Por Daniel Fassardi

Como siempre digo, lo mío son los vinos tintos. Muchas veces me he quejado aquí mismo porque se me encargaron para publicar artículos cuyos protagonistas principales eran los vinos blancos.

Todas las veces, la orden llegó desde el editor de esta web, buscando con ello que yo "abra la cabeza y el paladar", según sus dichos.

Y hoy, nuevamente, estoy aquí escribiendo sobre otro blanco. Aunque esta vez, nobleza obliga, debo aclarar que esta redacción no es responsabilidad del editor. Esta vez la culpable es mi cómplice habitual S., quien clavó en mi la espina de la curiosidad al contarme que había comprado un vino que le habían recomendado y quería descubrirlo en mi compañía.

Primero me comentó que se trataba de un Semillon argentino. Luego, me dijo que era un cosecha 2013 de la bodega Mendel Wines. Con esos datos era imposible no ceder a la curiosidad de conocer en la copa a un hijo vitivinícola del gran enólogo Roberto de la Mota, responsable de todo cuanto ocurre en esa pequeña pero no menos famosa casa de vinos.

Así, como es nuestra costumbre, nos reunimos en el departamento de mi querida amiga para que, juntos, descubramos nuevos vinos. Y como corresponde, enfriamos primero el vino mientras preparábamos un picoteo de rabas de calamar fritas, sugerencia de S. que yo acepté muy gustoso.

¿Con qué nos encontramos? Con un maravilloso vino de color amarillo paja, límpido y muy brillante, con ribetes verdosos. Tiene una nariz de buena intensidad, en la que se destacan las notas florales y un punto a miel, más un toque a frutas tropicales. Entra en boca con buenas acidez y frescura; es untuoso y de buen volumen; en retronasal aparecen notas a fruta tropical; finaliza con deliciosos recuerdos a coco y un punto ahumado que en principio me desconcertaron.
 
Luego, buscando en la web de la bodega supe que este vino tiene un paso por madera, por lo que resultan totalmente comprensibles las últimas notas descriptas en el párrafo anterior.

En fin, como siempre ocurre cuando debo probar un vino blanco, mis expectativas fueron ampliamente superadas y la curiosidad fue saciada del mejor modo: con mucho placer.