Por Daniel Fassardi

"Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos". Esa fue la famosa frase de la maravillosa novela Rayuela, de Julio Cortázar, que me llegó a la mente cuando vi la etiqueta de un vino. Tenía un compromiso con amigos y quería llegar con algo diferente, por ello andaba indagando marcas nuevas y alguna propuesta vitivinícola novedosa. Y al ver Los Helechos Malbec de Malbecs, de Estancia Mendoza, mi mente hizo esa insólita asociación, que tomé como un mensaje subconsciente.

Por supuesto que realicé la compra, haciendo caso a ese mensaje surgido de mi interior. Sí, las asociaciones mentales al principio pueden parecer insólitas, pero siempre a partir de ellas surge algo que nos lleva a reflexionar.

Primero, recordé aquellos tiempos adolescentes en los cuales me animé a leer la novela: las aventuras de Horacio Oliveira, el protagonista de la obra, los temas abordados (amor, muerte, celos, arte, etc) y la manera tan original de lectura, lineal, aleatoria o según el “tablero de dirección” propuesto por el autor.

Y luego busqué entender por qué una botella de vino me llevó a recordar una obra literaria que me fascinó. ¿Habrá sido su diseño? ¿El nombre? ¿La nacionalidad en común, teniendo en cuenta que tanto la bodega Estancia Mendoza como Cortázar son argentinos? 

No pude sacar una conclusión. Pero me animé al descorche.

La ocasión, como indiqué en el primer párrafo, fue una reunión de amigos a la cual había que llegar con una botella de vino por persona. Y esta etiqueta, elaborada íntegramente con uvas cultivadas en tres subregiones del mendocino Valle de Uco (Gualtallary, El Peral y La Consulta), fue mi aporte.

Y me tuteó de entrada. Su color es rubí muy profundo, con destellos violáceos. En nariz se presenta con alta intensidad aromática y muy reconocibles notas a fruta roja, algo de fruta negra y aromas a roble y vainilla muy perceptibles. En boca, finalmente, se percibe seco, de muy fresca acidez (jugoso), con taninos elegantes y características de sabor que remiten a lo detectado en nariz, más un final largo y agradable.

Una muy linda sorpresa este Estancia Mendoza Los Helechos, un vino que sin dudas volveré a descorchar.

Mientras tanto, sigo pensando la extraña relación que mi subconsciente hizo entre la etiqueta y Cortázar. Al menos me queda una certeza: “Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos”.

---