Por Daniel Fassardi

Despacito, despacito, va llegando el fin de año. Entonces, es un buen momento para ir recordando qué cosas buenas quedaron en las copas de este 2014 que se termina. Hubo muchas y muy buenas sorpresas, claro está. Pero estas líneas no son para recopilar los mejores descorches, sino para jugar a una suerte de “top of mind” del vino.

Me explico. La idea para este breve artículo surgió cuando el editor de la página me pidió que le diga la primera etiqueta que me llegara a la cabeza de entre las que más me impresionaron este año.

Entonces, sin pensarlo mucho, recordé el descorche de la noche anterior: Beringer Founders Estate Pinot Noir 2011, un vino que ya había conocido durante la Expo Vino que se realizó a mediados de año y que volví a degustar gracias a la previsión de mi compinche, la querida S., quien había atesorado dos botellas de tan noble estirpe.

Es que a ambos nos impresionó especialmente bien este muy buen vino californiano durante el evento que se hizo en Textilia. Y por eso, mi gentil amiga optó por adquirir un par de ejemplares ni bien tuvo oportunidad.

Recuerdo que, hartos ya de tanto catar, en la Expo esta etiqueta nos arrancó un sincero ¡¡¡ohhh!!! En verdad, nos alegró el espíritu y nos predispuso a seguir con la ronda de catas.

Y por eso, como andábamos necesitando un mimo a nuestros sentidos después de una fatal semana de trabajo, enfriamos, descorchamos y decantamos una de las botellas.

¿Con qué nos encontramos? Repetimos la deliciosa sorpresa de la Expo Vino. Su color es rojo rubí de intensidad media, limpio y brillante, con ribete granate. En su nariz muy expresiva e intensa surgen muchísimas notas a fruta roja, trazas a caramelo de café y un suave dejo mentolado. Entra en boca con un saludo dulzón; es fresco, picantito, redondo y sedoso; invita a seguir disfrutándolo copa a copa, cosa que hicimos, charla mediante, compartiendo unos quesitos y unos salamincitos que cortaos para seguir celebrando la vida.