Por Florencia  Parodi

Los vinos de una bodega son como una familia, comparten ADN y códigos propios. En el caso de los Benegas, este apellido los marca plenamente, pues quienes ya los han probado sabrán que beber un Benegas es beber elegancia, distinción, carácter, y por supuesto, mucho sabor. 

Es de familia el saber hacer vinos y es herencia el estilo, pero aun así, hoy, atentos a los cambios en el consumo, la casa vinícola ha dado una vuelta de tuerca más a sus productos, que sin bien llevan la marca de la estirpe Benegas, sorprenderán con sus propuestas. 

Desde Mendoza llegó Ignacio Ciancio, manager comercial de la bodega, quien presentó al equipo de Frutos de los Andes, importador de la marca en el país,  y otros invitados especiales lo que ya estará disponible en góndola desde el 2020. 

NUEVAS COSECHAS, MÁS FRUTA. Entre las novedades de la bodega, nos contaron que a la línea Estate, compuesta por varietales de Malbec, Cabernet Franc, Cabernet Sauvignon y por el blend Don Tiburcio, le han hecho unos ajustes, principalmente en el tiempo de crianza en madera, dando énfasis a la fruta, (también nos adelantaron que están trabajando en un Chardonnay con crianza en madera para sumar a la línea).

Probamos el Cabernet Franc 2018, recién fraccionado, joven y enérgico. Un varietal con toda la tipicidad de la uva, pirazinas, aromas especiados, combinados a la perfección con aromas a fruta roja. En boca, redondo, sin aristas incómodas. Un vino ideal que se puede beber solo y que invita a descorchar más de una botella. Ignacio comentó que la Cabernet Franc es una cepa muy importante (casi emblemática) para la familia Benegas. 

También degustamos el Malbec 2017. De color púrpura bien brillante, este Malbec nos envolvió en una sedosa y dulce sensación de frutas rojas, en la cual, las ciruelas y las mermeladas dieron la nota, sin olvidar las típicas violetas de los malbecs de Valle de Uco. Un vino que ha recibido varios reconocimientos como el de Tapia, Decanter, entre otros. 

Por último, probamos el renovado Don Tiburcio 2017, icónico vino de la bodega, por expresar el estilo de la casa y llevar el nombre del patriarca. Un blend compuesto por 50% Malbec, 20% Cabernet Franc, 20% Cabernet Sauvignon, 5% Merlot y 5% PetitVerdot. 

Don Tiburcio nos deleitó en nariz con una mezcla de aromas vegetales, recordando el protagonismo que ambos Cabernet (Sauvignon y Franc) se roban cuando pueden, equilibrando también aromas a frutas negras. En boca sedoso, con taninos elegantes pero bien presentes. Un vino para acompañar platos con carnes, quesos curados, aunque también, por la frescura de estas nuevas cosechas, pueden simplemente acompañar una conversación. 

TRES JOYAS DE LA BODEGA. Pasamos de la línea Estate y subimos un escalón para degustar el Cabernet Sauvignon Single Vineyard y el Malbec Single Vineyard.Vinos con 12 meses de crianza en barricas francesas, en jóvenes cosechas que se delatan por sus brillantes colores. 

La tipicidad de ambos varietales está muy presente. En el caso del Cabernet Sauvignon, proveniente de finca Libertad en Maipu, los aromas a pimienta negra y locotes maduros, equilibrados con frutas negras nos hablaron de la cepa. En nariz nos sugirió hasta un leve dulzor, que sin embargo en boca, desapareció, ya que todos los vinos de Benegas son secos, y se mostró con taninos suaves y acidez agradable. Sin dudas, un Cabernet Sauvignon aggiornado a los nuevos consumidores y a un estilo de hacer vinos en Argentina que está rompiendo los paradigmas. 

Por su parte, el Malbec, proveniente de finca La Encerrada en Valle de Uco, se mostró también muy aromático, floral y afrutado, con ciruelas y cerezas, además de una suave reminiscencia de madera. En boca la acidez es alta pero agradable, sin crear picos, combinada con taninos sedosos y un largo final. 

Y aunque fue el primero que probamos, lo dejamos para el final, ya que el Carmela Benegas no tuvo cambios, sigue siendo el mismo rosado aromático y delicado, elaborado con Cabernet Franc, único en el mercado. Con sus aromas intensos a cereza y frutilla, este rosado es ideal para nuestros largos veranos, pero que además, no deja de ser una gran opción para la gastronomía. Todo en el Carmela está equilibrado, su acidez, sus aromas, su color y su grandioso sabor. 



HABLAMOS DE SUELO Y DE ESTILO. Si hablamos de vinos, hablamos necesariamente de terruño, de suelo y de clima y en esta oportunidad, aprovechamos para conversar sobre la zona de Gualtallary, una microrregión de Valle de Uco por la que Benegas apostó hace casi una década. 

El suelo de Gualtallary, compuesto por piedra y arcilla, el clima desértico con gran insolación y la amplitud térmica de la altura, permiten producir uvas de gran calidad, sobre todo Malbec y Chardonnay. Allí es donde se emplaza finca La Encerrada de Benegas, ubicada a más de 1400 MSNM y que alimenta plantaciones de Malbec, Chardonnay, SauvignonBlanc y Merlot. 

De esta finca provienen los vinos de la línea Estate, Malbec y Don Tiburcio. Ignacio explicó que con este refresh de sus vinos, trataron de dar aún más protagonismo a la expresión de este terruño. “Son vinos que logran transmitir la esencia de la zona, esa acidez y mineralidad tan particular de sus uvas, que dan presencia en boca, sin perder estructura y fruta”, comentó. 

En cuanto al proceso de vinificación en Benegas, el representante de la bodega explicó: “Benegas se distingue por trabajar todas sus líneas en el mismo formato. El trabajo inicial de vinificación es para todos muy similar”. Agregó que nunca usan duelas ni chips de madera, que sí utilizan barricas de 2do., 3er. y 4to. uso; y que no cuentan con tanques de inox, ya que prefieren las pileta de concreto. 

Todos estos factores se traducen en un estilo, que hace que los vinos de Benegas sigan siendo únicos y lleven el apellido familiar como una garantía de un saber hacer que tiene historia y trayectoria, elegancia y carácter. 

Ya desde el 2020, gracias a Frutos de los Andes, podrás encontrar estas nuevas propuestas en puntos de venta de todo el país. Así que está atento y andá preparando copas. 

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