de los taninos, muy presentes en vinos como el Cabernet Sauvignon, el Cabernet Franc, el Tannat, etc.

Entonces, ¿cuál? Un vino blanco aromático y fresco, con una buena acidez puede funcionar muy bien. Un Sauvignon Blanc como el Aconcagua Costa de Errázuriz es una buena opción. O por qué no un Torrontés con ese perfil floral que lo caracteriza (Labrum de El Porvenir de Cafayate es una muy buena opción). Los rosados son otra propuesta, en el mercado tenemos uno ideal para la ocasión, el Carmela Benegas, con su intenso aroma a frutos rojos y elegantes notas vegetales (vale recordar que es un rosado de Cabernet Franc).

Pero, si lo tuyo es el tinto, entonces optá por cepas de bajos taninos, como un Pinot Noir. Si te gusta la idea, podés probar el de Matua, o bien el de la línea Reserva de la bodega uruguaya Pizzorno.

Ahora si la chipa es un poco más gourmet, como una cuatro quesos o con queso azul, ahí sí podemos hablar de tintos un poco más intensos, un Malbec sin madera (aplican Invisible, Casa Petrini y Roca Volcánica, todos elaborados por la mendocina Casa Petrini), o un Merlot como el de Bodega Sottano. Y no olvidar que el gran comodín de los espumosos secos tampoco falla. ¿Algunas ideas? Nieto Senetiner Brut Nature o Nieto Senetiner Ganrde Cuvée, María Codorniu, Saint Felicien Nature y Estelado Brut Rosé, entre muchos otros.

PESCADOS. Durante el Viernes Santo no se come carne y el pescado es el reemplazo más común. Ahora bien, cada casa es un mundo y acostumbra a prepararlo de manera distinta. Así que vamos por parte. Pescados asados, a la parrilla, y sobre todo si son pescados grasosos (ya sean de mar o de río), pueden quedar muy bien con blancos con cuerpo como un Chardonnay con madera, como podría ser el Navarro Correas Reserva. Si en todo caso preferís blancos más frutales, probá Nicasia Blanc de Blancs o un Albariño, como el que elabora Viña Las Perdices (acá no podemos olvidar a los DO Rias Baixas Albariño presentes en el mercado, Ramón Bilbao y Pazos das Bruxas), así como también el DO Rias Baixas Marques de Vizhoja (Condado do Tea).

Los espumosos también serán muy buenos compañeros (como lo son siempre) y tenemos varias etiquetas en el mercado local, alguno de la bodega Cruzat no va a fallar. Eso sí, idealmente secos. Y si querés ir con un tinto, elegí uno joven, sin mucha madera y de bajos taninos, como un Pinot Noir de las marcas ya mencionadas (podríamos sumar Montgras Reserva) y tal vez un Bonarda (Colonia Las Liebres, Finca Las Moras o Tercos).

Si el pescado viene en el clásico chupin, podemos elegir blancos idealmente con un poco de crianza y de cepas como la Chardonnay o la Viognier, e incluso blends, como el Mosquita Muerta Blend de Blancas o el blend blanco Signos de Origen de Viña Emiliana. También un vino de alta acidez para contrarrestar la grasa de la crema en este tipo de preparaciones, como un Sauvignon Blanc o un Riesling y aquí podés encontrar el Luigi Bosca Las Compuertas.

También tenemos pescados en tartas, mezclados con salsa de tomate, y ahí tal vez nos jugamos por un tinto como Sangiovese, como el de Escorihuela Gascón.

ASADOS. Algunos hacen la “última cena” el Jueves Santo y lo celebran con un gran asado, otros lo hacen el domingo de Pascua. Cualquiera sea el día que elijan en tu casa, cuando hablamos de asado, los tintos toman la delantera. Acá sí, el bien querido Cabernet Sauvignon obra su magia, y tenemos muchísimas etiquetas en el mercado, desde los más tradicionales como el argentino DV Catena o los chilenos Casillero del Diablo y Viña Aresti Trisquel, a otros exponentes como podrían ser los Viña Cobos y sus diferentes líneas, aunque no podemos dejar de destacar los sudafricanos Fleur du Cap y Nerderberg, así como el australiano Penfolds Koonunga Hill. ¿Igualmente te gustaría un Malbec? Punta de Flechas o Flechas de los Andes Gran Malbec estarán a la altura, sin dudas.

No obstante, hay todo un mundo de vinos para maridar con carnes. El Cabernet Franc con su carácter especiado es una opción y nuestra recomendación es ir por La Mascota o El Enemigo. Un Syrah como el de Marqués de Casa Concha con sus aromas y sabores potentes. O bien, darse una vuelta por el viejo mundo, que bien sabe de vinos de gran carácter, no dudes en elegir una etiqueta de Bodega Torres, o ir por los Beronia, vinos de la DOCa Rioja que con la  Tempranillo hacen magia: un Reserva o mejor aún, un Gran Reserva, quedarán fantásticos.

 Y si en vez de carne roja optás por el cerdo, te recomendamos probarlo con blancos con cuerpo y crianza en madera (Angélica Zapata, Cobos Bramare Los Arbolitos o Amelia), o un tinto Merlot de carácter más frutal como el Don Próspero Merlot de Pizzorno.

MAIZ. Se trata de un ingrediente, pero debido a su importancia en los platos de Semana Santa, le hicimos un espacio aparte, ya que la textura en boca y su sabor dulzón pueden resultar protagonistas en un plato.

Dependiendo siempre de la preparación, podemos elegir distintos vinos. En el caso del chipa guazú, podemos probar la recomendación de los chilenos, que es combinar choclo con un Carmenere de taninos elegantes y una de las bodegas especialistas es Terranoble, así que no dudes al elegir una etiqueta de sus líneas Reserva o Gran Reserva. También se puede pensar en blancos untuosos y con cuerpo, como los ya indicados, con guarda en barrica de roble.

Ahora, si hablamos de sopa, la harina de maíz puede dejarnos nuevamente esa textura harinosa en boca, por lo que te sugerimos pasar de largo los tintos con muchos taninos, y buscar blancos de buena acidez o tintos de bajos taninos, jóvenes y sin crianza en madera. También podemos optar por un espumoso seco (aquí podríamos pensar en los nuevos Tierra Sur, de Viña Santa Alicia). Algunas ideas: Andeluna 1300 Malbec, Los Vascos Chardonnay o Zonin Pinot Grigio.

¿Qué pasa si combinamos la harina de maíz con carne? Una buena sopa so’o nos pide tintos con cuerpo, un Syrah puede quedar muy bien, sobre todo si el relleno es muy condimentado, probá con un Penfolds y no te vas a arrepentir. También podés ir con un Cabernet Sauvingon de Los Vascos o un blend, como el Cocodrilo de Viña Cobos. Acordate que cuanto más intensa es la comida, normalmente necesitamos vinos igual de potentes.

CHOCOLATES. Los huevos de Pascua y los chocolates en general tampoco faltan en estos días, así que también les buscamos duplas. En este caso la clave está en el porcentaje de chocolate, ya que esto define el nivel de amargor. Los chocolates con leche, que suelen ser los más consumidos, quedan mejor con vinos tintos de taninos bajos, como el Pinot Noir o el elegante Merlot. 

Los que ya son amargos y semiamargos, necesitan tintos más robustos, con paso por barrica y si es maduro mejor, un Syrah o un blend con Cabernet Sauvignon como base, pueden funcionar. Pero sin dudas, lo mejor para maridar chocolates son los oportos dulces, maduros, con buen cuerpo y nivel de dulzor, una pareja realmente explosiva para el paladar.

Y si elegís el chocolate blanco (aunque tenga sus detractores), jugate por un Chardonnay cremoso, alguno de Napa Valley con madera, cuerpo y acidez para contrarrestar la grasa. O bien, un Pedro Ximenez de la región de Jerez, bien dulce y con muy buena acidez.

¿Te animás a probar estos maridajes? Contanos qué tal te va.