Por Alejandro Sciscioli
Bastante pensé la manera de encabezar el texto de este fin de semana, ya que el vino sobre el cual escribiré fue degustado en el marco de una noche única. Hace un par de días atrás, más precisamente el jueves 18, el sommelier de Rutini Wines estuvo de visita en el país y, por ello, el importador local decidió convocar a una cena maridaje en Tierra Colorada, ese excelente restaurante capitaneado por Rodolfo Angenscheidt.
Fue especial la velada porque siempre resulta una fiesta para los sentidos sentarse a la mesa de Tierra Colorada; también porque el rango de vinos a ser descorchados provocó gran expectativa entre los convidados y, finalmente, porque me topé en la copa con un producto que me pareció verdaderamente interesante. Tanto, que se transformó en el protagonista de esta columna sabatina.
El experto en cuestión, Diego Córdoba, manejó muy bien la coordinación del menú con Rodolfo, el dueño de casa, para que los maridajes sean perfectos. También fue muy atento con el público, explicando a cada comensal sin cansarse los secretos de los vinos que estábamos degustando. Además, propuso un esquema no tradicional, ya que no hubo una charla central, sino que iba paseando por las mesas conversando coloquialmente con todos.
Pasaron por las copas varios hijos vitivinícolas de Mariano Di Paola, el enólogo de La Rural, desde Trumpeter Chardonnay hasta el siempre muy apreciado y exquisito Felipe Rutini, ícono de la bodega. Sin embargo, voy a detenerme en un vino que también degustamos y que hace poco más de un año está en el mercado local.
Me refiero al Rutini Cabernet Malbec, un producto que ofrece mucho a cambio los G. 70.000 que cuesta.

EXPLOTA EN LA BOCA. Antes de pasar a sus características conviene explicar que se trata de un producto compuesto en partes iguales por Cabernet Sauvignon y Malbec, con una crianza de 12 meses en barricas de roble francés (50%) y americano (50%).  A la vista presenta un color rojo rubí profundo, con matices violáceos, muy brillante. En nariz descubrimos que es complejo (presenta notas a especias, vainilla y chocolate, además de algunos toques herbáceos que aporta el Cabernet Sauvignon, todo sin perder fruta). En boca, verdaderamente, explota: buen cuerpo, estructura y redondez se conjugan para dar una excelente experiencia en el paladar y un largo final; se perciben notas a vainilla y chocolate.
El maridaje propuesto para este vino fue un risotto con carne vacuna que le cupo con anillo al dedo. Otras combinaciones posibles pueden ser cordero, carnes rojas grilladas y pastas especiadas.

EQUILIBRIO. Es importante destacar el equilibrio que posee este producto, muy bien logrado a base de un juego de dos blends: cepas y maderas de crianza.
La experiencia en el restaurante fue realmente estupenda. Los vinos degustados fueron muy bien seleccionados y el menú propuesto dejó a todos más que conformes. Sobre algunos de los vinos degustados ya escribí en este espacio y muy pronto, seguramente, me explayaré sobre los demás. ¿Por qué me detuve en este Cabernet Malbec? Porque es un vino especial que ayudó a redondear una noche única.

(Artículo publicado en la página 34 del diario Última Hora de Asunción el día 20/08/11)