Gloria Collell nació en una familia dedicada al mundo del vino. Su abuelo era un "botero”, nombre que se daba a los que elaboraban a mano envases de piel para contener la bebida. Hablamos de principios de 1900, cuando en España todo el vino se vendía a granel y no era muy común el vino embotellado.

El padre de Gloria apostó por el vino embotellado y creó posteriormente una red de distribución regional, y abrieron dos tiendas especializadas en vinos españoles e internacionales.

Muchos de los recuerdos de Gloria sobre su infancia están relacionados con el vino: el olor que quedaba en la bodega después de que vinieran los viticultores a llenar las barricas, las ferias donde ayudaba a sus padres a organizar los eventos —incluso siendo niña—, y lo que es más importante: las catas semanales donde toda la familia participaba y se decidía qué vinos entraban a formar parte de su distribución y discutían sus preferencias.

A los 18 años, Gloria empezó sus estudios de derecho, pero bien pronto descubrió que su vocación no pasaba por encerrarse en un despacho en los años futuros. Siguiendo la propuesta de su padre, se puso a estudiar enología para posteriormente hacerse cargo de la dirección de la empresa familiar. La enología la llevó a tierras de Borgoña para hacer prácticas en bodegas, pero regresó a la tierra del Penedés donde vivió y trabajó como enóloga hasta que entró en Freixenet.

Gloria ha trabajado en diferentes departamentos dentro del Grupo Freixenet, como miembro del equipo técnico y enológico de Segura Viudas y René Barbier, hasta el departamento de exportaciones donde se encargó de la expansión internacional de las nuevas bodegas que la familia Ferrer estaba adquiriendo. En la actualidad, su función es wine manager de la nueva marca que lleva el nombre de Mía by Freixenet.

Con Mía, a Gloria se le dio la oportunidad de ser la imagen de una nueva marca que en la actualidad se vende a 60 países con un volumen anual de seis millones de botellas.

Cuando le preguntan qué es lo que más le gusta de su trabajo, Gloria responde: "Conocer gente del mundo del vino en todo el planeta. Todos tienen algo especial: optimismo, una manera de ver la vida, pasión por la buena mesa y la buena conversación, y te tratan como si fueras parte de su familia. Encuentro este denominador común en todos los países donde viajo, desde el Viejo Mundo hasta el Nuevo. La gran ventaja de tener a mi espalda una larga carrera dentro del mundo del vino, son los grandes momentos que estoy viviendo”.

(Artículo publicado en la página 34 de la revista HC Gourmet de noviembre 2016).

---