Por Daniel Fassardi

A veces, mi amiga S. puede resultar impulsiva. Cuando le dan esos “ataques” uno debe esperar cualquier cosa, literalmente. No hace locuras extremas, quisiera aclarar, pero sí de repente tiene inspiraciones que finalmente me dejan feliz en extremo, ya que ellas implican comida, bebida, charla, maravilloso jazz y la mejor compañía.

Este relato está siendo escrito a la mañana siguiente de una velada post inspiración de S., cuando ella apareció en casa (sin avisar, por supuesto) portando un vino chileno que me sorprendió y trayendo unas empanadas que armonizaron realmente muy bien con la etiqueta elegida.

Así, en el play list comenzó a sonar lo mejor de Chet Baker, descorché el vino en menos de lo que se tarda en decir Carmenere, la charla inició en torno a lo que el día nos había dejado y las empanadas chilenas calmaron el hambre que siempre me ataca cuando el reloj marca las 8 de la noche.

Como corresponde me detuve a analizar el vino, CA2 Carmenere Costa, que es elaborado por la chilena Viña TerraNoble con uvas cultivadas en zonas de influencia costera del Valle de Colchagua. 

Y me gustó tanto lo que llegó sorpresivamente a mi copa que me pareció interesante escribir estas líneas. Nos encontramos con un vino de un color rubí muy profundo y de nariz intensa, donde sobresalen los aromas a fruta negra, especias, pimienta negra, un delicado recuerdo a pimiento verde y un seductor recuerdo a chocolate. En boca se percibe seco, con muy buena acidez, buen cuerpo y taninos sedosos, obsequiando un final largo y agradable con retrogustos frutados y especiados.

La verdad que me pareció un Carmenere que enamora desde el primer sorbo.

Después, tras buscar más datos sobre esta etiqueta, observé que conforma la línea de alta gama de la bodega que hizo del Valle del Maule su lugar en el mundo y que hoy está altamente especializada en Carmenere.

Como siempre, celebré la ocurrencia y atrevimiento de S., quien me conoce como pocos y sabe que, en lugar de enojarme, me encantan esos arranques suyos. Lo que no me gustó fue que se negó a revelar dónde y cómo había comprado el vino. Nada que unos minutos de navegación en internet no puedan solucionar. 

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