Por Alejandra Gavigán

Tal como lo había anunciado este portal, los días 13 y el 14 de septiembre el hotel Aloft fue escenario de los cuatro seminarios que la Escuela Argentina de Sommeliers (EAS) impartió en el país, con la presencia de directora ejecutiva de EAS Latam, Fernanda Orellano, como docente encargada de desarrollar las charlas.

Entre copas y panes, Parawine tuvo la oportunidad de participar de los seminarios y, también, conversar con la experta, quien dio conocer su visión acerca de este apasionante mundo.

Escuchar las clases de Fernanda fueron, al menos para mí, más que un placer. Podría decir que fue música para mis oídos escuchar a una persona hablar apasionadamente sobre el vino.

Para que los lectores la conozcan un poco más, vale aclarar que Fernanda no solo es sommelier, que también es  Abogada. Desde 2003 cumple el rol de Directora Ejecutiva de EAS LATAM en sus sedes de Buenos Aires, Mendoza, Costa Rica, Colombia y Panamá.  Además, también es columnista en la revista Ollas y Sartenes del diario Clarín de Buenos Aires y colaboradora en otros medios.

¿Cómo nació tu amor por el vino?
Comiendo y tomando, básicamente. Vengo de una familia de italianos y españoles que disfrutan de la comida, una familia típica y bien argentina. Vengo de un país donde el vino está siempre en la mesa y empecé a hacer un curso por curiosidad. Luego descubrí todo lo apasionante que había detrás de esta bebida, me metí  y ya me ves acá, no salí más.

¿Aproximadamente en qué año fue eso?
A principios del 2000, que justamente coincide con la revolución que hubo en el mundo del vino, donde comenzaron a haber más etiquetas, más botellas y eso llevó a que muchos consumidores como yo quisieran aprender y consumir cada día más. Siempre tomamos vinos pero era siempre tinto o blanco, le poníamos agua o soda y nos quedamos con eso. La globalización nos llevó a degustar más

¿Cuál es el aporte que hace la EAS con estos cursos?
Estamos empezando. Esto es un desafío, Paraguay es un país que está empezando a consumir, hay vinos de todo el mundo, un mercado bastante abierto y estamos capacitando a gente en el servicio y a los distribuidores. Cuanto más se sabe, mejor se toma y más se vende, es una regla fija.

¿Cuál es la recepción de los alumnos?
Mucha curiosidad, muchas preguntas. No se puede saber todo en un día, lo bueno es que reconocen que tienen muchas cosas que aprender porque en dos días no podemos aprender todo.

¿Cómo te mira la gente cuando vas a las cenas y te ve oxigenando el vino a punto de catar?
En un principio era muy raro ver a las mujeres cocineras y sommeliers involucradas en el mundo, pero ahora como que ya están más acostumbradas a vernos por ahí, sean periodistas o enólogas.

¿Tenés alguna bodega o etiqueta favorita?
La verdad que no puedo decidirme por una, siempre trato de probar todo lo que se pueda, y cada cosa la elijo porque es distinta.

Si tuvieras que recomendar un libro a la gente que se está iniciando en el vino, ¿cuál sería?
Hay muchos libros de autores ingleses que son muy buenos, lo cual es muy simpático porque no es un país productor, pero sí consumidor. Recomendaría el Manual de catas de Jancis Robinson o de Oz Clark, pues no son muy técnicos y hablan al consumidor. El vino de André Dominé también es muy bueno. 

Un domingo distendido en tu casa: ¿cerveza o vino?
Las dos cosas: la cerveza como aperitivo bien fresco, y con una carne o pasta ya me tomo un buen tino. 

¿Algún maridaje favorito?
Soy muy argentina, Malbec con una buena tira de asado o pasta. La cocina nuestra es muy ítalo-española y siempre la carne y la pasta estarán presentes.

¿3 etiquetas que no pueden faltar en tu bodega?
Y eso está medio difícil porque no las voy a poder a pagar, eso seguro, un buen Champagne, un buen Malbec, y un Chardonnay.

¿Qué le recomendás a la gente no entendida para comenzar?
Para la gente que no entiende mucho, primero que nada los rosados y blancos, es el primer paso para ir acostumbrado a la boca, y luego ir por los tintos como el Pinot Noir, para luego ir a los tintos con más cuerpo.

¿Cuál es tu mensaje para todas las personas que deseen iniciarse?
Que se animen, cualquiera puede tomar un vino, catarlo, apreciar sus diferencias, no hay que tener ninguna nariz ni don especial, solo ganas de apreciarlo. Hacerlo porque te gusta y no por snob, con el vino podes viajar y conocer culturas, historias y montón de cosas más.

¡Salud!

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