Por Luis Fioretti

Dos bodegas con un mismo enólogo implican para los amantes del vino un desafío: probar y sentir qué tiene cada una de ellas para ofrecer. Enrique Foster y Mauricio Lorca son bodegas hermanas, ligadas precisamente por la persona que lleva la autoría de los vinos en ambas casas. La primera es fruto del gusto español de Enrique Foster por el Malbec de Argentina puesto en manos del enólogo argentino Mauricio Lorca, quien es propietario de la segunda bodega, en la cual hace lo mismo que para Foster, pero en sus propios vinos.

“La relación de estos amigos nació en lo laboral”, explica Julián Gómez, export manager de ambas marcas, quien visitó el país durante la Expo Vino 2014.

Foster, explica el ejecutivo, llegó a la Argentina buscando crear una bodega a su gusto, dedicada exclusivamente al Malbec local. Venía de otros proyectos en EEUU, donde se enamoró de la cepa con el toque del vecino país, y para concretar su proyecto necesitaba un enólogo y gerente. Aquí aparece Mauricio, un joven representante de la nueva generación de enólogos argentinos, cuyo paso por Catena Zapata, Finca La Celia y Luigi Bosca le abrió las puertas al proyecto.

“Como por el año 2002 el Foster apenas arrancaba, tenía espacio en la bodega que todavía no sería usado. Fue la oportunidad para que Mauricio dedicara paralelamente su labor a los vinos de Enrique junto a sus proyectos personales. El mismo Enrique, conociéndolos, ofrece al enólogo usar el espacio disponible para sus vinos, siendo el inicio que condujo a la natural unión en sociedad entre ellos, que llevó a la construcción de la bodega Mauricio Lorca en el año 2008”, señala Julián.

DOS BODEGAS, UN ENÓLOGO. Donde uno pone la mano, queda la impronta de su trabajo. Es lo que vemos en éstas bodegas compartiendo la pasión del mismo enólogo. “Foster es el anhelo de Enrique enfocado en una cepa, concretado con las ideas enológicas de Mauricio. Mientras, Lorca abre el enfoque a variadas cepas, siendo portadora de los anhelos del último, incluyendo entre sus líneas, no todas, una característica muy particular: evitar la madera en el vino”, prosigue el ejecutivo.

Así, las etiquetas Foster se enmarcan en los rasgos del Malbec en todos los niveles. La finca donde se asienta la bodega data del año 1919, siendo los viñedos “casi centenarios y de pie franco”. Todas la uvas usadas, entre las de aquí y las compradas, son de Luján de Cuyo, esa región de Mendoza ubicada entre la capital provincial y el Valle de Uco donde el Malbec encontró su lugar en el mundo. Puntualmente, las zonas de cultivo son Las Compuertas, Vistalba y Lunlunta.

Su línea de entrada es “Ique”, diminutivo de Enrique, que busca ser un vino muy joven, frutado y muy fácil de tomar. Incluye un rosado llamado “Pink” y el espumante “Loise”, por la esposa de Enrique. Este último es un Extra Brut que al ser de Malbec es “Blanc de Noir”, obtiene un tono rosado muy interesante. La idea es un vino blanco de uva tinta, que siempre conduce a que resulte algo rosado.

Sigue la gama media, “Foster Reserva”, con la que arrancó la bodega. Un Malbec 100% que lleva un año en barrica de roble francés, al que sigue dos Single Vinyard: el “Terruño Vista Alba” y el “Terruño Lunlunta” que también llevan un año en Barrica, cuya idea es producir Malbecs de zonas diferentes de Lujan de Cuyo.

La gama alta se compone del “Edición Limitada”, que como indica, es de producción muy limitada, con unas 12.000 a 14.000 botellas anuales, llevando las mejores uvas de la cosecha. Tal es su dedicación que hay una familia cuidando sus viñedos desde el principio, cuyos miembros conocen perfectamente las mejores zonas en cuanto a la calidad y eligen qué cuarteles van a la Edición Limitada. Este vino se cría entre 14 y 16 meses en barricas de roble francés nuevas.

El tope de gama es la etiqueta “Foster Firmado”, un trabajo artesanal que se destina a 3.000 o 3.500 botellas al año, no más.

LORCA. Los vinos Lorca nacen en el valle de Uco, en la zona de Vista Flores, también Mendoza. El primer vino de Mauricio, surgido en 2003 fue el “Opalo”, ya apuntando al segmento top y sin nada de madera como parte de su filosofía enológica.

Pero antes vayamos al nivel de entrada, donde encontramos la línea “Fantasía”. Tres blancos: Torrontés, Chardonnay y Sauvignon Blanc; los tintos Cabernet Sauvignon, Malbec, y un Malbec - Syrah (corte 60% - 40%); y un espumante. Todos nacen del valle de Uco, excepto el Torrontés, venido de La Rioja, que es de mucho agrado para Mauricio.

Volvamos a “Ópalo”, línea que lleva toda la filosofía de Lorca. “La madera muchas veces maquilla alguna falencia que pueda haber en la calidad. En el vino de Mauricio no hay forma de maquillar nada, la uva tiene que ser perfecta. Así, “Ópalo” arrancó desde el principio con un trabajo en finca muy importante”, indica Julián.

Un detalle: en general las hileras de las vides van en dirección norte-sur. Mauricio inclina un poco la orientación del viñedo para que la misma planta dé más sombra a la uva. Esto, porque Mendoza es muy soleado,  buscando evitar que la uva sufra tanto el sol, para obtener una calidad y una maduración óptimas que después permitan hacer vinos como “Ópalo”, sin madera.

También lleva mucho cuidado la botella. Una vez dentro, el vino se deja entre 9 meses a un año embotellado antes de salir al mercado. Otro detalle no menor es el uso de corcho natural. “Ópalo” incluye un Malbec, un Syrah y un Cabernet Sauvignon.

Sigue “Lorca Poético”, línea ya con madera, con uvas de calidad muy similar a “Opalo”. La diferencia de estas radica en el momento de la cosecha, pensada en el trabajo con la madera, pero muy poco, una semana más quizás. Este vino lleva 12 meses en barrica, 90% francesa y 10% americana, de primer, segundo y tercer uso en general en partes iguales. Incluye cuatro etiquetas: Viognier, Malbec, Cabernet Sauvignon y Syrah.

Continuamos con “Gran Ópalo”, un blend sin madera, surgido de los mejores vinos de la línea “Opalo”. Su corte varía un poco cada año. A este le sigue el “Gran Poético”, un vino con madera que al igual que el anterior, surge de los mejores vinos de “Poético”. Este lleva un año en roble nuevo, para dos etiquetas: un blend cuyo corte va entre 70% Malbec, 20% Shiraz y 10% Petit Verdot; y un 100% Petit Verdot “que merece párrafo aparte”.

“Este Gran Poético fue un accidente”: como en todos lados el Petit Verdot se fermenta y vinifica por separado para después mezclarlo. Un día estaba de visita en Mendoza el importador de México, y con Mauricio recorrieron la bodega y probaron algunos vinos de barrica. El visitante dice “dame todo el Petit Verdot, embotéllalo y mándalo todo a México, lo quiero”. Entonces se fraccionó, y aunque en principio iba todo para allá, después de unos meses Mauricio lo prueba y le dice al mexicano “te voy a mandar algunas cajas, pero no todo…”. Y ahí nació este “Gran Poético”.

Por último encontramos la línea “Mauricio Lorca Inspirado”, cuya primera cosecha, la 2008, recién salió al mercado. Con la idea de un Gran Corte para competir en las grandes ligas, fermenta en barricas de roble los mejores vinos del año para luego hacer el corte, que además difiere cada año. La Syrah es protagonista de aquella cosecha 2008, con 50% del corte, acompañada por Malbec, Cabernet Sauvignon y Cabernet Franc, que compartieron guarda unos 14 meses más.

En 2009 la Malbec fue superior y entonces fue la base del corte.

Sin dudas, bodegas para conocer en virtud del trabajo de un hombre.