Por Alejandro Sciscioli

Debo reconocer que mi esposa es una cazadora de novedades con habilidades innatas. Lo usual es que la mayoría de las veces se entere antes que este servidor de las cosas que ocurren en torno a la gastronomía y el vino a nivel local, aún cuando se supone que, como periodista, debo estar “bien informado”.

Por eso no me sorprendí para nada cuando me comunicó que había reservado una mesa para dos en el restaurante Mburicao, para disfrutar de la “Cena Maridaje Malbec & Cacao”, en la cual cocinarían 7 chef, tres de ellos cocineros de la casa y los restantes invitados, de 5 nacionalidades distintas.

Fue así que el pasado martes 6 de mayo, a las 20.30 en punto, llegamos al famoso restaurante listos para vivir la experiencia preparada por los cocineros Javier Rocca (Suiza), chef ejecutivo del Mburicao; Fernando López (Paraguay), cocinero de la casa; Koldo Pizarro (España), también cocinero de la casa; Andre Magon (Brasil), invitado; Freddy Almirón (Paraguay), invitado; Martín Scala (Argentina) y Jorge Leiva (Paraguay), invitado.

Con respecto al vino, vale destacar que los 6 pasos fueron acompañados por diversas etiquetas de  la casa argentina Bodegas Nieto Senetiner.

GRAN AMBIENTE. Como de costumbre, el restaurante estaba preparado para recibir a una legión de comensales dispuestos, como nosotros, a ser parte de una propuesta que prometía mucho. Y como siempre ocurre, el salón se colmó en la medida que los minutos pasaron.

Un aspecto positivo que no me cansaré de destacar cada vez que adherimos a una propuesta de la casa, es que los comensales no deben esperar a los rezagados de siempre para iniciar la experiencia. La misma comienza cuando las personas sentadas a la mesa deciden que ésta arranque.

Y también, antes de iniciar la parte suculenta del texto, quiero poner en destaque el muy eficiente trabajo del personal del salón, siempre oportuno y amable. Un verdadero lujo.

LA EXPERIENCIA. Una vez dada nuestra aprobación, la comida y el vino comenzaron a llegar.

La entrada, elaborada por Rocca, consistió en un “Tartar de bacalao y cigalas mediterráneas en dos temperaturas, tibio de salmonete, pilpil de oliva y sal maldón”. El acompañamiento: Nieto Senetiner Brut Nature.

Muy bien el plato: fresco, con excelentes texturas y sabores, destacándose especialmente el tartar. El espumante: con un bello color asalmonado y de burbujas finas y persistentes, posee aromas a fruta blanca, más deliciosos toques a miel y cítricos; en boca es muy fresco, ideal para tomar y seguir tomando.

El segundo plato fue un “Espárrago envuelto en lenguado con espuma de romescu”, obra que llevó la firma de Fernando López. El acompañamiento: Nieto Senetiner Reserva Malbec 2012.

La comida, excelente: la combinación de la suave textura del lenguado combinado con el sabor del espárrago más el toque de la salsa romescu resultaron espectaculares. 2. El vino, en tanto, posee un color rojo rubí suave y brillante; posee una nariz rica y amable, con notas fruta roja fresca, especias, pimienta, más trazas mentoladas y a café; Entra muy bien en boca con un saludo dulzón y resulta suave, amable y sedoso. Un detalle: el maridaje no estuvo bien logrado.

El tercer paso, llevado adelante por Koldo Pizarro, consistió en un “Tubo de patatas en dos cocciones y texturas, migas de bacalao fresco y colchón de pulpo”, servido junto al Cadus Blends of Vineyards Malbec 2011.

El plato, correcto y sabroso. El vino, excelente: de color rojo rubí profundo y brillante, obsequia una nariz muy expresiva con notas a cerezas en licor, mentol, especias, pimienta, ciruela pasa, laca y un delicado toque floral; entra muy bien en boca, donde resulta algo licoroso, fresco, con buena acidez, sedoso; llena la boca y despide con un final medio a largo y notas retronasales a chocolate. El maridaje tampoco estuvo bien logrado en este caso.

En cuarto lugar llegó a los platos un “Cupim a la Presión & Runner glaseado al Malbec con mandioca frita a lo Michael Bras”, obra de Magon. El vino: Nieto Senetiner Reserva DOC Malbec 2011.

El plato resultó muy bueno, con una gloriosa combinación de sabores y texturas. Con un color menos profundo que el Cadus, ofrece una nariz con mucha fruta roja, un nítido toque floral y dejos balsámicos, mientras que su saludo en boca es ligeramente dulzón, con rica acidez y frescura, es algo picantito y su final resulta largo y sabroso con notas retronasales a café. El maridaje muy bueno, aunque a este plato le iba mucho mejor el Cadus.

El quinto plato fue una “Chastaka de oveja con colchón de batata crocante, mezclum de verdes y pesto kuratu”, obra de Freddy Almirón, acompañado del Don Nicanor Malbec 2011.

El plato resultó correcto y sabroso. De color rojo rubí profundo y brillante, el vino resulta deliciosamente frutado en nariz (cereza), con notas a especias y trazas mentoladas; entra en boca con muy buena acidez y frescura y se perciben buen cuerpo y volumen; es picantito y se despide con un largo final que deja notas retronasales a cerezas en licor y chocolate.

El postre fue una deliciosa orgía ideada por Martín Scala y Jorge Leiva: “Tres texturas de chocolate en 80% de cacao”, que fue regada con el Benjamín Nieto Senetiner Blanco Dulce.

En realidad fueron tres los postres servidos, con enfoques distintos: el primero identificado plenamente en el chocolate (con un bombón relleno), el segundo con una nota tropical (mango) y el tercero con más atención en los frutos rojos.

Muy ricas propuestas, bien pensadas, para nada empalagosas. El vino acompañó correctamente, fresquito, con buena acidez, ayudando a los postres.

Y así la noche llegó a su fin, al menos para nosotros, que decidimos no hacer una sobremesa extensa debido a que al día siguiente debíamos madrugar.

Contentos y muy satisfechos subimos al taxi que nos llevó a casa (no manejamos cuando tomamos), renovando la promesa de volver cuando el restaurante Mburicao renueve el desafío de una experiencia similar.

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