Por Rubén Darío Lugo

Para el 50 aniversario del Grupo Vierci, firma que importa, representa y comercializa la marca, y en consonancia con la apertura del restaurante Pozo Colorado, llegó al país nada menos que Alberto Arizu (h), director y miembro de la cuarta generación de la familia propietaria de Bodega Luigi Bosca.

Estas responsabilidades supremas no deben pasar desapercibidas para cualquier winelover paraguayo, porque resulta una excelente oportunidad de conocer de primera mano las razones por las que la marca está ubicada en el podio que ostenta.

En un reciente encuentro con medios especializados, Arizu desplegó su vasto conocimiento en bodegas, vides y selecciones, para contextualizar la presentación en el país de tres etiquetas Premium: Luigi Bosca Rosé 2016, Luigi Bosca Finca Los Nobles Malbec Verdot 2013 y Luigi Bosca Ícono 2010, verdaderas exquisiteces.

“Es un placer compartir los 50 años de la familia Vierci, ya que el trabajo de tantos años en conjunto nos permitió aunar esfuerzos, compartir y comunicar la pasión que nos une por los grandes vinos argentinos”, destacó al principio de su presentación.

UNA AETIQUETACOMPLEJA. Del Rosé mencionó que se trata del resultado de una nueva tendencia de poner en valor vinos rosados como una categoría que lo fue y luego dejó de serlo, para en el presente volver a ser catapultado entre las mejores opciones.

“El rosado cumple un rol y requiere de mucha astucia, conocimiento, tecnología e inversión, entender las uvas, porque en Argentina hay mucha costumbre de consumir vinos rosados calientes, pesados y que provienen en general de un subproducto de la ‘sangría’ de los tintos, al ser extraído y concentrado el mosto”, explicó.

Sabemos por la propia voz Arizu que el Luigi Rosé es un vino de maceración tenue y que está hecho con uvas Pinot Gris y Syrah; la primera con una complejidad aromática de especias, cítricos y flores. En definitiva, una de las variedades más “increíblemente complejas”, al decir del ilustre visitante.

En tanto que el Syrah tiene una maceración en tanques de acero inoxidable para lograr su color suave, con 12,5% de alcohol y acidez marcada, con lo que se puede maridar fácilmente con comidas especiadas, pescados y vegetales.

NOBLEZA EXTREMA. Al momento de presentar a los tintos, Arizu explicó que los mismos son elaborados en cantidades exclusivas de viñedos especiales, con cuidadosa selección de sus uvas.

“Finca Los Nobles Malbec Verdot pertenece al viñedo más antiguo que todavía brinda uvas, y data de 1868; con un sistema de bordelés antiguo de 11 mil cepas por hectárea; cada cepa produce apenas 7 racimos, cuando una planta normal puede producir 20 o más racimos”, especificó.

Es un vino concentrado que requiere crianza prolongada para moderar su carácter, y se utilizan dos plantas y media por botella; pasando luego casi 20 meses por barricas nuevas de roble francés. Vale recordar que este vino es un ensamblaje de Malbec y Petiti Verdot.

El especialista detalló sus bondades: “Tiene carácter de fruta negra y roja sobresaliente, la madera no se nota prácticamente, ya que la barrica nueva permite una microoxidación interesante; hay que abrirlo y decantarlo con suficiente tiempo. Tiene un carácter terroso mineral muy marcado, propio de un vino que fue pura expresión de la naturaleza”, resumió.

¿Maridaje? Se dejó escuchar entre los presentes, como consulta. El heredero de la familia Arizu enfatizó en que “llama”fácilmente a las carnes rojas, pero no exclusivamente vacunas, ya que el cordero de la zona central argentina, entre Buenos Aires y La Pampa húmeda, combina perfectamente con esta etiqueta.

VERDADERO ÍCONO. Llegó luego el momento de descubrir a Ícono 2010, catalogado como una creación de todo lo aprendido a lo largo de 116 años, en función de haber cuidado las uvas del viñedo. Todo el arte y la destreza de los enólogos están resumidos en cada botella.

“Tiene una selección de selecciones, con vides que fueron trazadas durante mucho tiempo, con las plantas más equilibradas en su producción. Sólo se elaboran 7.000 botellas por año con uvas Malbec y Cabernet Sauvignon”, explicó.

En la explicación brindada se menciona que es un vino que presenta un color rojo granate con tintes oscuros y profundos. En nariz es expresivo y complejo; mientras que sus aromas remiten a frutas negras, especias y luego asoman notas florales y a granos de café muy sutiles. En boca es intenso y carnoso, con sensaciones afrutadas y florales y elegantes notas de cuero y ahumados en el final. En definitiva, un vino amplio y complejo, con múltiples capas de aromas y sabores, tal como lo detalló el especialista.

Arizu dejó una reflexión final, antes de que los presentes se introdujeran en el deleite propio de la degustación: “Al final del día, lo más importante cuando probamos un vino -además de ser el principal desafío- es saber qué tan cerca estuvimos de lo que soñamos. Nunca alcanzamos la perfección, pero eso nos motiva a seguir intentando la búsqueda”.

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