Por Alejandro Sciscioli

Hay una frase que muchos repetimos como loros, sin detenernos a mirar si la misma es válida o no. Me refiero al trillado “los vinos blancos chilenos son excelentes, especialmente los Sauvignon Blanc”. ¿Cuántas veces la escuchaste? ¿Cuántas veces la dijiste? Ahora, poniendo una mano en el corazón, ¿alguna vez te detuviste a conocer en serio a los vinos blancos argentinos, especialmente los de esa cepa francesa originaria de Burdeos?
Haciendo rápidamente una introspección, reconozco que dije eso muchas veces, convencido de mis palabras. Sin embargo, sin desmerecer los maravillosos Sauvignon Blanc chilenos que enamoran a propios y extraños, hace un tiempo reparé que también de Argentina, más precisamente de la localidad mendocina de Maipú, hay un vino de esta cepa del cual hay mucho para decir.
Me refiero al Luigi Bosca Sauvignon Blanc, un producto muy interesante, el cual tiene personalidad suficiente como para decir: “los vinos blancos chilenos son excelentes, especialmente los Sauvignon Blanc, aunque del otro lado de los Andes también están agarrándole la mano”.

REDESCUBRIMIENTO. A este Luigi lo conocí hace un buen tiempo atrás, aunque sinceramente ya no recuerdo cuándo. Sin embargo, a mediados de este año, en una cata organizada por la revista HC Gourmet, volví a encontrarme frente a frente con este buen hijo de Mendoza.
La cata era a ciegas, es decir que nadie sabía qué etiquetas llegaban a las copas, más allá de su color (blanco, rosado o tinto). Y aunque no recuerdo la primera vez que lo tomé, sí guardo en mi memoria el instante en que nos reencontramos: a la vista me encontré con un vino de color amarillo verdoso con reflejos plateados, límpido y brillante; ya en la primera nariz supe que se trataba de un Sauvignon Blanc debido a su inconfundible aroma cítrico y luego, al airearlo y volver a olerlo, descubrí notas a peras y manzanas verdes (con un muy suave toque herbáceo); en boca es muy amable, fresco y con una acidez bien equilibrada, y dan ganas de seguir tomando y tomando.
En pocas palabras, un vino distinto a los elaborados en Chile (país que, por la cercanía del mar, tiene vinos más minerales y herbáceos), pero que tiene todas las características de su variedad, además de una gran calidad.
Como es sabido, los Sauvignon Blanc son una buena opción para el aperitivo. Aunque también acompañan frutos de mar y quesos de cabra jóvenes (que son más ácidos) e incluso algunos semiduros, tipo Gouda (que son los que vienen con la cáscara anaranjada). Y este Luigi Bosca no es la excepción.
Otro detalle importante es la temperatura de servicio: como ocurre con todos los blancos, por favor, tomen este Luigi siempre a menos de 10 grados y manténganlo frío adentro de una champañera con hielo.

REVALORIZACIÓN. Cuando se destaparon las botellas y vimos las etiquetas catadas varios fuimos los sorprendidos. Por ello, en ese instante decidí reformular la frase hecha citada al comienzo de estas líneas, que tantas veces había repetido casi sin pensar y que hoy, con mucho cuidado, trato de evitar.
Como moraleja de esta historia, entonces, podría destacar que, al igual que ocurre con las personas, al vino hay que conocerlo antes de opinar.

(Artículo publicado en la página 36 del diario Última Hora de Asunción el día 26/11/11)