Por Alejandro Sciscioli

Cuando hablamos de vinos, el concepto de “Nuevo Mundo” se aplica para unificar en un grupo a aquellos países que son productores recientes, y que compiten cabeza a cabeza con sus pares del “Viejo Mundo”, es decir, Europa.
Entre otros, integran el cada vez más prestigioso grupo países como Estados Unidos, en el hemisferio norte, y Chile, Argentina, Sudáfrica, Australia y Nueva Zelanda en el hemisferio sur. Hilando más fino, es muy notorio que las mejores regiones productoras están comprendidas entre los 32 y 38 grados de latitud sur, algo que ha llamado hace rato la atención de los expertos y que los propios productores tienen en cuenta cuando buscan explorar nuevos lugares (también denominados “terroir”).
Y también, claro está, los mejores vinos de los países mencionados provienen de viñedos plantados en esa estrecha franja de tierra.
La introducción sirve para explicar el nombre de un vino que tuve el privilegio de conocer hace pocos días, durante un viaje, y que a la vuelta serví a un grupo de amigos. Me refiero al 35 Sur Cabernet Sauvignon, un vino reserva que, desde la etiqueta misma, busca transmitir un concepto de calidad a partir de la privilegiada posición geográfica de los viñedos que aportan sus uvas.

NOBLEZA. Recuerdo que el año pasado asistí a la cata en la que se celebró el retorno al mercado local de los productos de la Viña San Pedro, responsable de toda la línea 35 Sur. Sin embargo, en esa oportunidad no tuvimos la suerte de degustar el Cabernet Sauvignon, un vino que demostró ser noble debido a varios factores.
Primero puede destacarse que, a pesar de ser un vino reserva, mantiene intactas sus características varietales (mucha fruta roja), matizados con todo lo bueno que la madera puede aportar (toques de vainilla ). Es que este vino fue criado entre 6 y 8 meses en barricas usadas, que aportan al paladar buena concentración y taninos dulces y elegantes. Los fabricantes incluso le dan un potencial de guarda de hasta cuatro años, es decir que este cosecha 2009 puede seguir evolucionando en botella hasta el 2013. Y lo mejor de todo es que este vino puede encontrarse en las gónodolas de los súper al módico precio de G. 29.000. Sin dudas, un producto con una excelente relación entre precio y calidad.
Los acompañamientos pueden ser nuestras típicas carnes rojas asadas (el Cabernet Sauvignon en general va muy bien con esta delicia autóctona) y también con quesos maduros y pastas con salsas rojas no muy especiadas.

DOS VALLES. Otra característica que hace interesante a este vino es que, aunque está compuesto íntegramente de Cabernet Sauvignon, se trata de un blend. ¿Cómo es eso? Los enólogos de San Pedro, para toda la línea 35 Sur, mezclan vinos del mismo varietal, pero elaborados con uvas que provienen de dos valles distintos. En este caso, los de Maipo y Aconcagua. Así buscan darles una personalidad especial, algo que en este caso fue logrado con creces.
A nadie asombra actualmente que el Nuevo Mundo en general y Chile en particular puedan elaborar vinos de calidad a precios competitivos. En todo caso, debería llamar la atención si no lo hicieran.