Por Alejandro Sciscioli

A fines del 2010 un personaje muy singular, protagonista de la industria del vino en Argentina, visitó el país. Un hombre de personalidad afable, fino sentido del humor y mucha locuacidad, características que aportaron condimentos y diversión a la charla, que transcurrió en el restaurante Le Sommelier durante una templada noche pre veraniega. Me refiero a Ricardo Santos, “El Señor Malbec”, un wine maker cuyo producto estrella, El Malbec de Ricardo Santos, tiene sello propio, personal, único.
 Si bien el responsable del apodo de “Señor Malbec” fue Miguel Brascó, el decano de los periodistas gastronómicos argentinos, la historia de don Ricardo con el vino tiene muchos, pero muchos años.
“Estaba yo estudiando en el exterior cuando mi padre compró la mayoría de la bodega Norton. Entonces, cuando volví a la Argentina, podía dedicarme a mi profesión de arquitecto o meterme cada vez más en el vino. Y claro, me fui involucrando más con el vino hasta que al final, cuando mi hijo mayor empezaba la primaria, tuvimos que decidir  si nos quedábamos a vivir en Buenos Aires o nos íbamos a Mendoza. Y nos fuimos a vivir a Norton, donde estuvimos 27 años”, explica.
Luego, cuando pensó que había tenido suficiente vino en su vida, decidió vender esa mayoría accionaria. “Me dije que nunca más iba a meterme con el vino, a no ser que fuera para tomarlo. Pero al poco tiempo (principios de los años 90) ya estábamos trabajando en una finca que habíamos comprado. Por otro lado, mi hijo Patricio, luego de haberse recibido de ingeniero agrónomo, estaba haciendo un máster en enología en la universidad de California. Este fue un camino impensado, pero inevitable”.
La historia continuó en 1995, cuando salió la primera cosecha con el nombre de “El Malbec de Ricardo Santos”. “A partir de ahí algunos años hicimos el vino, y otros no. Los años en que no lo elaboramos fue porque realmente la uva no estaba en condiciones. Tenemos un solo vino, por lo tanto no podemos darnos el lujo de modificar la calidad del producto”.

¿POR QUÉ SOLO MALBEC? La pregunta inevitable era por qué elaborar solamente Malbec, y la respuesta me descolocó: “por qué no”, dijo, y luego justificó: “la vida es demasiado corta para hacer más de un vino de calidad, cosa que no le gusta a muchos de mis colegas. Siempre tuve la idea de que el Malbec es una uva para competir con los mejores vinos del mundo”.
En la finca que la familia Santos posee en Mendoza se planta solamente Malbec, más una hectárea de Sangiovese. Sus hijos elaboran y embotellan al Sangiovese bajo la marca  Tercos. La propiedad está en Rusell, en el departamento de Maipú, a 20km del centro de la ciudad de Mendoza, hacia el sur, donde también se encuentra la bodega.
Pero además, hay otro vino que lleva el rótulo de Ricardo Santos, elaborado con la cepa Semillon, elaborado a partir de una selección de uvas que la empresa realiza. “El Semillon fue la única uva que se usaba para hacer los vinos finos en Argentina. Era la base. Las uvas proceden de Perdriel, Mendoza, de una zona conocida como Las Cuchillas del Lulumpa, donde está el viejo viñedo de un amigo”.
Y cuando le digo que el Malbec está de moda interrumpe y asegura: “¡nooo, me ofende, recién empezamos con el Malbec! La ecuación es simple: en el total de vinos exportados en el mundo, Argentina representa el 5% y, de eso, poco menos de la mitad es Malbec. Si de todo el vino exportado del mundo, estamos hablando de 2,5% de Malbec, yo creo que pensar que esto va a desaparecer pronto es un poco riesgoso”.
Y también opinó sobre el Malbec que se hace al otro lado de la cordillera de los Andes: “el Malbec chileno está entre el argentino y que se hace en Francia. Si no hay micrófonos alrededor, yo diría que es intomable el Malbec francés”, dice entre risas.

TODO EN FAMILIA. Con sus jóvenes 73 años (al momento de la entrevista), asegura que ya no es “líder de nada”, y que cuando llega el momento de crear algo nuevo o de decidir algo, “todo lo hacemos en el grupo familiar”, que está conformado por su esposa y sus hijos Patricio (ingeniero agrónomo), Manuel (ingeniero en computación), Pedro (ingeniero industrial) y Mariana.
Reconoce que le gusta probar toda clase de vinos y que no tiene ningún tipo de preferencia y dice que no cree en los maridajes, “porque la decisión de tomar un vino es algo subjetivo”.
Con respecto a su Malbec, asegura que se trata de “un vino fácil de tomar, tiene fruta, si alguien me dice ‘a mí me gusta más madera’, hay otros vinos con más madera. Yo trato de evitar los vinos con madera al máximo, no solamente en los que hago, sino en los que tomo. Cualquier vino argentino que dice roble en la etiqueta, yo lo dejo a un costado porque el que no dice roble para mí siempre va  a ser un vino superior”.
Dice que el roble, “manejado con control, con sutileza”, hace un vino más elegante, “pero hasta ese punto. Después ya uno se pregunta si no está lamiendo un mueble cuando está tomando ciertos vinos”.
Pero, ¿cómo es “El Malbec de Ricardo Santos”? Se distingue por poseer un tono violáceo, que se combina con suaves aromas terrosos y especiados (pimienta), además muy situles influencias de madera. Los sabores a frutas rojas, integrados con taninos suaves, resultan en un vino de gran cuerpo, para tomar ahora o guardar algunos años más.