Por Alejandro Sciscioli

Uno de los momentos más destacados en lo que respecta a la movida vinera local del 2013 fue la presentación en sociedad de los productos que elabora la familia Miolo, y que son importados por la firma local Brumado. ¿Por qué poner en destaque estos vinos? Por su procedencia: llegan desde Brasil, con toda la pujanza de un grupo de empresarios que lucha con fuerza por poner a su país dentro del mapa vitivinícola mundial.

La presentación en sociedad se produjo el 25 de septiembre del 2013, durante un encuentro en el restaurante Le Sommelier. Allí, Oliver Gayet, propietario del local y referente del vino en el país, tuvo las palabras de apertura destacando justamente el avance en calidad que está logrando el vecino país en cuanto a sus vinos y, también, augurando un gran futuro a la marca Miolo en particular.

A SOLAS CON MORGANA MIOLO. Sin embargo, el plato fuerte de la noche fue la larga conversación mantenida con Morgana Miolo, una de las principales directivas de la firma brasileña, quien luciendo radiante un avanzado estado de gravidez tuvo toda la paciencia para despejar cada duda que se iba planteando.

La ejecutiva comenzó la historia por el principio de todo. “La familia Miolo empezó en Brasil su trabajo con el vino en 1897, cuando mi bisabuelo, Giuseppe Miolo, empezó a plantar las viñas en una región llamada Valle de las Viñas, ubicada al sur de Brasil, dentro de zona gaúcha, una de las principales zonas de producción de uvas en Brasil”.

Otro año importante en la vida de la empresa familiar fue 1989, cuando comienza oficialmente la marca Miolo. “Antes, la familia producía las uvas pero vendía la producción a otras empresas en la región y producía el vino solamente para la familia, sin marca. Hubo una crisis en los años 80, y ahí, sí, la familia decidió hacer su propio vino para agregar valor”.

Al mismo tiempo, los 3 hermanos de Morgana ya eran muy reconocidos en la región por la calidad de sus uvas. ¿Sus nombres? Antonio, Darsi y Pablo.

Hoy, Miolo tiene producción donde está la sede de la empresa, en el Valle de las Viñas, pero también posee dos bodegas en la frontera con Uruguay, conocida como Campanha Gaúcha. “Ahí tenemos los proyectos Almadén, que Miolo compro en 2009, y también en el municipio de Candiota tenemos un emprendimiento que se llama Seival”, prosigue.

Además, Miolo posee una sociedad con la española Osborne para la producción de Brandy. “Y también tenemos una bodega en Bahía, en el Nordeste, en el Valle San Fransisco, donde producimos básicamente espumantes de Moscatel, que es el principal producto de allí”.

- ¿Cuáles son la variedades con las que trabajan en cada una de esas zonas?
- Ese es un poco el trabajo que Miolo está desarrollando en Brasil, que es justamente mostrar la diversidad de las regiones del país. La mayoría de las zonas son muy nuevas para uvas, todavía se están haciendo muchos estudios para ver cuáles son las variedades que se adaptan mejor en cada una de ellas.

- ¿Un ejemplo?
En Valle de los Viñedos una de las variedades que más se adaptó es la Merlot, que va muy bien. Es una zona que tiene bastante humedad, así que tenemos los espumantes siempre muy  frescos, con bastante acidez.

- ¿Con qué métodos elaboran los espumantes, al menos en esa zona?
- En Valle de los Viñedos, los espumantes que producimos son básicamente por el  método tradicional y utilizamos la Pinot Noir y la Chardonnay, mitad y mitad. En el Nordeste el espumante es de Moscatel.

EN PARAGUAY. En un momento de la charla preguntamos sobre los productos con los cuales inician el desembarco en el país. “Brumado, nuestro importador, empieza ahora con el ícono, que es el Lote 43, un ensamblaje de 60% Cabernet Sauvignon y 40% Merlot. Lote 43 es la tierra que mi bisabuelo compró cuando llegó al país, y solamente es utilizada para cosechas muy especiales. Entra también la línea Reserva, elaborada en la región de Campanha, más los espumantes Brut y Brut Rose.

En cuanto a estilos de vinificación, Morgana explicó que para Lote 43 “utilizamos madera francesa y americana, y después mezclamos. En algunos de los vinos utilizamos solo roble francés y en otros solo americano. En la línea Reserva, por ejemplo, solo americano. Generalmente los vinos quedan de 8 meses a un año en barricas de roble, utilizando estas hasta 4 veces, máximo”.

EL TERROIR. Otro aspecto subrayado por la ejecutiva es “la idea de tener la madera como un complemento del vino, buscar más la fruta, la presencia de la región de la uva”, destacando el terroir de donde proceden.

De todos modos, aclaró que hoy los vinos brasileños, si bien son producidos en el Nuevo Mundo vitivinícola, su estilo de elaboración respeta a Europa. “Si vamos a comparar un Merlot de Brasil con uno de Chile y Argentina, no hay nada que ver en estilos de vinos. Son mucho más parecidos con los franceses, porque son vinos que tienen mucha más elegancia, una acidez más elevada, y son vinos que no son tan alcohólicos naturalmente, y con mucha fruta”.

Fundamentando su apreciación, explicó que en el Valle de San francisco, en Bahía, sí poseen un clima tropical que les impide trabajar con gran calidad, pero en Sierra Gaúcha, que es “una región fría y húmeda, donde tenemos las 4 estaciones”, y el clima ayuda más.

Asimismo, “en Campanha tenemos los veranos más calientes, pero la diferencia de temperatura durante el día y la noche es muy alta, así que las uvas pueden tener la maduración muy lenta”.

- Chile tiene la Carmenère, Argentina al Malbec y Uruguay al Tanat. ¿Cuál es o puede ser la insignia de Brasil?
- Como es una industria muy nueva todavía no tenemos una cepa que podamos decir represente a Brasil. Lo que estamos presentando al mundo es mucho más el estilo de vinos que pueden representar al país. También pensamos que puede ser el espumante la insignia. Es producido hoy de sur a norte, en todas las regiones, distintos espumantes, todos muy buenos. Además, el espumante tiene como el espíritu de Brasil, que es la festividad, la vivacidad, es alegre… Entonces podemos decir que el espumante podría ser como el identificador de Brasil.

IDENTIDAD. Una palabra que Morgana destacó en un momento de la charla fue identidad, es decir, que Miolo obtenga ese diferenciador tan importante que hoy ostentan los principales países productores.

“La identidad… Este es un trabajo que empezó en el 2003, cuando Miolo contrato al enólogo francés Michel Rolland, que fue nuestro asesor durante 10 años hasta este 2013. Nos ayudó mucho en el concepto de adaptar las cepas en cada una de las regiones”, destacó.

- ¿Y no tienen miedo de lo que se habla sobre los “vinos rollandianos”?
- En realidad el trabajo que desarrolló con nosotros fue un poco lo opuesto, que no era  hacer un vino global al estilo de él. Fue mucho más procurando lo que era mejor para cada región.

- Miolo trabaja en el mercado doméstico principalmente, aunque también va saltando al exterior. ¿En qué mercados están ahora, además de Paraguay?
- Las exportaciones representan menos del 10% de la producción total hoy. Empezamos las exportaciones en 2003, y sabemos que cuando se habla de ventas al exterior siempre es a largo plazo. Los primeros años son más de conocer el mercado, participar de las ferias. Pero ahora sí empieza a despegar. El principal mercado externo es Inglaterra, seguido por Holanda y China. Además de eso estamos en Japón, Francia, Italia, EEUU y Canadá. Exportamos a un total de 20 países.