Por Alejandro Sciscioli

Cada vez que tengo la oportunidad de viajar a mi Buenos Aires querido, no dejo pasar la oportunidad de comprar libros. Es que, sin lugar a dudas, en la capital argentina siempre se tiene la oportunidad de adquirir "un cacho de cultura" a precios muy convenientes.

El tema es que, en el último viaje, compré un paquete de 10 títulos que fui deglutiendo en la medida que el tiempo libre me lo iba permitiendo. Y hace pocos días me topé con un título adquirido en esa oportunidad, que comencé a leer.

Y la verdad es que desde el momento en que me reecontré con esa portada una idea comenzó a revolotear con tanta intensidad en mi pobre cabeza hasta que, finalmente, me convencí de que lo mejor sería transformar esos pensamientos en las desprolijas líneas que a continuación esbozo.

El título en cuestión es "Pasarla bien", escrito por el inefable periodista, abogado y artista argentino Miguel Brascó, fallecido el pasado 10 de mayo a la edad de 88 años.

La idea no es hablar del libro, muy bueno, por cierto, sino compartir algunas breves impresiones sobre el personaje en sí, ya que si bien nunca llegué a conocer a don Miguel, "por su culpa" un día me picó el bichito de escribir sobre vinos (además de tomarlos).

Sus divertidas crónicas y desopilantes escritos nunca lograban esconder el profundo amor que este gran señor sentía por el buen vino y la buena mesa.

Fue espectador de lujo y por momentos protagonista del despegue del vino argentino al mundo. Conoció y frecuentó además a enormes personajes del vino y la gastronomía internacional.

La verdad que siempre lamentaré no haberlo buscado para conversar con él al menos una vez. Y me apena realmente que nunca llegué a verlo en televisión, aunque sí leí muchos de sus trabajos y hasta pude comprar uno de los vinos que "diseñó" para Bodegas López.

Con estas breves y tardías líneas, simplemente, quiero expresar mi enorme admiración por un tipo que no tuvo inconvenientes en denunciar la "flatolabia del vino", es decir, la gente que habla al pedo describiendo lo que se encuentra en una copa y acuñó frases memorables como “A preguntas isiotíticas, respuestas peripatéticas”, entre muchas otras.

Así es, don Miguel, no llegué a conocerte pero sí me encariñé con tu figura, tu semblante y, especialmente, tu prosa.

Muchas gracias, de verdad.

---
Para conocer más acerca de don Miguel Brascó comparto los siguientes links de artículos que aparecieron en diversos medios:

- Brascó, hombre de mil caras
- Las mejores citas sobre el vino de Miguel Brascó
- Hoy, mi copa está vacía