Por Alejandro Sciscioli

El mundo del vino tiene personajes muy sabrosos y Gaspar Roby, Director de Operaciones y Winemaking de Navarro Correas, es uno de ellos. Tuve oportunidad de conocerlo y conversar con él recientemente, gracias a la invitación recibida para participar de un tour para periodistas organizado por la gigante Diageo, empresa madre de la tradicional bodega argentina, enclavada en Mendoza.
Al momento de prender el grabador ya habíamos realizado un par de charlas mientras recorríamos las instalaciones de la bodega que empresa posee en Godoy Cruz, participamos de una cata vertical de Structura Ultra (el ícono de la casa) y una cena maridaje con el protagonismo absoluto de los vinos que Roby celosamente desarrolla junto a su equipo enológico.
Luego de las copas y la comida, en el amplio salón donde Navarro Correas recibe al turismo y con el suave susurro de un grupo de jazz tocando en vivo, Roby comenzó contando que su pasión por los vinos “viene de las plantas, del cultivo, creo que también de la familia; vengo de una familia de agricultores de Mendoza, inmigrantes franceses del norte de Burdeos; ellos cultivaban peras”, explica con su particular tono voz que desde el principio llamó mi atención.
Es que Roby se desenvuelve con un gran aplomo y se explaya con una voz potente, bastante grave, muy similar a la de un locutor profesional. Es muy afable y siempre tiene una paciente respuesta a flor de labios, demostrando también una especie de perfil docente.
“Me movió la pasión por las plantas. Cuando niño cultivaba flores y plantas frutales con mi abuelo en el jardín. Eso me llevó a entender qué hay detrás de la agricultura. En el momento en que decidí mi futuro, y viviendo en Mendoza, resolví perseguir el cultivo de las uvas, porque ese rubro agrega un nivel de complejidad distinto que, por ejemplo, hacer tomates”, prosigue.
Y esa inquietud por las vides lo llevó lejos, tanto geográfica como profesionalmente. Tanto que fue a especializarse a la Universidad de California, Davis.  “Viví durante 10 años en Estados Unidos, trabajé para varias bodegas, entre ellas Robert Mondavi Winery”, rememora. Pero en el 2008 lo contactó Diageo para iniciar el nuevo de proyecto Navarro Correas en Agrelo y la expansión de la bodega “para cultivar y hacer grandes vinos en Mendoza”.
A partir de ese momento está en Navarro Correa, frente al equipo enológico y de todas las operaciones de la bodega. “Soy director de Operaciones y director de Winemaking, manejo las operaciones estilísticas en vinos así como las operaciones de fraccionamiento, depósito, despacho de vinos a los mercados de consumo. No hay vino que no tenga mi firma, lo que implica una enorme responsabilidad que asumo con gran placer y satisfacción”, afirma con una amplia sonrisa este joven profesional de 42 años.

PROYECTOS Y PRODUCCIÓN. Tras ser testigo de lo que estaba haciendo en el presente la bodega, la consulta fue sobre lo que vendrá. “¿Los proyectos? El más reciente y donde estamos poniendo mucho entusiasmo es en la selección de parcelas reserva, una línea donde tenemos tres varietales, Cabernet, Malbec y Chardonnay. Son selecciones de parcelas de distintas partes de Mendoza donde creemos que los varietales logran su mejor expresión”.
El equipo de viticultura y enología, que se completa con otros tres profesionales, “está siempre en esos terruños observando lo que pasa”. Y reitera que el trabajo en el campo lo disfruta ampliamente, pues “lo llevo en la sangre”.

- ¿Cómo trabajan en la producción, tienen fincas propias?
- Es una combinación de fincas propias y de terceros. Nos proveen uvas de distintos terruños en Mendoza. Básicamente ajustamos la demanda año a año y en base a eso determinamos la compra de uvas a productores de afuera. Eso sí, con los proveedores tenemos contratos a largo plazo, por hectárea, y somos responsables de las uvas que se producen ahí a través de nuestro manejo controlado, desde la poda hasta la cosecha con nuestro equipo agronómico. Es fundamental tener el control del riego, las aplicaciones fitosanitarias, los raleos de la fruta, el manejo de toda la parte vegetal área de la planta.

- ¿Con qué líneas están haciendo los raleos?
- Structura y Alegoría. Pensamos que el rendimiento es importante: por eso estamos buscando una producción de entre 35 y 50 quintales por hectárea con estos dos vinos.

- ¿Qué significa el el Malbec para Argentina?
- Es único el Malbec, no es una moda, creo que es Argentina. Está la opinión de que Argentina debería desarrollar otras cosas, pero yo veo mucha demanda del Malbec, no solo del mercado de exportación, sino que también internamente.

Y en momento de la charla le cambia la cara y se entusiasma de un modo especial. “Hay tantos horizontes con Malbec”, asegura, y arremente: “lo que ocurre con esta variedad es inmenso; hoy
el Malbec hace la diferencia porque está muy ligado a la tierra, y lo maravilloso es que el consumidor se acuerda de eso. Claro, los mercados te van a pedir Cabernet o Chardonnay, porque es lo que  conocen y debemos atender esos pedidos. Pero está muy lejos el techo con el Malbec”.
Y profundiza el concepto explicando que muchos comparan el suceso del Malbec con el fenómeno australiano del Syrah. “Para mí, el Malbec es único y eso nos diferencia del Syrach. Tenemos que concentrarnos en eso. Creo que podemos ser más efectivos enfocándonos en un varietal y no en dos o tres”.
La charla fue prolífica, intensa, y derivó en aspectos muy personales. Mientras, el grupo de jazz seguía aportando las notas cool en una noche plena de sensaciones. El bar del salón donde Navarro Correas recibe a sus invitados se había abierto y los ánimos estaban en su punto justo. Sí, era el momento de “soltar” al entrevistado y permitirle conversar con otros colegas periodistas, también presentes.

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