Por Alejandra Gavigán

Cuando su abuelo llegó a Argentina procedente del norte Italia, de una región que anteriormente había sido parte de Austria, el destino de Rodolfo “Opi” Sadler ya estaba firmado. El opa (palabra que significa abuelo, en alemán) era viticultor, y por ende su hijo heredó ese amor al vino y se convirtió enólogo. Era imposible que el nieto no continuara por esa senda, por lo que también se graduó en enología. 

Con motivo de la presentación formal de La Mascota en el mercado local, Opi Sadler visitó Asunción y encabezó una serie de actividades de cata y maridaje que sirvieron para que el público vaya tomando contacto con una marca que en este 2018 se bañó de gloria: La Mascota Cabernet Sauvignon 2016 obtuvo el Trophée al mejor vino tinto en el certamen Vinalies Internacional, encuentro organizado por la Unión de Enólogos de Francia. Tal premio le valió ser reconocido como el mejor vino tinto del mundo.

Como corresponde, Parawine conversó con este argentino de ascendencia austro italiana y, en una íntima charla, nos contó todos los secretos detrás de la misteriosa etiqueta ganadora.

- ¿De dónde viene el apodo Opi?
Opi es un apodo familiar, mi abuelo era austríaco y hablaba alemán, Opa es abuelo y me puso ese sobrenombre, que es abuelito, Opi, porque pasaba mucho tiempo con él.

- ¿Es cierto que antes hacías vinos donde habían muchos murciélagos?
Sí. En una pequeña bodega familiar que era de mi abuelo y de mi padre, de 500.000 litros, los sótanos estaban repletos de murciélagos y era normal que cuando uno busque las botellas, los murciélagos salgan por todos lados. Recuerdo que volaban por arriba de mi cabeza. Antes de entrar lo que hacíamos era subir la puerta del piso, zapatear y ver como salían los murciélagos volando. ¡Eran miles!

- ¿No tenías miedo?
Al principio no temes a esas cosas. Esto es el por qué no le pusieron un perro o un gato a La Mascota como tal a la etiqueta… como eran vinos de autor le pusimos murciélagos, ya que es mi manera de contar mi historia, a través de la historia familiar.

- ¿Es esto tu inspiración para el Big Bat Cabernet Sauvignon?
En parte sí. Pero además esta bodega ve más allá de especializarse solo en el Malbec. Naturalmente nos sale muy bien porque todos sabemos que el mejor Malbec siempre es argentino, no hay duda de eso. El hecho a ponerse estudiar al Cabernet es entrar a otra liga porque hay muy buenos en muchas partes del mundo. Es entrar a competir con otros competidores muy fuertes, y siempre me apasionó esta cepa. Trabajé con la gente de Santa Carolina, ellos tienen unos muy interesantes Cabernet, son muy buenos en esa materia. Siempre pretendí estudiarlos y coincidió que este viñedo (La Mascota) tenía muy buenos Cabernets. Después de presentarnos en algunos concursos en Argentina y sacar buenos resultados, los mandamos a competir afuera con otros, y como dio buenos resultados, salimos con valentía con esta cepa.



MÁS QUE UNA ENTREVISTA. Mientras la charla iba avanzando, el enólogo se entusiasmaba con cada respuesta, llevando una pregunta a otra naturalmente, como parte de una conversación íntima que trasciende a la entrevista periodística. Por ello resultó totalmente comprensible la demora de los colegas que habían conversado con Opi antes que nosotros. 

- Venís de una familia dedicada a la viticultura. ¿Cómo influencia esto en tu proceso enológico?
Hace unos diez años atrás viene un inglés, Peter Greed, quien probó mis vinos en una London Wine y me dice: ‘quiero que hagas un vino de acuerdo a tu estilo, uno tuyo’. Entonces elaboré un vino que se vende mucho en Inglaterra, muy parecido al Unánime (ensamblaje de Cabernet Sauvignon, Malbec y Cabernet Franc), que es similar al que se toma en las familias dedicadas a este rubro, porque justamente las uvas que se usan son las que se cosechan más tarde con un poco de concentración de azúcar más alto que el resto y salen vinos más concentrados, con más cuerpo, y eso lo traslado a esta línea de vinos con una madurez justa pero no tan dulce, es lo que me quedó de mi experiencia familiar.

- ¿Cómo tomaste el premio del mejor tinto del mundo?
Estaba viajando a la ProWein, en Düsseldorf, y ahí me enteré del premio. Al principio creí que era un Malbec porque era imposible ganar en Francia con un Cabernet Sauvignon. Es difícil que hayan elegido eso. En la feria habían dos jueces: uno canadiense y otro francés que se acercaron a mi stand y pregunté por qué fue elegido y me dijeron que unánimemente fue el mejor Cabernet de todos, por ser el vino más elegante. En Argentina lo llaman el mejor del mundo, pero no es tan así.

- ¿A qué se debe esto según tu criterio?
Creo que se debe al poco impacto de madera que tiene el vino, porque no usamos barricas sino toneles, no tratamos de mostrar la madera sino el terroir. Entonces buscamos un equilibrio entre ambas partes para poder dar la mejor expresión en nuestros vinos.

- ¿Crees que este vino está diciendo que Argentina puede producir mucho más que solo Malbec?
De a poco se va a ir dando. En el 88-89 no había exportación, las ventas eran muy esporádicas. Trapiche, Catena, tenían comercio exterior. Iba con el Flaco Riccitelli, eran 10 bodegas que salían al London Wine y a Vinexpo que se hacía cada dos años, pero en esas primeras ferias los ingleses no conocían Argentina y no querían al Malbec por más que quedaban maravillados, lo primero que querían ellos eran vinos para rotar en los supermercados, pero no querían el Malbec. A partir de los años 90 el Malbec formaba parte de blends, si lo mezclábamos con otras cepas empezaban a agarrarle el gusto pero aunque no lo creas, ellos lo que buscaban en primer lugar era el Cabernet y les encantaba el argentino, pero la gente luego empezó a tomar tanto el gusto por el Malbec y se olvidaron de muchos varietales, que ahora empiezan a resurgir de a poco.

- ¿Qué es lo que imprimiste en el vino premiado?
Creo que en este sentido pasa por el tema de experiencias anteriores. En el caso del Unánime y Big Bat fue poner más énfasis en la forma de elaborarlo, dejamos de lado la región, la zona y le dimos más la impronta de la forma de trabajo y de elaborar. El Unánime es un blend que causó sensación: es el vino argentino más vendido en Estados Unidos, aunque no fue elaborado para ellos pero tiene muy buena entrada en boca, vino largo, y en el medio es un poco lineal, lo que le da esa gordura, es músculo, ese nervio en el medio de la boca. El Cabernet Franc da ese pimiento rojo espectacular que le gustó tanto a ellos.



ROCKSTARS. Una realidad innegable es que muchos enólogos están ganando una visibilidad particular. Tanta que en gran cantidad de oportunidades los nombres de los hacedores logran trascender más que las etiquetas que elaboran. Aunque, por supuesto, aclarando que las actitudes de estos profesionales del vino de ninguna manera rozan los caprichos que tan a menudo se observa a los artistas del rock. Era imposible no plantear ese tema al menos al paso.

- Los enólogos son como los rockstar del vino… ¿Lo ves así?
No los veo como a los rockstars (risas). Aunque nos pasamos a veces de mambo, sí, pero porque somos muy pasionales en lo que hacemos. Pensamos en hacer vino como nos gustaría tomarlo con los amigos. Creo que pasa por ahí, ¿cómo haría el mejor vino que a mí me gusta y disfruto con mis amigos? Entonces creo que más allá, es la pasión que uno le imprime a ese vino.

- ¿Qué se viene de La Mascota para el año entrante?
Tenemos un espumante que aún no hemos traído a Paraguay, 100% Pinot Noir méthode champenoise, también de la finca de La Mascota. Hace tiempo que lo venimos trabajando y está en varios mercados. Esperamos que prontamente esté acá.

- ¿Cuáles son las 3 etiquetas de La Mascota que no podemos dejar de probar en Paraguay?
Big Bat, Cabernet Franc y el Unánime, claramente. Aunque también les invito también a que no dejen de probar el chardonnay, les va a sorprender.

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