Por Alejandro Sciscioli

Lo bueno de escribir sobre vinos es que uno tiene la posibilidad de asistir a la mayoría de los encuentros en los que realmente vale la pena estar. Y, precisamente, uno de esos momentos culminantes de la movida vinera local del 2014 tuvo lugar el pasado 21 de noviembre en los salones del Sheraton Asunción Hotel, cuando Alberto Arizu (h) en persona llevó la voz cantante en una cata que tuvo como protagonista central a Ícono, el mejor vino que la bodega argentina Luigi Bosca puede elaborar.

El convite nos llegó a través de AJ SA “Calidad Ante Todo”, la importadora local de la marca, que además de asegurarnos un sitio en la mesa de cata nos consiguió un mano a mano con Arizu, portador de uno de los apellidos vitivinícolas más importantes del vecino país, quien cumple la función de máximo referente comercial de la firma y, también, es hijo del ya mítico ingeniero agrónomo que dirige los destinos de la empresa familiar. Como solemos hacer, y para evitar que este texto se extienda por demás, el resultado de esa conversación será publicado en una próxima entrega.

Lo concreto es que, ya en el hotel y luego de una “selfie” cholula con Arizu, pude disfrutar de los excelentes vinos de Luigi Bosca y de la inmensa cordialidad del ejecutivo.

Primero, nos deleitamos con  una cata vertical de tres añadas de Ícono (un blend de Cabernet Sauvignon y Malbec con el que los Arizu buscan rendir homenaje a la tradición vitivinícola familiar) y, luego, de un almuerzo maridaje en el que degustamos productos verdaderamente superlativos.

ÍCONO 2007. Sobre este vino, Arizu comentó que en ese año tuvieron días muy cálidos y noches muy frescas, lo que permitió “muy buena madurez de las uvas, buena insolación y rendimientos relativamente bajos en todas las vendimias. Así obtuvimos vinos con buena fruta, buena concentración y en general muy intensos”, puntualizó.

Pero, ¿qué encontramos en la copa? Un vino de hermoso color rojo rubí, profundo y muy brillante con lágrima densa y de caída muy lenta. Ofrece una nariz compleja intensa con mucha fruta roja aún fresca, con presencia mineral, notas lácteas, algo balsámico, con leves trazas a chocolate, café, especias y pimienta negra. Entra en boca con suave dulzor, excelente acidez y muy buen cuerpo y estructura; es redondo, sedoso, algo picantito, con notas retronasales frutadas; su final es muy largo y placentero.

ÍCONO 2008. Sobre esta añada, el experto explicó que “la cosecha comenzó con mucho calor y tuvo lluvias al final, lo que representó para nosotros un desafío, porque se adelantó la cosecha del Malbec por el calor, mientras que las lluvias paralizaron la evolución y madurez del Cabernet. Tuvimos que analizar muy cuidadosamente el momento preciso de la cosecha”.

En la copa nos encontramos con un vino de hermoso color rojo rubí, profundo (aunque algo evolucionado) y muy brillante con lágrima densa y de caída muy lenta, de nariz compleja con presencia de fruta cocida (ciruela en compota y uva pasa), más algo de especias, pimienta, vainilla, chocolate, caramelo de leche, más sutiles toques minerales y a madera. Entra en boca con buen dulzor, ricas acidez y frescura; seduce con su muy buen cuerpo y notas retronasales especiadas; es redondo, sedoso, picantito y con un final muy largo y agradable. Al evolucionar en la copa, luego surgenen boca notas minerales.

ÍCONO 2009. Para esta cosecha los astros se alinearon, ya que “fue una extraordinaria vendimia con días frescos en general, al igual que una correcta temperatura media anual. Tuvimos buenas lluvias en primavera y todos los ciclos de la vid se dieron en su momento exacto. El verano fue benévolo, con buenas brisas por la noche. Ambas variedades (la Malbec y la Cabernet) estuvieron bien equilibradas”, resumió Arizu.

Su color es color rojo rubí profundo con ribetes violáceos,muy brillante, con lágrima densa de caída muy lenta. A este vino hay que esperarlo, ya que si bien fue decantado, igual necesitó tiempo en copa para expresarse. Tras airearse, lo primero que aparece en nariz es la madera y luego, de manera muy intensa, la fruta roja, más deliciosos puntos de cereza confitada, cerezas en licor, vainilla, chocolate, especias y un suave dejo de pimiento rojo. Obsequia una gran entrada en boca, con gran cuerpo y estructura; en retronasal aparece la vainilla; llena toda la cavidad bucal y pasa ella con gran personalidad;su final es larguísimo y muy placentero. Y lo más importante es que, en la medida que pasan los minutos, evoluciona y evoluciona en la copa. ¡Un verdadero vinazo!

SEGUNDA PARTE. Luego, llegó la comida a la mesa y, con ella, más vinos, todos excelentes. ¿Qué se degustó?

Riesling Las Compuertas Single Vineyard 2014. No es fácil encontrar vinos argentinos de esta variedad, y más si tenemos en cuenta la gran calidad de esta etiqueta. Las uvas de este en particular son cultivadas en Las Compuertas, que a su vez está la región mendocina de Luján de Cuyo, donde se encuentra el viñedo Finca Los Nobles. Su color es amarillo dorado suave, con ribete verdoso, muy brillante, con lágrimas densas de caída medianamente lenta. Su nariz es muy frutada, aunque también destacan notas minerales (salitre), herbáceas, cítricas y florales. En boca resulta vivaz y sorprende con un leve dulzor; destaca por su buen volumen y sorprende con un cuerpo interesante; en su rico final destacan toques florales.

De Sangre 2011. Se trata de un blend que tiene como componente principal a la Cabernet Sauvignon, más Syrah y Merlot. Las uvas son cultivadas en Finca Los Nobles (Las Compuertas, Luján de Cuyo, Mendoza) y Finca El Paraíso (El Paraíso, Maipú, Mendoza). Se trata de un vino color rojo rubí muy brillante con ribetes granates. En nariz resulta muy mineral y frutado (ciruela en compota y uva pasa). En boca es muy sedoso y redondo; presenta buen cuerpo y notas retronasales minerales (hierro); en su final largo y placentero vuelven a aparecer las notas ferrosas.

Gala II 2011. Se trata de un blend que tiene en su formulación 80% de Cabernet Sauvignon, 15% de Cabernet Franc y 5%de Merlot. Las uvas provienen de Finca Los Nobles (Las Compuertas, Luján de Cuyo, Mendoza), Finca La España (Carrodilla, Luján de Cuyo, Mendoza) y Finca La Linda (Vistalba, Luján de Cuyo, Mendoza).Nos encontramos ante un vino de color rojo rubí profundo y brillante, con ribetes granates. En nariz aparecen la fruta negra, especias, pimiento rojo, pimienta, especias y delicadas nota minerales. Entra en boca con un saludolevemente dulzón; de buen cuerpo y estructura, los taninos se sienten claramente, pero no molestan; llena la boca; obsequia un delicioso y largo final.

Finca Los Nobles Mabec Verdot 2010. Se trata de un vino elaborado íntegramente con uvas provenientes de Finca Los Nobles (Las Compuertas, Luján de Cuyo, Mendoza), sitio que presenta una particularidad: las cepas de Malbec y Petit Verdot están mezcladas en el viñedo y por lo tanto se cosechan y vinifican simultáneamente. Se trata de un vino de color rojo rubí profundo y brillante con ribetes aun violáceos y laárimas densas de caída muy lenta.En nariz resulta elegante y complejo, con presencia de fruta negra, toques minerales, un punto floral, más sugerentes trazas de especias y pimienta, un toque balsámico y un recuerdo de cerezas en licor. Entra en boca con potencia y un suave dulzor; primero se percibe su mineralidad y luego se aprecian muy buenas acidez, frescura, cuerpo y firme estructura; su final es largo con toques minerales y frutados.

Gewürztraminer Selección de Granos Nobles 2012. El broche de oro para un mediodía perfecto llegó con este vino de cosecha tardía que sorprende y enamora. Su color es de un tono dorado atrayente, muy brillante, con ribetes grisáceos y lágrimas densas que caen lentamente. En nariz resulta muy floral y algo especiado (con seductores toques a jengibre), con claros toques a miel y lichi, más un punto cítrico. Entra en boca con gran dulzor, suave picor, buen volumen y obsequia un riquísimo final meloso con toques a piña en almíbar y delicados puntos florales. Todo un hallazgo.

Luego de semejante mediodía, la siesta se transformó en una necesidad imperiosa. Y mientras iba en el taxi que me llevaba a casa, una cálida sensación de alegría iba invadiéndome al tiempo que reflexionaba sobre la importancia de decir presente en esos encuentros en los que de verdad vale la pena estar.