Por Rubén Darío Lugo
A pesar de las gotas caídas al momento del encuentro en el piso 21 del World Trade Center, donde hay un coqueto restaurante por cuya terraza se contempla todo el eje corporativo de Aviadores del Chaco, encontrarse con el mismísimo Mauricio Lorca resulta beneficioso y placentero, ya que hablamos de vino, indiscutiblemente, que es materia fundamental de nuestro espacio.
Su llegada a Asunción se debió a la promoción de las etiquetas de la bodega, acercarse más a la fuerza de venta local aliada a la marca, e incluso presentar nuevas variedades para incorporar al portfolio de Mauricio Lorca.
Mencionar el nombre del enólogo argentino Mauricio Lorca es hablar de un peso pesado en la viticultura del vecino país. Joven pero con una gran experiencia trabajando en bodegas de gran prestigio, supo dar el paso en el momento preciso para independizarse y elaborar sus propios vinos. Aunque también es el responsable enológico de los excelentes productos de la Bodega Enrique Foster, especializada en Malbec.
“Como productores, queremos entender hacia dónde va el mercado paraguayo, para enfocarnos en los diferenciales que podrían resultar muy bien. Fuimos creciendo poco a poco y encontrando distintos canales, como los supermercados Premium, los delicatesen, las vinacotecas”, resume el enólogo.
Mauricio Lorca viene desarrollando en los últimos años nuevas líneas como el Cabernet Franc o bien variedades vistas como “raras” (Petit Verdot), incluso la Syrah, que es poco difundida, según puntualiza. Por supuesto que también Malbec y Cabernet Sauvignon, más promocionadas en el mercado.
PRODUCCIÓN. Al recordar aquella difícil cosecha 2016, en la que el clima condicionó al manejo del viñedo con tareas delicadas en el intento de airear el viñedo y remover el agua para una buena maduración de la uva, dice que con todo eso las calidades salieron muy buenas. Sin embargo, 2017 estuvo más benigno, si bien se experimentaron heladas tardías que condicionaron la producción. Para 2018 se espera una cosecha más bien normal.
Le consultamos sobre cuáles son los factores diferenciadores de la bodega y la producción: “Me gusta trabajar en el concepto de vinos de terruño, de regiones. Entiendo que, por estilo, el mercado paraguayo incorpora bien este concepto, con vinos más bien tirando a la elegancia y no tanto a la sobremaduración o sobreconcentración. Se percibe una inclinación hacia las variedades pulidas, de buena tipicidad varietal, muy ‘tomables ’, con concentración importante, pero nunca secantes o agresivos”, describe.
Entre las novedades traídas por Lorca se presentó un Moscatel de variedad rústica, que no tiene mucha difusión aún como monovarietal; además de un Cabernet Franc con el que espera sorprender al público local.
Entre sus preferencias, reafirma que un buen Petit Verdot le incita a buenos desafíos, pero que también el Syrah le resulta una variedad maravillosa, con el condicionamiento de que no tiene término medio, ya que una cosecha puede salir superlativa o bien muy decepcionante.
“Desde 2001 hago Cabernet Franc; al principio no tenía tanta repercusión, pero ahora está creciendo la demanda de este varietal. Me gustan los blend y ahí existe todo un camino para explorar”, afirma.
Ahora, siempre revolotea la consulta en torno a las características y bondades de cada región: Valle de Uco o Luján de Cuyo. Mauricio Lorca sostiene que todas las zonas son buenas, pero depende mucho del posicionamiento que se le dará al vino en el mercado. Puntualiza que en la zona Este de Mendoza hay buenos volúmenes de producción para elaborar varietales de consumo anual de muy buena calidad a precio accesible.
Sin embargo, hay zonas altas como el Valle de Uco o Luján de Cuyo, donde las producciones por hectárea bajan, de acuerdo con las características climáticas, y si uno no produce menos, la uva no madura. Entonces se eleva la calidad, pero también el precio se adecua a esas circunstancias.
LA BODEGA. Parawine también habla de la bodega en sí con este experto: “El 90% del producto se hace en el viñedo, por eso hay que hacer siempre foco en la inversión destinada a contar con un gran viñedo. De ahí nuestro objetivo es seguir posicionando la bodega en el segmento de calidad, que abarca desde los 10 a los 70 dólares/botella, lo que nos posiciona en una esfera de segmento medio alto”, sostiene.
El mayor desafío al que se enfrenta la bodega es mantener un mercado abastecido con calidad constante a largo plazo. Las instalaciones están bien tecnificadas con buenos procesos y certificada con ISO 22.000, para asegurar producto a largo plazo.
“Tenemos cinco mercados objetivos ya trabajados, a nivel diferencial en volumen y capacidad de compra: Estados Unidos, Inglaterra, China, Canadá y Brasil, más Argentina misma. Además, incorporamos Paraguay, Perú y México, que son relativamente parecidos, pero también algunos no tan tradicionales, como Rumania o Polonia”, destaca finalmente.
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