Por Daniel Fassardi

Si tuviera que escribir un artículo por cada vino que he descorchado durante la emergencia sanitaria, a esta altura estaría tapado de trabajo. Sí, así de bebidos vienen mis días en este momento en cual se nos insta a quedarnos en casa. Sin embargo, y a pedido del editor de este sitio web, de a poco iré compartiendo mis mejores vinos de la cuarentena.

No pretendo ir en orden cronológico, así como tampoco haré un top ten. Simplemente iré compartiendo mis humildes opiniones de aquellos vinos que me gustaron. Y empezaré con uno de los que más me sorprendió, por su excelente relación precio calidad. Me refiero puntualmente al Reserva Don Juan, elaborado en Mendoza, Argentina, por Viña Las Perdices

Se trata de un vino cuyo precio sugerido al público es de G. 168.750, unos US$ 25,5 al cambio de la fecha. Pero lo que el wine lover recibe en la copa a cambio es algo que, a ciegas, podría valuarse mucho más.

Esta historia, a diferencia de las anteriores que llevo publicadas en Parawine, no tiene velada especial. Tampoco un maridaje cuidadosamente pensado. Mucho menos una larga charla de madrugada con alguna amiga especial que sabe valorar estos grandes descorches. La cuarentena hace que mi ya habitual tendencia a la soledad se haya potenciado. 

Y como por suerte mi tendencia a los descorches es directamente proporcional a ese huraño que llevo dentro de mí, hay mucho material para compartir con los lectores.

Esta etiqueta puntualmente se trata de un blend tinto con base importante de Malbec (70%), complementado con Syrah, Bonarda y Merlot. Todas las uvas provienen de la finca que Las Perdices posee en Agrelo, Luján de Cuyo, donde los herederos de don Juan Muñoz, fundador de la bodega, hacen sus vinos, y tiene una guarda de 18 meses en barricas nuevas (50% roble francés y 50% americano), más un año de estiba en botella antes de salir al mercado.

¿Con qué me encontré? ¡Con un vinazo! Su color rojo rubí, profundo y muy brillante, con destellos violáceos. Destaca por su alta intensidad aromática, con notas a frutas rojas y deliciosos matices a pimienta, especias y ciruela pasa, más notas de tabaco, chocolate y vainilla (fruto de la guarda en roble). En boca es seco, de acidez muy equilibrada, taninos sedosos (pero bien perceptibles), buen cuerpo y muy buena intensidad de sabor, con características que combinan la fruta, los aportes de la madera y los ligeros puntos especiados. Su final es muy largo y agradable, destacándose las notas retronasales terciarias y ligeros puntos a ciruela madura. ¡Sí, tremendo, con gran potencial de guarda en botella! 

Personalmente lo acompañé de unas magníficas empanadas de carne encargadas a El Santo (que frité en casa) y que por supuesto me trajeron vía delivery, al igual que el vino. 

La botella fue debidamente terminada en la noche siguiente, disfrutada hasta la última gota, ¡como debe ser! 



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