Por Rubén Darío Lugo

Con productos elaborados a veces a contramano de la industria y sutiles toques de irreverencia en torno a las opciones que maneja la bodega, Ricardo Santos y sus hijos acostumbran a sorprender gratamente con sus innovaciones.

Es así que hoy ya es una realidad la línea Tercos en nuestro mercado, para imprimir un aire en el que se aspira a jugar con más libertad y de manera desestructurada, tal como lo contempla Patricio Santos, uno de los hijos del patriarca de la bodega, quien llegó al país a presentar la novedad. A nivel local se encuentran Malbec, Sangiovese, Cabernet Sauvignon, Bonarda y Torrontés.

“Estas líneas nos permiten jugar con viñedos de nuestra región, porque salvo el Sangiovese, que es uva propia, las demás son compradas”, resalta el enólogo, al tiempo de expresar que el consumidor paraguayo encontrará en cada botella de Tercos un vino muy honesto, fiel a lo que pretende cada variedad, con un precio medio y que dará muchas satisfacciones.

EVOLUCIÓN. La génesis de esta marca data de 1995, cuando comenzó el proyecto con uvas propias pero en otras bodegas, y diez años después arrancó la construcción de la bodega propia. Hasta ese momento imperaba sólo el Malbec de Ricardo Santos y la empresa necesitaba otra línea más accesible y de fácil consumo. La primera vendimia, entonces, fue en 2006 con Malbec y Sangiovese, a los que se incorporaron Cabernet Sauvignon, Bonarda y Torrontés.

Al año siguiente arrancaron con Semillón, una variedad emblemática argentina, pero casi abandonada. “Incluso la gente nos trataba de locos por apostar a esa variedad, y son esas actitudes nuestras las que nos demuestran lo muy ‘tercos’ que somos”, refiere entre risas.

A Parawine y a los lectores les gustaría saber por qué esta marca tardó tanto en llegar al país. Patricio explica que las exportaciones superan al consumo del mercado argentino en estas líneas (75% a 80% de la producción va al exterior), siendo EEUU, Canadá y Brasil los principales destinos. Pero que a fines del año pasado se tomó la decisión de llegar a la plaza local.

Al tiempo de desear que se replique aquí el éxito de los demás mercados, el enólogo habla de la presentación de las botellas: “Tenemos la opción del tapón de corcho o tapa rosca; esta última forma casi la mayoría de nuestras líneas, pero en Paraguay, tanto como Argentina, Alemania o Suiza, seguiremos con tapones”, detalla.

TINTO VS. BLANCO. En cuanto a las tendencias sobre consumo de vino en la región, dice a rasgos generales que hay una marcada diferencia inclinada por el tinto respecto del blanco, fenómeno bien registrado en Argentina y otros lugares, aunque aclara que hubo una época en los 80 y principios de los 90 en que el consumidor decantó más por el blanco, pero que fue revirtiéndose conforme se gestó un mayor conocimiento de las marcas. “Recién en los últimos 15 a 20 años la gente estudió y se interesó más, y cada vez toma mejores vinos”, puntualiza.

Una tendencia que es segura hace alusión a que muchos buscan volver más a la fruta, disminuyendo el uso y hasta abuso de las barricas de roble. Esto le agrada al enólogo, ya que nunca la familia Santos fue maderizadora de vinos. Patricio enfatiza en que ahora se busca las características de la bodega o las regiones, con sus rasgos diferenciadores. “No es lo mismo el Malbec de Luján que el del Valle de Uco”, sostiene.

¿Qué habrá más allá de Tercos? Es nuestra última consulta. “Mi padre (Ricardo Santos) es una máquina de tener ideas, si bien muchas de ellas las descartamos con mi hermano Pedro por demasiado locas, pero siempre alguna queda”, define. En definitiva, una familia de ‘tercos’ que no dejan de sorprendernos gratamente.

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