Por Alejandro Sciscioli

Hace unos tres años atrás, una figura excluyente del vino argentino visitó el país para la presentación en sociedad de los vinos Alma Negra, Tahuantinsuyu y Animal. Me refiero a Ernesto Catena, portador de un apellido de peso en la industria del vecino país, un wine maker de gran personalidad, algo extravagante, que nunca pasa desapercibido donde se encuentre sin importar el contexto. Y claro que en Asunción también llamó la atención.
En esa oportunidad pudimos degustar los vinos mencionados y, además, charlamos largamente con el enólogo y empresario, quien dejó declaraciones muy interesantes, todas volcadas en el número que la revista HC Gourmet publicó en octubre del 2009.
Traigo la anécdota a colación porque en las últimas semanas volví a encontrarme en la copa varias veces con el Alma Negra Misterio I, un maravilloso ensamblaje de Malbec y Bonarda que, cuanto más lo pruebo, más me seduce.
En la entrevista, Catena se limitó a declarar que Alma Negra “es un misterio, por eso no te puedo decir mucho, porque esa es la gracia. No decimos de qué está hecho. El enólogo tiene libertad total para hacer lo que quiera mientras sea interesante el resultado, y tampoco le preguntamos”, expresó textualmente. Claro, luego nos enteramos que el misterio no es tan grande y accedimos a los secretos de su composición.
Luego de aquel ya lejano 2009, el primer reencuentro fue durante la última cata de Parawine.com, en julio pasado. Los que siguieron fueron momentos placenteros vividos entre amigos.
Fue así que, la última vez que tuve la oportunidad de disfrutarlo, decidí que publicaría un comentario especial, ya que se trata de un gran vino que merece un gran destaque.

MISTERIO DEVELADO. Como su nombre lo indica, se trata de un misterio su ensamblaje, pues en ninguna parte de la etiqueta o contraetiqueta aparecen los datos de cepas. El dato más importante allí consignado es el año de cosecha, 2009. Pero como ya aclaré, el Malbec y el Bonarda están allí, presentes, aportando cada uno sus estupendas características para deleite de quienes prueben este gran hijo de Argentina.
Su color es rojo muy profundo y brillante. En nariz es algo dulce, con notas a mermeladas, fruta en compota y notas a vainilla. En boca es una delicia: redondo, jugoso, de taninos dulzones, amable pero consistente; en la medida que se abre en la copa la mejoría se hace notoria.
No me queda mucho más que decir sobre este gran vino, salvo recomendarte fervientemente que lo lleves a tu copa, lo degustes y lo compartas con tus amigos. Todos te lo agradecerán.