Por Alejandro Sciscioli

A esta altura de los descorches puedo decir cabalmente que, cuando me toca guiar una cata o presentar vinos, más que un trabajo tal escenario se presenta para mí como la oportunidad de pasar un rato pleno de diversión. Por ello, el pasado 14 de junio fue un inmenso placer decir presente en el Owners Club de BMW para ser la voz cantante en una actividad muy especial: la presentación de cuatro vinos de la línea Marques de Casa Concha, de Viña Concha y Toro, a un selecto grupo de invitados especiales.

Así, tras las palabras introductorias de Gisela Gaona, encargada del club que tiene como misión mimar a los propietarios de los vehículos de la prestigiosa marca alemana, puse manos a la obra e inicié el maravilloso recreo vinero.

Primeramente comenté la historia de la línea Marques de Casa Concha. Resulta que en el remoto año de 1718, el Rey Felipe V de España invistió con el título nobiliario de marques de casa Concha a don José de Santiago Concha y Salvatierra por sus relevantes méritos como Gobernador de Chile y Caballero de Calatrava. Descendiente suyo fue Don Melchor de Santiago Concha y Toro, el fundador de la viña en 1883, quien se convirtió en el séptimo Marqués de Casa Concha.

Años después, en 1976, en honor a este título nobiliario se lanza la marca Marqués de Casa Concha y se posiciona de inmediato como un vino noble y tradicional. La línea comienza con la variedad Cabernet Sauvignon -cosecha 1972- del reconocido viñedo de Puente Alto, situando inmediatamente a Marqués de Casa Concha como el emblema de Viña Concha y Toro en ese entonces.



Y así, mientras los vinos iban llegando a las copas y el catering preparado por el maestro Fernando Ahlers especialmente para la ocasión se servía en las mesas, comenté algunos detalles de MARQUES DE CASA CONCHA CHARDONNAY 2013, el primer vino de la noche.

Se trata de un vino elaborado con uvas provenientes del Valle de Limarí, al norte de Chile, en la Región de Coquimbo, cultivadas en un viñedo muy cercano al Océano Pacífico. De color dorado pálido, en nariz resulta elegante y complejo, con notas minerales, a pera, manzana, más toques tostados. En boca es seco, de buena acidez, cuerpo alto y buen volumen; su final es largo y placentero, obsequiando recuerdos retronasales ahumados.

Sí, arrancamos muy bien.



Luego, el primer tinto MARQUES DE CASA CONCHA PINOT NOIR 2011, también de Limarí, llegó a las copas. Presenta un color rojo delicado, típico de la variedad, con algunos matices granates. En nariz resulta elegante y obsequia aromas a cereza y frutilla, aunque sorprendió a todos por sus claros toques a café. En boca se percibe seco, de muy jugosa acidez y cuerpo medio, con muy ricos sabores a cereza. En resumen, ¬fino y delicado.

El tercer vino en llegar a las copas fue MARQUES DE CASA CONCHA MERLOT 2011, con DO Peumo: las uvas fueron cultivadas en el Valle de Cachapoal. A la vista resalta su color rojo rubí, mientras que en nariz se distingue por sus aromas a fruta roja, ciruela, algo de pimiento rojo y especias. En boca es puro placer y equilibrio: seco, de fresca acidez y buen cuerpo, obsequia un largo final en el que se destacan agradables toques de vainilla y café.

El broche de oro fue MARQUES DE CASA CONCHA CABERNET SAUVIGNON  2014, elaborado íntegramente con la variedad francesa provenientes de dos viñedos distintos ubicados en el Valle del Maipo. Presenta un muy atractivo color rojo rubí, profundo y brillante; cautiva con aromas a fruta negra, pimiento rojo, especias, pimienta y claros toques ahumandos, más sutiles recuerdos a chocolate. Tiene una gran concentración de sabores, taninos firmes, buen cuerpo y muy buena acidez, mientras que en su largo final aparecen notas a chocolate y pimiento rojo.

Tras los sorteos de rigor (nada menos que 10 vinos Marques de Casa Concha en sus respectivos estuches encontraron dueño esa noche, la mayoría Carmenere), la concurrencia decidió permanecer un buen rato en los salones. Y este servidor, complacido, intentó despejar todas las dudas que fueron surgiendo.



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