Sudamérica tuvo una temporada de crecimiento fresca y nublada en 2010-2011. En Chile la vendimia comenzó tarde. Los enólogos debieron dejar las uvas en las parras hasta mediados de mayo con la esperanza de la maduración. Los bajos niveles de alcohol, la concentración, la elegancia y los bajos rendimientos son factores protagonistas en la cosecha de este año.
Fue una cosecha larga y difícil que duró hasta bien entrado el mes de mayo de 2011. En el manejo de 2.000 hectáreas / 4.000 acres en las principales regiones vitivinícolas de Chile, se prensaron 26.000 toneladas y se obtuvieron 17.000 litros.
"Nuestra primavera fue larga y fría, el verano comenzó tarde y hacia el final del verano tuvimos un poco de lluvia, nada que me preocupara”, explica Andrés Caballero, Gerente de Enología de CWB Chile.
Las temperaturas frescas durante la temporada de maduración producen bajos niveles de alcohol, aromas frescos y gran acidez. Las uvas llegaron sanas y limpias, con buena concentración y muy buen color. Sin embargo, este clima frío produjo un desarrollo deficiente de los frutos y el rendimiento bajó 22 por ciento, lo cual tendrá un efecto económico en toda la industria. Después del terremoto de febrero 2010, en el que se perdieron 125 millones de litros de vino, y una cosecha pequeña en 2010, crece la presión sobre los precios por parte de los productores.