Por Luis Fioretti

Durante la Expo Vino 2014 tomamos contacto con una de las viñas más emblemáticas del Malbec argentino, Alto Las Hormigas. Allí charlamos con Estefanía Litardo, su responsable comercial para Latinoamérica.

Con 10 años en la bodega, esta licenciada en Comercio Exterior y Marketing recuerda que en sus comienzos en la finca, el vino argentino se desarrollaba y crecía en los mercados externos. "Vi en el vino la posibilidad de crecer en lo que respecta a un producto en el extranjero" recuerda.

De abuelos italianos, el vino siempre tuvo lugar en su vida con cada reunión familiar. Muy presente en la vida argentina, afirma que "el vino es un alimento, dignamente declarado Bebida Nacional del país”.

Por ello, sintió gran afinidad al encontrar que la bodega estaba en manos de los italianos Alberto Antonini y Attilio Pagli, precursores del posicionamiento del Malbec argentino en el mundo.

SURGE ALTO LAS HORMIGAS. Desde principios de los años noventa, estos dos italianos apostaron al Malbec, asesorando a la prestigiosa bodega Catena Zapata.

Winemakers de profesión, la idea de una bodega nace tras un recorrido que hacen por Chile y Argentina. Encontraron en la última una gran influencia italiana, considerando especialmente Mendoza, donde se radicaron muchos italianos, cuyo reflejo palpable vieron en los nombres de muchas fincas prestigiosas, hasta centenarias.

Hablamos de personas que “vinieron con su Italia en el barco y la pusieron allí en Mendoza”, dice Litardo, algo evidente en la arquitectura de la capital provincial, y claro, en las fincas.

Así, Antonini y Pagli encontraron gran potencial en los viñedos ya plantados. Vieron que si bien Mendoza está entre las regiones del “Nuevo Mundo” del vino, su industria es del “Viejo Mundo”, notando la existencia de viñedos incluso más antiguos que en Europa. Esto explicado por la plaga de "filoxera", que en el siglo XIX arrasó las vides europeas, mientras nunca llegó a Mendoza, explica.

Pero lo que más apreciaron fue que el Malbec prosperó de modo muy superior al de Europa. En Francia existe, con identidad completamente distinta en notas y sabores, sin destacar como en nuestro país vecino. “Será la misma planta, pero con la identidad del terroir Argentino” afirma Estefanía.

Así, ya con unos años experimentando el Malbec argentino, en 1995 emprenden el proyecto propio de Alto Las Hormigas. Bajo la filosofía “hacer buen Malbec para el mundo”, su primera cosecha se remonta al año 1997, pensando al principio en exportar toda su producción.

El despegue fue el año 2000, cuando su etiqueta “Alto Las Hormigas Malbec Reserva” entró en el Top 100 de la prestigiosa revista mundial “Wine Spectator”. Fue el primer vino argentino catalogado en esta, junto al “Catena Zapata Malbec Argentino”. Además, lo más sorprendente: “entró, costando apenas 12 dólares, cuando la media eran vinos del ‘Viejo Mundo’ a precios de 30 para arriba", recuerda.

EVOLUCIÓN. El Malbec puede plantarse en otras partes, pero sus características en Argentina son únicas. En estos 10 años Estefanía vio un crecimiento importante del Malbec dentro de una industria insegura respecto a apostar a una etiqueta 100% tal. Sin embargo, Alto Las Hormigas lo hizo desde el principio.

Litardo observa que "hoy la industria argentina necesita pasar a otro nivel, dejando de lado hablar de la variedad y comenzando a hablar de su origen". Así, Altos Las Hormigas muestra un portafolio de Malbec y Bonarda (su otra especialidad, surgida con posterioridad), diferenciando etiquetas, niveles y zonas. "Nuestro Malbec clásico, de toda Mendoza, suele llevar en la etiqueta ‘Malbec, Mendoza, Argentina’, pero en los que presentamos en la feria dice claramente “Valle de Uco”.

Así, por ejemplo el Reserva avanza hasta ser 100% Valle de Uco, es decir ya solo de una zona seleccionada.

Lo anterior surge gracias al estudio de suelo hecho por la finca en 2006 de la mano del prestigioso Pedro Parra. Este geólogo chileno doctorado en Francia y especialista en terroir, vincula todas las características del suelo con la planta.

"Gracias al estudio, desde entonces diferenciamos el Malbec por el terroir preciso donde se da, creando por ejemplo el Single Vinyard ‘Vistaflores’, nuestro top", prosigue.

Ahora, ¿por qué una viña nacida con los ojos puestos en el Malbec, le hace un guiño al Bonarda? Es porque allá por el 2000, Alberto Antonini asesora a bodega Nieto Senetiner, que buscaba un Bonarda con mucho cuerpo y mucha barrica, naciendo su etiqueta "Cadus". De esa experiencia nace para Alto Las Hormigas su línea "Colonia Las Liebres", basándola en el Bonarda, aunque el italiano pensó que debía deslindarse la madera. Luego nace el "Bonarda Clásico", en 2003, y así de una pequeña producción, esta cepa creció hasta ser el 30% del total actual de la finca.

Por otro lado, la finca vive momentos de cambio en la actualidad, volcándose hacia lo orgánico y biodinámico tras haber llegado a la conclusión de que esta manera de tratar al vino le da otra expresión.

DETALLES DE BODEGA. "¿Qué paso cuando vinieron los primeros inmigrantes? Los barcos traían los grandes toneles de roble, y eso está volviendo", afirma Estefanía. Los italianos al frente de la finca decidieron hacer del Malbec lo que hacían en Italia, pasando de la barrica de 225 litros al fudre o tonel de 3.500 litros.

"En eso fuimos también pioneros, porque nadie tenía fudres nuevos en sus bodegas. Al principio trajimos 20". ¿Por qué? Porque es menos invasivo dada la cantidad de vino en su interior, cuya relación genera menos penetración de la madera. Además no es tostado, explica.

Así, la madera se integra sin sentirse como invasora, cambiado mucho la expresión de los vinos, dando a la fruta su protagonismo. Se sienten más frescos, más minerales, permitiendo percibir mejor la diferenciación por zonas. "Aparta las notas sobremaduras, sobrecocidas, pasando a la frescura", añade.

En cuanto al trabajo de bodega, se dan detalles como "micro-vinificar" las diferentes zonas. Tienen tal posibilidad gracias a una producción de 1.000.000 de litros de Malbec, llegando al 1.500.000 en total de bodega, sumando el Bonarda, en cuanto uva propia. Luego tienen alianzas con productores, vinificándolos todos por separado, para después elegir qué terroirs mezclar.

LÍNEAS. De todo lo anterior nacen sus etiquetas, arrancando con "Colonia Las Liebres". Basada 100% en la cepa Bonarda, como ya contamos, en sí se administra como una finca aparte, pero es propiedad de Alto Las Hormigas, dedicándose exclusivamente al Bonarda.

Le sigue la línea "Malbec Clásico", fruto de una generalidad de viñedos mendocinos, con muy poco porcentaje pasado por barrica (4 meses). "El ‘Malbec Clásico’ representa el terroir mendocino en general, originado donde está la bodega, en Medrano, Luján de Cuyo, hacia el este de la provincia". Busca ser bien frutado, fresco y suave, "pensado en la introducción al mundo del vino".

En el siguiente nivel pasamos al Valle de Uco con “Malbec Terroir”, vino originado en viñedos solo de este terruño. Pasa 40% en toneles durante 8 mesas, produciéndose unas 14.000 cajas.

Sigue el “Reserva”, constituido por una selección de uvas de las 3 subzonas de valle de Uco: Gualtallary, Vista Flores y Altamira. Es un blend de Malbecs de los diferentes viñedos elegidos en estas zonas. En cuanto a madera, pasa 24 meses en fudres, "porque dado el volumen en la relación madera – vino, requiere más tiempo. Si usamos barricas de 225, sería menos". Tiene un potencial de guarda entre 15 a 20 años. Se producen unas 7.000 cajas.

Con “Appellation” se entra a la selección de diversas fincas dentro de una sola subzona del Valle de Uco. Entra a vinificarse cada producto de Malbec por separado, logrando al final tres etiquetas nombradas por cada zona: Gualtallary, Vista Flores y Altamira. Pasa 2 años en fudres para después continuar otro año guardado en botella. Su producción alcanza unas 1.200 cajas por cada zona.

Así llegamos al tope de gama, “Single Vinyard Vistaflores”, cuyo Malbec se obtiene de un solo viñedo. Destaca la presencia de suelo aluvional, con mucha piedra, siendo llamativo en ésta la presencia de cal del tipo carbonato de calcio activo, que aporta mucha más mineralidad (notas a grafito). Esto da más profundidad en boca, y envolvencia de sabores. Su producción apenas alcanza 400 a 500 cajas de 12 botellas.

En total exportan sus etiquetas a 40 países, destacando Inglaterra, Canadá y Brasil.

RECONOCIMIENTOS. En el Top 100 de Wine Spectator, es la única bodega argentina que ha estado en 4 ocasiones. La última con el Reserva 2011. Tiene la bodega además un Decanter Trophic, por su Malbec 2012. Por otro lado, Tim Atkin y Luis Guitiérrez (el nuevo catador de Robert Parker para Argentina) reconocieron el "Apellation" 2012 con 94 y 96 puntos, respectivamente

¿QUÉ TAL LA EXPO VINO? "Estoy participando en todas las ferias de Latinoamérica, siendo la primera vez en una de Paraguay", cuenta. Ve en el mercado local crecimiento en cuanto mostrar al consumidor algo serio, más organizado. "En la Expo veo muy buenas copas para degustar y muy buena temperatura tanto en los vinos como en el ambiente".

Alto Las Hormigas está en Paraguay desde 2004 y es representada por la importadora Frutos de los Andes, desde 2007.