Por Alejandro Sciscioli

Gala Eluard Dalí fue la gran musa inspiradora de muchos artistas durante los años locos den los que el surrealismo era considerado como “la” vanguardia. Entre los creadores que cayeron rendidos a sus pies se puede contar a Paul Eluard (su primer marido), Louis Aragon, Max Ernst y André Breton. Aunque sin dudas, la dama, conocida simplemente como Gala, fue el gran amor y la musa que subyugó al gran genio español Salvador Dalí.
Gala era una mujer intensa y voluptuosa, y de hecho mantuvo numerosas relaciones extramatrimoniales a las que Dalí, enterado, no se opuso y hasta se cree que alentó.
Voluptuoso, complejo, con carácter es el vino Gala 1, un muy buen producto elaborado por la Bodega Luigi Bosca – Familia Arizu que tuve la suerte de conocer no hace mucho durante una cata especial convocada por el importador en el país y con el cual pude reincidir recientemente.
El primer encuentro fue un tanto complicado, ya que Gala tuvo que competir en mi paladar con otros cuatro vinos, todos de muy buenos a excelentes. Sin embargo, dejó una muy buen impresión en mí, tanta que no dudé en comprar una botella de la cosecha 2008 cuando me topé con ella en la góndola de los vinos, durante la religiosa compra semanal en el supermercado.

CUIDADOS ESPECIALES. Dalí, es sabido, siempre tuvo consideraciones especiales para con su Gala, a pesar de la extraña parafilia que lo aquejaba. Yo, con la mía, sí fui un verdadero caballero y, al mismo tiempo, un total tacaño: decidí que yo solo degustaría ese vino y, por ello, ya en casa, decanté y enfrié el vino por media hora hasta llegar a la óptima temperatura de 16 grados, constatados con termómetro.
Me encontré con vino familiar. Un sofisticado blend que lleva Malbec, Petit Verdot y Tannat. No dice en la botella los porcentajes de mezcla, pero está clarísimo que el vino insignia argentino es el que lleva la batuta en esa afinada orquesta.
Su color es de un rojo profundo y brillante. En nariz se sienten muy presentes los frutos rojos, además de agradables notas a vainilla, mientras que en la boca se presenta maravillosamente ambiguo: potente pero elegante, de gran cuerpo pero armónico. Es además sedoso, pasa muy bien por la garganta y deja un largo y persistente final. Tales características se explican debido a que este vino es añejado durante 14 meses en barricas nuevas de roble francés.
Por un instante me puse a pensar qué clase de comidas irían bien para acompañar este vino, y pensé en piezas de caza mayor, cordero y platos muy especiados.

INSPIRACIÓN. Degustar nuevamente este vino resultó un placer. De hecho, estuve muy tentado de contar a través de mi cuenta de Twitter sobre las virtudes del Gala 1 que estaba disfrutando. Pero no, me contuve, no compartiría mi secreto con nadie. Decidí que, al menos ese día, Gala sería solamente mía y, al menos por ese instante, representaría lo mismo que la musa lo fue para Dalí.

(Artículo publicado en la página 37 del diario Última Hora de Asunción el día 16/07/11)