Por Alejandro Sciscioli

Una de las máximas que se enseña a los estudiantes en las escuelas de periodismo es a tener “sentido de la oportunidad”, lo que significa aprovechar todos los datos que se tengan a mano, en el momento oportuno, para informar de la mejor manera a nuestros interlocutores. De ese modo, salen ganando tanto el medio como sus lectores, oyentes o espectadores.

Quienes hacemos Parawine, entonces, aprovechamos a continuación la oportunidad de utilizar una información que esperábamos publicar en otro momento del año, pero que decidimos compartir ahora porque en este momento toma relevancia especial. Es que, teniendo en cuenta la cata que nuestro sitio realizará junto con La Parisienne Bistró y la importadora Frutos de los Andes el próximo 10 de diciembre, no podemos evitar la publicación de todas las experiencias vividas y todo lo degustado durante una visita realizada a las instalaciones de Altos Las Hormigas, el vino que precisamente será servido y presentado en la velada.

UNA GENTILEZA DE WOFA. El viaje fue realizado gracias a una invitación de la entidad Wines of Argentina (WOFA) y fue parte de un gran recorrido de 16 días por las principales zonas vitivinícolas del vecino país. De hecho, al momento de escribir estas líneas, tres extensos informes especiales ya fueron publicados y compartidos en Parawine.

Puntualmente, estuvimos en la bodega el día 17 de febrero durante una soleada mañana de verano en la cual había mucha actividad, teniendo en cuenta los preparativos para la vendimia que de a poco iba acercándose.

Fuimos recibidos y atendidos en todo momento por Vincent Capmas, un joven enólogo francés de apenas 31 años que lleva más de tres años trabajando en la bodega y que, anteriormente, fue juntando experiencia profesional en su Francia natal y, luego, en Australia.

Hoy, Vincent forma parte del equipo comercial de casa vitivinícola, aportando una importante visión diferente a quienes están encargados de vender la producción a los diversos mercados.

Con gran paciencia y mucho espíritu docente, Vincent nos explicó que el proyecto de la bodega fue una iniciativa de los italianos Alberto Antonini y Attilio Pagli, precursores del posicionamiento del Malbec argentino en el mundo.

Desde principios de los años noventa, estos dos italianos apostaron al Malbec, asesorando a prestigiosas bodegas. Winemakers de profesión, la idea de una bodega nace tras un recorrido que hacen por Chile y Argentina.

Así, Antonini y Pagli encontraron gran potencial en viñedos ya plantados en Argentina, puntualmente en Mendoza. Vieron que si bien esta provincia argentina está entre las regiones del “Nuevo Mundo” del vino, su industria es del “Viejo Mundo”, notando la existencia de viñedos incluso más antiguos que en Europa. Pero lo que más apreciaron fue que el Malbec prosperó de modo muy superior al de Europa.

Así, ya con unos años experimentando con la cepa insignia argentina, en 1995 emprenden el proyecto propio de Alto Las Hormigas. Su primera cosecha se remonta al año 1997, pensando al principio en exportar toda su producción.

El despegue fue el año 2000, cuando su etiqueta “Alto Las Hormigas Malbec Reserva” entró en el Top 100 de la prestigiosa revista mundial “Wine Spectator”. Fue el primer vino argentino catalogado en tan prestigioso listado, junto al “Catena Zapata Malbec Argentino”.

Hoy, la casa de vinos cuenta con una superficie total de 202 hectáreas en diversas fincas, aunque apenas llevan plantadas 8 hectáreas de Bonarda Argentina y 45 hectáreas de Malbec. Un detalle que destacó Vinvent es que su trabajo es totalmente orgánico y biodinámico, aunque no han certificado esos sistemas de producción.

Y como esta bodega enfoca toda su atención en destacar los distintos terroirs del Valle de Uco en los cuales trabajan, antes de la degustación oficial, en plena sala de barricas pudimos sentir en nuestros paladares la evolución de la cosecha 2011 de la línea Appellation Altamira. Esta gama también cuenta los secretos de los terruños de Vista Flores y Gualtallary.

Incluso, con mucha pasión y paciencia el joven enólogo precisó la composición de los suelos de cada uno de los tres terroirs y hasta comentó qué puede aportar al vino cada tipo de terreno en particular.

LA DEGUSTACIÓN. A esta altura del viaje sabíamos que, si bien cada bodega quería mostrarnos sus instalaciones, su interés principal era que los conozcamos mejor de acuerdo a lo que iba llegando a las copas.

Me encontré con algunos vinos conocidos y con otros que aún no me habían presentado. El saldo, fenomenal: mucha calidad sin importar las líneas que nos hayan presentado. Y así, en el quincho de la bodega y con el impresionante marco de la cordillera andina, vivimos una impecable degustación.

Colonia Las Liebres Bonarda 2012. Este vino, uno de mis favoritos, no me defraudó. De nariz intensa y frutada, se destacan ricas notas a fruta negra, un dejo abocado y suaves trazas a café. Entra dulcemente en boca y se perciben muy buenas acidez y frescura; un vino que te invita a seguir bebiéndolo hasta terminar la botella.

Colonia Las Liebres Reserve Bonarda 2011. Su nariz es un tanto menos intensa que el anterior, aunque igual aparece la fruta negra, más unas sutiles notas especiadas y un punto de caramelo de café. En boca resulta suavemente dulce, de buenas acidez y frescura, redondo y sedoso; en retronasal aparece nuevamente la fruta negra.

Altos Las Hormigas Clásico 2013. De nariz muy intensa, aparece claramente la fruta roja de manera explosiva, más unos sutiles toques florales. Entra en boca con un seductor punto dulzón; es fresco, redondo, sedoso y obsequia un rico final pleno de fruta.

Altos Las Hormigas Terroir 2011. Si bien es 100% Malbec, este vino es un corte de terroirs del Valle de Uco. De nariz compleja y elegante, aparece primeramente la fruta negra y, luego de airearlo, surgen notas especiadas, florales y ahumadas. En boca se percibe buen cuerpo y acidez, con la madera y la fruta bien integradas; redondo y sedoso, obsequia un leve picor al final y vuelve a obsequiar fruta.

Altos Las Hormigas Reserve 2012. También elaborado con uvas procedentes de los tres terroirs del Valle de Uco, este vino precisa de tiempo para expresarse bien. Una vez abierto, obsequia fruta negra, especias y sensuales toques florales. En boca resulta fresco, redondo, sedoso y picantito; en retronasal aparecen notas balsámicas y se repite la fruta negra percibida en nariz; su final es largo y delicioso.

Altos Las Hormigas Malbec Appellation Vista Flores 2009. Un vino que enamora, pero que también debe ser esperado o, mejor aún, decantado. Complejo en nariz, obsequia fruta negra, toques a vainilla, más unas interesantes notas florales, minerales y a laca para muebles (que se disipa en la medida que evoluciona en la copa). En boca resulta fresco y de buena acidez; es fresco, redondo y sedoso; en retronasal repite la fruta y aparecen toques blasámicos y su final es largo y agradable.

Altos Las Hormigas Single Vineyard 2007. Un vino con mucha, pero mucha crianza (3 años de barrica francesa nueva). A pesar de tanto tiempo en madera, la fruta negra fresca se percibe y la madera dice presente con sutiles notas a vainilla y a café; a medida que evoluciona aparecen puntos florales y balsámicos. Entra en boca con gran personalidad y dice “acá estoy” con gran cuerpo y estructura; en retronasal la fruta se percibe claramente, mientras que su final es muy largo y placentero, con suaves trazas a vainilla. Un golazo en la copa.

Lamentablemente, la agenda del día era muy apretada y poco más pudimos conversar con los nuevos amigos de Altos Las Hormigas. La experiencia fuer verdaderamente fantástica, pero debíamos continuar con una experiencia que, ese día, nos llevó a conocer las instalaciones de dos bodegas más y a participar de dos miniferias de vinos con la participación de otras ocho viñas en total. 

Sí, fue una jornada de locura redondeada con aproximadamente 100 vinos degustados.

En un nuevo capítulo comentaré todos los detalles del resto de ese día y, en otras entregas, el resto de las maravillosas experiencias de un viaje que dudo mucho pueda repetir alguna otra vez en la vida.