Por Alejandro Sciscioli

A veces no es necesario conocer profundamente a alguien para poder afirmar que esa persona es tu amiga. Como bien sabemos, la amistad es más un sentimiento, una percepción, y por eso entra en juego lo que comúnmente llamamos empatía. Y eso fue justamente lo que surgió, a borbotones, el día en que conocí a Alfonso Jorquera Sanza, gerente de exportaciones de Bodegas Puente de Rus.

El encuentro fue durante una no tan inusual tarde de septiembre, con el calor apretando los sentidos como si nos encontrásemos en pleno enero. Pero ello no impidió que pensara casi inmediatamente que Alfonso “es una de esas personas que, al verla por primera vez, tenés la sensación de haberla conocido durante toda la vida”.

Fue así que surgió una muy extensa charla con un interlocutor experto en temas de vinos y del noble oficio periodístico (Alfonso llegó a ser director de un importante diario español).

Primeramente, el ejecutivo explicó que el 2013 “será un buen año de vendimia”, lo que implica que también habrá buenos vinos. “Cuando te digo vendimia me refiero a cantidad de kilos; es posible que estemos entre los 17 a 18 millones de kilos de uva. Elaboraremos en torno a los 20 millones de litros de vino y con semejante cantidad te podrás hacer una idea que necesitamos mercados grandes, importantes”.

En este punto vale aclarar que los productores de la DO La Mancha, donde se encuentra comprendida Puente de Rus, no tienen reparos ante los grandes rendimientos y, al contrario, buscan que sus vides se expresen plenamente en todo sentido.

Puntualizó que la empresa se dedicó por mucho tiempo a la venta de la producción a granel, en Europa fundamentalmente, aunque también en España. “Y por la importancia que le damos a los graneles y el rendimiento que estábamos logrando con nuestros vinos, que embotellaban otros, la bodega se empezó a plantear el embotellado propio como una fuente de ingresos paralela. Siempre hemos tenido la convicción que del camión cisterna nadie bebe vino, todo el mundo lo bebe de una botella, de un bag in box, o algo, y de ahí es de donde viene la apuesta”, prosigue.

Dado el paso fundamental, hoy la empresa está presente en numerosos mercados con su marca propia. Además de Paraguay, adonde está en pleno desembarco, Puente de Rus se vende en otros 15 países. Aunque los más importantes son europeos: Reino Unido, Alemania, Francia, Suiza y Belgica. También hay países africanos y asiáticos en la lista, entre ellos China.

Un párrafo aparte se merece el mercado de los EEUU, donde Puente de Rus dice presente en 12 estados. “Empezamos en New Jersey, y de ahí tuvimos oportunidad de entrar en Florida. Es un mercado maduro en cuanto a vino se refiere, y lo que es más importante, lo pagan”.

Sobre China, dice que allí es “curiosamente donde más vendemos ahora mismo, y te lo digo con mucho entusiasmo, porque dan mucho la lata. Son muy exigentes en todo, hasta en apretarte en el precio, pero no podemos ignorar que son los únicos que están llenando contenedores con cuarenta pies”.

- De hecho, Asia es un mercado cada vez más importante para el vino.
- Me empieza a gustar mucho y cada vez más Corea como mercado calificado del vino. Gente exigente, que sabe lo que bebe y lo que busca. El chino creo que tiene que evolucionar un poco en este sentido, el vino para ellos es un producto de lujo que adorna sus mesas más que sus paladares.

- ¿Y cómo va el trabajo en Latinoamérica, además de Paraguay?
- En Brasil, que es de donde vengo ahora, empezamos hace 3 años con un importador, en San Pablo, y vamos creciendo poco a poco. El problema que nos encontramos en Brasil son los impuestos, te multiplican por 200 el precio unitario. Pero bueno, aun con todo eso, las cosas van saliendo bien.

- Según tu opinión, ¿cuál es el fuerte de la DO La Mancha?
- Las DOC en España digamos que son una extensión que la administración otorga a sectores profesionales determinados, en este caso el vino, para que todos los productos que están amparados bajo esa marca tengan una calidad determinada. Si te digo que esas exigencias no se cumplen, te estaría mintiendo. La verdad es que se cumplen. Elaborar un buen vino exige dedicación, tiempo y qué duda cabe, dinero. Se pueden hacer vinos más baratos, pero ya no serán los mismos. En cualquier caso, te diré que los vinos de La Mancha son reconocidos en el mundo entero por una razón muy sencilla: en Castilla La Mancha se elaboran 30 millones de hectolitros al año, sin perder de vista la calidad.

- Una cifra que impresiona…
- Sin embargo, no se deben hacer malos vinos allí cuando los 30 millones de hectolitros son bebidos todos los años por consumidores de todo el mundo. Y seguramente no todos los embotellamos nosotros, porque mucho se vende a granel.

500 AÑOS HACIENDO VINO. Ya con el café de por medio, Alfonso comenta que en el caso de su bodega, como referente de La Mancha, es una de las que más cifras de venta tiene en exportación, e inmediatamente explica que casi todas sus viñas están por encima de 30 años de edad, en plena madurez productiva, “que están dando una uva extraordinaria”.

No obstante, aclara que las vides más viejas en su finca tiene una edad de aproximadamente 80 años. “Lo que ocurre es que son ya vides testimoniales, ya casi están en decrepitud. Son viñas que guardamos para hacer vinos muy especiales, siempre que puedan usarse”.

“En La Mancha, más concretamente en Cuenca (porque tú donde pones los vinos manchegos, si pones los vinos conquenses, de la provincia de Cuenca, parece que me gusta más), llevamos haciendo vinos unos 500 años. Y aunque parezca una obviedad, aprendimos que de la buena uva sale siempre buen vino, y que llevamos 500 años bebiendo vino. Yo creo que nos ha ido muy bien…”.

- Hace muy poco escuché a un experto decir que, para hacer un vino malo, hay que tener realmente muchas ganas. ¿Es realmente así?
- (Risas) Hay mucha razón en eso, te lo tienes que proponer, y mira que es difícil… Adicionalmente puedo decirte que en España entró una cantidad de fondos de la Comunidad Europea destinados ya no a la promoción, sino a la adecuación de infraestructuras. Cualquier bodega de La Mancha que vayas a ver tiene sus tanques con camisas de frío de acero inoxidable, con sus filtros, con todo, todo, todo… Tecnológicamente estamos a avanzadísimos.

- A nivel bodega, ¿les va mejor con los blancos o con los tintos?
- Yo creo que vamos por igual. Los blancos, gracias a la Airen, que es una uva muy castellana, manchega. Nos sale un vino muy bueno, muy equilibrado y además fácilmente de combinar con otras cepas. De hecho, estamos haciendo un semidulce muy agradable con uva Moscatel, que también tenemos propia. Un vino femenino, aunque yo soy capaz de beberme una botella en animada conversación, y de femenino creo que tengo bien poco, jeje. También plantamos Macabeo, Verdejo y Sauvignon Blanc.

- ¿Y los tintos?
- Seguramente los tintos tienen más tirón porque hay mucho más vino tinto que blanco. Producimos Tempranillo, Syrah, Tempranillo Crianza, Cabernet Sauvignon y Merlot. Últimamente, gracias a los mercados internacionales, no guardamos vinos de un año para otro.

EN LA BODEGA. En la medida que la conversación avanzaba, saltó el tema del trabajo en bodega. Así nos enteramos de que el equipo de enología está compuesto por un jefe, que ya  lleva muchos años de trabajo en la casa, y una persona joven, “pero con las cosas muy claras”.

“Ahí estamos siempre en conflicto los que vendemos el vino con los enólogos… Para el enólogo el vino nunca está terminado. ¡Y yo quiero que esté terminado ya! También hay una chica que compagina su profesión de Ingeniera Agrónoma con la de enología”.

En breve se acoplará al equipo Alfonso hijo, que estudia enología en Madrid, “y estoy intentando que sea ‘todólogo’; yo creo que el enólogo tiene que estar implicado desde los primeros racimos de una viña recién plantada, pues el enólogo sin la uva, no es nada”.

- En la finca, ¿hay trabajo manual o mecanizado?
- Hay de todo. Tenemos viña en espaldera, la mayoría, y también viña en vaso. Discutía hace poco con un hombre, yo creo que una de las cosas que más sorprendería a los abuelos si levantaran la cabeza hoy, serían las máquinas vendimiadoras. En su momento, las primeras desollaban las frutas, entonces no servían para hacer vino de calidad. Pero hoy es otra cosa.

INGRESO AL MERCADO LOCAL. En principio, llegarán cuatro a Paraguay dos variedades blancas (Airen y Macabeo), más las tintas Tempranillo Crianza y Cabernet Sauvignon. Y entre mediados de este mes y comienzos de noviembre estaría llegando al país la primera partida para cata y degustación, unas 100 cajas de 6 unidades.

Para empezar, los sitios donde podrán adquirirse los productos de Puente de Rus serán en el restaurante del Granados Park Hotel, el restaurante Le sommelier y en Terraneo Pub, que se encuentra en el Paseo Carmelitas. Aunque seguramente se irán incorporando nuevos lugares en la medida que la marca se vaya afianzando.

El desembarco de la marca manchega en el país es iniciativa de Fidel Galeano Cuquejo y Luis Alderete, titulares de las firmas Quijote Guaraní y Terraneo Music Bar, que son precisamente las empresas que se encargarán de la comercialización del producto.

Puente de Rus, nombre que hace referencia a un milenario puente de piedra que data de la época de los romanos, es una empresa fundada en 1945 que ha ido creciendo y evolucionando a lo largo del tiempo. Cuenta en la actualidad con unas instalaciones modernas y tecnológicamente actualizadas, que se combinan para llegar a elaborar las uvas seleccionadas de sus viñedos.