Por Alejandro Sciscioli
Allá por febrero de este año anunciábamos en esta página web la puesta en marcha de un sueño amasado de manera conjunta por In Vino Veritas Club Privado y Parawine.com: el armado de un grupo paraguayo de vineros para viajar a Chile y conocer in situ un total de 11 viñas. Y ahora, una vez consumado el viaje, con toda la alegría de la experiencia vivida, pongo manos a la obra para narrar día a día cada visita, cada vino, cada plato.
Pero, para evitar textos kilométricos, dividiré en varias entregas el relato. En este, puntualmente, diré qué ocurrió desde la salida de Asunción hasta la finalización del primer día completo de recorrido de viñas.
Según lo programado, todo comenzó el día martes 12 de mayo en el Aeropuerto de Asunción Silvio Pettirossi, adonde el grupo se había reunido para salir en “patota”.
El grupo que salió de Paraguay estaba compuesto por los organizadores y sus cónyuges (Ricardo Fazzio, Claudia Adorno, Alejandro Sciscioli y Sakura Kojima), la pequeña Giovanna Fazzio, quien con sus breves dos años dio cátedra de buen humor y alegría, más el periodista Alberto “Beto” Barsotti, la sommelier Alicia Sosa, el chef Fernando Ahlers, la arquitecta Patricia Britez y el médico Christian Mezger.
Previa escala en Buenos Aires, en Santiago de Chile se sumaron Diosnel Herrnsdorf, más Roberto Peña padre y Roberto Peña hijo. Así, completamos un multinacional grupo hermanado por el vino compuesto por gente de Paraguay, Brasil, México, Japón y Argentina.
Las primeras caras que encontramos fueron las de los encargados de la firma Eno Tour, contratados para todos los traslados de la estadía, quienes se portaron de maravillas para que todo salga de acuerdo a lo esperado.
Ya en el bus, la primera actividad programada era una cata de vinos de Viña Oveja Negra, acompañada de una pequeña tabla de embutidos y quesos, gentileza de nuestro operador turístico Fast Track Travel. Teniendo en cuenta las normas de autoridad chilena, hicimos un stop en una “bomba” (gasolinera), para el descorche y la degustación pertinentes.
Y ASÍ EMPEZÓ TODO. Luego de tantas horas de viaje, lo más indicado era que el vino llegara a las copas, sobre todo teniendo en cuenta que la primera degustación programada debía ocurrir inmediatamente después del aterrizaje. Y así ocurrió.
Primero llegó el Oveja Negra Single Vineyard Carmenere 2012, luego el Oveja Negra Reserva Cabernet Franc Carmenere 2013 y, finalmente, el Oveja Negra The Lost Barrel 2010 (40% Syrah, 25% Carignan, 25% Malbec y 10% Petit Verdot). Los tres expresivos, frescos y de buena acidez.
Pero el viaje debía continuar, así que nuevamente volvimos a la ruta camino al sur, puntualmente al famoso Valle de Colchagua. Nuestro PC sería el Hotel Santa Cruz, en la ciudad de San Fernando, a donde llegamos ya en horas de la madrugada, cansados, pero muy contentos y expectantes de lo que nos aguardaba el día siguiente.
VIÑA SANTA CRUZ. La primera parada del día fue en Viña Santa Cruz que pertenece a los mismos dueños del hotel donde estábamos alojados. Allí nos recibió Sabina, del equipo de turismo de la bodega, quien nos mostró las pequeñas pero coquetas instalaciones.
La bodega está enclavada en un precioso lugar a la vera de la ruta y en las faldas de un cerro no muy alto, en cuya cima la viña posee un museo y, claro está, un mirador. Al mismo se puede acceder mediante un cable carril.
Durante el recorrido, la guía comentó que Viña Santa Cruz posee un total de 900 hectáreas de tierras en esa zona de Colchagua, conocida como Lolol, aunque aclaró que la superficie plantada es de 160 hectáreas. Para los vinos de la casa se utiliza lo producido en 45 hectáreas, y el resto de la uva se vende a otras viñas.
Destacó que, tras la cosecha (toda manual), en el patio de vendimia un ejército de mujeres selecciona los granos que serán utilizados en los distintos vinos: solamente aquellos aptos podrán fermentarse. En total, la viña produce entre 250.000 y 300.000 litros años, siendo su techo de capacidad los 500.000 litros.
La degustación se realizó en la sala de barricas, donde descorcharon Chaman Reserva 2013 (50% Cabernet Sauvignon y 50% Syrah), Chamán Gran Reserva Carmenere 2013 y Chamán Gran Reserva Cabernet Sauvignon 2013.
VIÑA SANTA HELENA. Cuando la agenda del tour se confirmó, la segunda parada del día se había estipulado en Viña Santa Helena, marca archiconocida en nuestro país. Sin embargo, por aspectos logísticos, toda la operación bodeguera de Santa Helena se trasladó a la enorme planta que posee la Viña San Pedro, en la zona de Molina. Y hacia allí nos dirigimos.
Vale aclarar que Viña Santa Helena es parte del gigante emporio vitivinícola chileno conocido como Grupo San Pedro Tarapacá, y por ello las instalaciones de Molina eran igualmente “su casa”.
Nos recibieron Catalina Aubert (de Relaciones Públicas), Manuela Mourad (Hospitality Manager) y Matías Cruzate (miembro del equipo enológico de la bodega), quienes rápidamente nos llevaron a la cava subterránea donde la viña posee un hermoso salón de cata, adonde los vinos y los sitios estaban exactamente dispuestos.
¿Qué catamos? Cinco viejos y queridos conocidos. 
Primero, Selección del Directorio Sauvignon Blanc 2014, intenso, fresco y muy delicioso. Luego llegó Selección del Directorio Carmenere 2013, frutado, de buenas acidez y frescura, que obsequia como plus deliciosas notas a caramelo de café en boca. En tercer término degustamos el Vernus Cabernet Sauvignon 2012, que sorprende por su muy buen volumen en boca, y en cuarto probamos Vernus Blend 2012 (80% Cabernet Sauvignon, más Syrah, Malbec y Petit Verdot), que cautiva con sus notas a fruta negra y un saludo dulzón en boca. Con el muy buen 100+ Parras Viejas 2013 Cabernet Sauvignon se cerró la degustación: elaborado con uvas que provienen de viñedos centenarios, este producto es elegancia y sedosidad hechas vino; sí, es fantástico.
El cierre de la visita no pudo ser mejor: un asado a la chilena en la casa de huéspedes de Viña San Pedro, muy bien servido, abundante, en su punto, convenientemente “regado” con las mismas etiquetas que degustamos previamente.
En verdad, fue una verdadera lástima decir adiós. ¡Pero otra viña nos esperaba!
VIÑA MONTGRAS. Satisfechos, volvimos a subir al bus conducido por don Sergio, quien nos acompañó durante toda la travesía. Y los 60 minutos que demoramos en llegar a la localidad de Palmilla, donde se encuentra Viña Montgras, resultaron perfectos para una pequeña siesta a bordo y volver a cargar pilas.
Allí fuimos recibidos por Cristian Olate, quien fue nuestro anfitrión. Y tras un breve paseo por los viñedos, la bodega (incluyendo una degustación de un vino recién terminado de fermentar y sin filtrar, sacado de los tanques de acero inoxidable) y la sala de barricas, pasamos al plato fuerte: la cata.
Primero nos enamoramos del Amaral Sauvignon Blanc 2014, intenso, cítrico, mineral y de una acidez excelente. En segundo término probamos al viejo y querido Montgras Quatro 2013, un blend elaborado con 50% de Cabernet Sauvignon, más Carmenere, Syrah y Malbec que es uno de mis favoritos por su relación entre precio y calidad. 
Luego llegó a las copas el excelente Antu 2013, elaborado íntegramente con uvas Carmenere procedentes de Peumo, zona de donde salen los vinos top de esta variedad en Colchagua, y que personalmente me dejó maravillado por su delicioso y largo final en boca. El broche de oro llegó con el ícono Ninquén 2010, un complejo y elegante blend de Cabernet Sauvignon y Syrah.
Y cuando los miembros del Wine Lovers Tour 2015 creyeron que la visita había concluido, revelamos una sorpresa: haríamos una actividad que se llama “Elabora tu propio vino” y que precisamente consiste en jugar a ser enólogo y armar un blend personal de tres cepas, que luego es embotellado y etiquetado. Todos salimos muy contentos, botella en mano, con nuestros “vinos de autor”.
Y como si esto fuera poco, habíamos preparado una cena para quienes nos acompañaban a modo de recibimiento y agradecimiento por haber confiado en nuestra organización.
Durante el aperitivo probamos el muy fresco Pink Sin 2014, un rosado de Zinfandel que encantó a todos. Y en la cena se descorchó como novedad un Montgras Reserva Chardonnay 2014, más los tintos ya degustados. Sin lugar a dudas, un verdadero lujo.
Luego de tan ajetreado día, retornamos al hotel en la ciudad de San Fernando para dormir un sueño reparador y hacer la digestión, ya que la agenda del día siguiente preveía visitas a las viñas Viu Manent, Ventisquero y Lapostolle.
Todo lo vivido en la segunda jornada será comentado en una nueva entrega, claro está.
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N. de la R. Para ver todas las fotos de los dos primeros días de viaje, CLIC ACÁ