Por Luis Fioretti
El apellido “Catena” es muy familiar en el mundillo del vino argentino, tratándose de una familia que lleva generaciones aportando etiquetas de primera. A continuación hablaremos un poco de los vinos de Ernesto Catena, haciendo hincapié en su “Alma Negra”.
Esto porque recientemente conocimos a Ezequiel Centanin, brand ambassador para Latinoamérica de la bodega Ernesto Catena, quien visitó Asunción para desarrollar una serie de actividades y presentar en degustación su línea insignia, “Alma Negra”.
Ezequiel lleva ligado al vino desde la infancia. Nacido en Buenos Aires, recuerda que a los 7 años de edad fue de viaje a Mendoza con su madre, quedando impresionado con la industria del vino. Desde entonces comenzó un hobbie: coleccionar etiquetas de vinos. Los años pasaron, la pasión quedó, y al cumplir los 20 ingresa a trabajar en la Bodega Navarro Correas mientras estudiaba administración de empresas. Al año le ofrecen trabajar en bodega La Rural, para las etiquetas Rutini, donde estuvo 5 años.
Luego, junto a Ernesto Catena, dan forma a la bodega Escorihuela Gascón, donde pasó 14 temporadas hasta que hace un año el mismo Ernesto lo invita a trabajar en exclusiva con los vinos elaborados por él en su bodega boutique, claro, bautizada con su nombre, Ernesto Catena. Asume el cargo y desde entonces viaja por Latinoamérica y Argentina para charlar sobre los vinos de la marca. En éste rol visitó Asunción por segunda vez, ocasión durante la cual lo conocimos mientras dirigía una degustación de los vinos de la línea “Alma Negra” en el restaurante “1688” de Asunción.
En la oportunidad, Ezequiel comentó que viene siguiendo hace años el crecimiento de nuestro país. De su primera visita quedó encantado con lo encontrado, pasándola bien gracias a la gente de “Frutos de los Andes”, empresa importadora de sus vinos desde hace 7 años. Ya inmersos en la degustación, el “Ambassador” nos dio un breve pincelazo de las 5 líneas desarrolladas por Ernesto Catena, arrancando con “Padrillos”, seguida de “Animal”, a su vez continuada por “Alma Negra”, a la que sigue “ Siesta”, y coronando el grupo, “Tikal”.
Lo primero con nos contó fue que los nombres de los vinos están ligados a la cultura Maya, porque Ernesto Catena es un fanático de la misma en cuanto su desarrollo arquitectónico, arte, agricultura y estilo de vida. De hecho su hijo mayor se llama “Tical”, nombre de una importante pirámide Maya. Por si fuera poco, la bodega inaugurada en 2.014 tiene un diseño claramente inspirado en lo Maya.
ALMA EMBOTELLADA CON MISTERIO. De las líneas mencionadas, “Alma Negra” es muy particular. Siendo la insignia de la bodega, Ernesto Catena elabora cada etiqueta a solas con el enólogo Alejandro Kuschnaroff. Solos, hacen los cortes de tal manera que nadie sepa después cómo los compusieron, siendo cada uno un misterio. “Él dice que Alma Negra le tiene que gustar a la gente no por el tipo de cepaje, sino por lo que encuentra detrás”, señala Ezequiel, recordando que los mejores cepajes de cada añada son los usados para cada corte, haciendo en cada cosecha vinos únicos.
“Ernesto busca encontrar los mejores varietales y armar el Alma Negra blend. En cuanto al público, Alma Negra busca a los jóvenes, ya conocedores pero que buscan cada vez más en éste mundo del vino. “Cuando encuentra Alma Negra y trata de reconocer qué tiene esa botella, entra al juego” afirma Centanin.
Respecto a su cuidado, comenta el entrevistado que se intenta equilibrar al máximo la presencia de madera. Se busca potenciar la fruta, que según la añada puede ser fresca o madura, de acuerdo al corte elegido por Ernesto. “En la cosecha 2012 vamos a encontrar ciruelas, frutos rojos y esa especie de vainilla y chocolate dados por la madera. En promedio pasa por barricas de roble de 1er y 2do uso (60% francesa y 40% americana) durante 8-10 meses, más dos años de guarda en botella. Alma Negra es la línea de mayor producción, con unas 30.000 a 40.000 cajas anuales”, explica.
Durante la degustación, lo primero que llamó la atención de los “Alma Negra” apreciados es que cada etiqueta tiene su propia botella. Así, los vinos compartidos fueron un espumante 2014 de corte Malbec, y un par de vinos tranquilos 2012: un corte con Pinot Noir, cuya botella es del tipo que usan los franceses para ésta cepa; y el M Blend, cuya botella es más típica. El ambassador recordó que la línea también posee un blanco, cuya consigna es que sea frutado y fresco.
MÁS SOBRE ERNESTO CATENA. Ezequiel brindó más detalles sobre la bodega. De Tikal, cuenta que sus etiquetas son bivarietales: Cabernet – Malbec, Malbec – Bonarda, Pinot Noir – Malbec, habiendo incluso un trivarietal llamado “Tikal Locura”, compuesto de Malbec, Bonarda y 5% Torrontés. Pasa en barrica más de 12 meses, de acuerdo a las cepas que lo constituyan. Por el lado de la línea “Siesta”, se conforma de dos variedades, un Cabernet Franc y un Malbec.
Sobre la producción, todo viene de la zona Vista Flores, al sur de Mendoza capital, pegado a la Cordillera de los Andes. Ernesto Catena tiene allí una finca de 115 hectáreas y una pequeña bodega aparte, con bloques totalmente separados: uno para elaborar vinos tintos y, el otro, espumantes. Además tiene una pequeña bodega ecológica y biodinámica, donde elaboran 9.000 litros de vino.
En cuanto al propio dueño de la bodega, Ernesto Catena, éste hizo un masterado en enología en la Universidad de California en Davis, EE.UU. Hoy está haciendo una gira mundial desde San Fransisco, en Napa Valley, hacia todo el mundo recorriendo en moto con su etiqueta “Alma Negra”. Esto porque es un fanático de las motos antiguas, teniendo una colección interesante que incluye ocho BMW de los años 60-70-80. ¡Qué maridaje!
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