Por Rubén Darío Lugo
Miembro del equipo comandado por el súper prestigioso enólogo y consultor Paul Hobbs, Andrés se toma el tiempo para responder nuestras consultas, en el marco de la reciente Expo Vino Paraguay 2107. Para el evento, es un placer contar con experimentados profesionales que le brindan oxígeno puro al mundo del vino.
“Mi abuelo era italiano, de familia viñatera, siempre hemos tenido viñedos; anduve de chico por las piletas, sacando muestras y hasta molestando (risas)”, arranca definiendo su trajinar por este maravilloso entorno de uvas y barricas.
Andrés siempre supo lo que quiso ser. Una vez terminada la facultad (Don Bosco) comenzó a viajar, estudió la Licenciatura en Enología y estuvo dos temporadas en Nueva Zelanda, Italia y Estados Unidos, hasta que desde hace dos años recaló en Cobos para integrar el cuerpo de profesionales enólogos.
Parawine no puede evitar ir directo al grano y le pregunta sobre el renombrado Hobbs. “Es un tipo súper lógico, con mucho prestigio, logró grandes cosas en base al trabajo. Es muy meticuloso, científico. Una de sus máximas es: ‘no me preguntes si vos lo podés responder’. Entonces siempre exige un desarrollo propio, individual. Siempre te trata de par, nunca se pone en una posición de jefe”, detalla.
Hobbs recorre la viña durante la vendimia completa. Llega a Cobos cinco veces al año, definiendo los puntos de madurez “y nunca se le va de la cabeza lo que se puede mejorar; es muy meticuloso”.
Acoplado plenamente al equipo de enólogos, Vignoni adelantó por su parte que participará en la vendimia con Hobbs. Es que cuando no está en Cobos se pasa viajando y acumulando experiencia, como la que tendrá en Cahors, para ver sus proyectos de Malbec.
PURO PRESTIGIO. Cobos y sus líneas están muy consideradas por los admiradores locales, aún cuando la marca no contaba con representación en Paraguay. La gente, al viajar, traía en sus valijas algunas botellas. Todo tiene su porqué, y la presencia de Andrés en el equipo brinda la pauta de un trabajo serio.
Por eso, es bueno saber cómo es el trabajo cotidiano en la viña y en la bodega. Entonces, ¿cómo se van definiendo y puliendo las cosas para que todo salga como está planificado?
“No tener importador y que la gente igual conozca y busque la marca es para nosotros glorioso; eso habla del vino por sí solo. En Viña Cobos somos 40 personas, desde quienes podan hasta el presidente; el esfuerzo es enorme y nos enfocamos en hacer buen vino, ser ajustados y serios”, define.
En la parte comercial hay dos personas, mientras que los ingenieros agrónomos son cuatro para 300 hectáreas, “con lo que la consulta sobre la hilera tal, del cuartel tal y la finca tal, recibe una respuesta precisa, porque saben lo que está pasando en cada rincón”, según el enólogo.
En bodega, el equipo enológico se completa con Noelia Torres y Diana Fornasero, quienes forman con Andrés el dream team encabezado por Hobbs.
Andrés nos lleva de la mano por la historia de Viña Cobos: “Se funda sin edificio ni bodega. Sin nada propio. Se inicia alquilando vasijas y con un par de barricas, pero siempre con una visión muy clara: hacer el mejor vino de Argentina. Hace diez años apenas que tenemos bodega, chica pero bonita. Ahora estamos construyendo una segunda nave que nos permitirá trabajar más cómodos. Más que hacer algo grandilocuente, desde el minuto cero la concepción se centró en desarrollar un producto de calidad”, sostiene orgulloso.
GRANDES PLANES CON CABERNET. Nos concentramos luego en el Malbec de Cobos, y en la orientación hacia un Chardonnay (Felino). ¿Hacia dónde está mirando la bodega?, le consultamos, a lo que responde que Argentina no es solo Malbec y que hace diez años se planteó una segunda gran misión en la viña.
Por eso mismo Paul Hobbs sostiene enérgicamente que hay dos grandes regiones de Cabernet en el mundo: Napa y Burdeos; y Mendoza puede bien ser la tercera en jerarquía. Mientras otras viñas tienen sus segundas variedades, Cobos -sostiene- decidió ser la abanderada del Cabernet Sauvignon argentino.
Sobre las mejores zonas para el Cabernet Suavignon, expresa que Luján de Cuyo y el Valle de Uco tienen un gran desarrollo. “somos muy exigentes en los puntos de cosecha y no nos gustan las notas verdes en nuestros vinos (…) porque es una variedad de largo término, en cuestiones de madurez, la que siempre se cosecha al final. En el Valle de Uco hay algunos microterroirs que venimos trabajando para un Cabernet Suavignon típico, pero sin aristas, verdes ni taninos agresivos”, puntualiza.
La conversación con Andrés se torna cada vez más interesante, y para “sacarle el jugo” como corresponde se precisa de más relato y espacio, así que nos comprometemos a una siguiente entrega en la que este formidable enólogo nos seguirá transmitiendo sus conocimientos en torno a las variedades de la viña.
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