Por Daniel Fassardi

Si nos ponemos a mirar con atención las procedencias de los vinos que encontramos en el mercado local, claramente hay uno que llama fuerte la atención. Me refiero a Sudáfrica, país ubicado en el extremo sur del continente africano que tiene una tradición vitivinícola ¡de más de 300 años!

Cuando me encargaron catar 3 Pinotage sudafricanos que podemos adquirir en las góndolas de Asunción y contar las sensaciones, me pareció correcto que, primero, me informara sobre la historia del sitio. Fue así que navegando me topé con un sitio muy prestigioso, ElConocedor.com, que dedicó un artículo completo sobre la historia y todas las denominaciones de origen de este desconocido país productor del Nuevo Mundo Vitivinícola.

Quienes deseen acceder al artículo completo pueden hacer clic acá. Y aquellos que estén con pocas ganar de pasar a otra ventana de navegación para seguir leyendo, pueden continuar en este material, que recopila algunos datos del artículo mencionado, más algunos datos históricos obtenidos de otras fuentes.

. Simon Van der Stel llegó a Sudáfrica en 1679, enviado por la Compañía de las Indias Holandesas con la  misión de organizar un puesto estable de intercambio con los nativos para abastecer en lo posible a los barcos de la Compañía de alimentos frescos y agua.

. Van der Stel era un gran aficionado al vino y resolvió crear un viñedo. Con la excusa de producir vino para su propio consumo y el de los sedientos marineros de los barcos que recalaban en el puerto de Capetown fue creando lo que con el tiempo sería uno de los viñedos míticos en la historia mundial del vino, el Groot Constantia.

. En 1685, cuando Luis XIV prohibió en Francia el protestantismo, muchos hugonotes (antiguo nombre otorgado a los protestantes franceses de doctrina calvinista) se exiliaron en Holanda. Fue así que unos 200 hugonotes con conocimientos de viticultura fueron contratados por la Compañía de las Indias Holandesas para desarrollar los viñedos iniciados Van der Stel.

. Con el paso de las décadas diversas cuestiones afectaron al desarrollo del sector vitivinícola, siendo tal vez el momento más complicado el año de 1885, cuando llegó la temida filoxera. También dos conflictos lo afectaron, conocidos como Guerras de los Boers.

. También el sistema cooperativista KWV (Kooperatieve Wijnbouwers Vereniging van Zuid-Afrika Beperkt) iniciado en 1918 y las sanciones internacionales al comercio de productos sudafricanos en la década de los 80 por el apartheid hicieron lo suyo. 

. Por fin, la década de 1990 verá el final paulatino del monopolio del KWV y sus reglamentos y el reingreso de Sudáfrica a los mercados internacionales. Por otra parte se produce la aparición de productores independientes de pequeño tamaño en búsqueda de una calidad sin compromisos y que cimientan su trabajo localizando los terruños ideales y en la replantación de variedades acordes con la tendencia del mercado internacional.

. Hablar de vinos de Sudáfrica es hablar de la doméstica Pinotage, variedad creada en 1925 mediante el cruce entre las cepas Pinot Noir y Cinsault. Si bien es cierto que en el país se cultivan todas las variedades nobles (como las tintas Cabernet Sauvignon, Merlot y Cabernet Franc, Malbec y Petit Verdot) y que hay una larga tradición de trabajar con variedades blancas, son las variedades del Ródano y del Mediterráneo las que reciben la mayor atención por parte de los viticultores sudafricanos, siendo la Syrah, la Garnacha y la Monastrell las variedades más plantadas en la actualidad.

EN PARAGUAY. Y ahora sí, habiendo realizado una somera introducción al mundo vitícola sudafricano, paso a comentar los vinos que llegaron a mi copa y cuyas notas de cata comparto a continuación.

TWO OCEANS PINOTAGE 2015

Se trata de una etiqueta con Denominación de Origen Western Cape. A la vista presenta un color rojo rubí de intensidad alta, muy brillante, con ribetes púrpura. En nariz resulta intenso y presenta my ricos e intensos aromas a fruta roja, un ligero dejo a yogur y claros toques a café. Entra en boca con un saludo ligeramente dulzón, aunque es un vino seco; su acidez resulta media a media alta, cuerpo medio, taninos medios y, durante el final, vuelven a sentirse en retronasal los aromas percibidos en nariz.

NEDERBURG THE WINE MASTERS PINOTAGE 2014

Elaborado con uvas cultivadas en la región de Paarl, este Pinotage presenta un color rubí profundo con matices granate, brillante. En nariz presenta intensidad alta y muy agradables aromas a fruta roja, complementada con algunos toques a café y algo de pimienta negra; en la medida que se va oxigenando en la copa, surgen sutiles notas florales. La entrada en boca también resulta con un punto de dulzor, aunque el vino claramente es seco; su acidez es media, se percibe con cuerpo medio alto, taninos medios (presentes, aunque aterciopelados), alcohol alto y un final largo, donde aparecen nuevamente las notas frutales en todo su esplendor. 

FLEUR DU CAP PINOTAGE 2013

Se trata de una etiqueta con Denominación de Origen Western Cape. A la vista presenta un color rojo rubí de intensidad alta, muy brillante, con matices granate. En nariz, al principio se percibe un poco austero, aunque hay que esperar que se oxigene para que los aromas se vayan expresando. Cuando ello ocurre aparecen la fruta roja, notas a mermelada, algo de casis y yogur, más un levísimo punto especiado. En boca es seco, de acidez media a media alta, de cuerpo medio a medio alto, taninos altos aunque para nada molestos (de los tres vinos es en éste donde se perciben con mayor fuerza) y un final en boca placentero que incita a beber el siguiente trago.

CONCLUSIONES. Debo reconocer que este es mi primer acercamiento a los vinos de Sudáfrica, aunque anticipo que de ninguna manera será el último. En los tres casos debo destacar la fruta que se percibe y, también, lo agradable que se sienten en boca. Por sus características los imagino servidos a una temperatura más cercana a la ideal de un Pinot Noir que de un tinto bien corpulento y, en cuanto a comidas, los veo más cercanos a carnes blancas que a las rojas, salvo el Fleur Du Cap.

Sin dudas, una agradable sorpresa multiplicada por tres, ideal para comenzar a entender a un país con una enorme tradición vitícola, aunque desconocida en el país.

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