Por Alejandro Sciscioli

¿Hace falta explicar quién es Tito Caro? En realidad creo que no, pero para aquellos lectores muy jóvenes que quedaron con la mente en blanco al ver ese nombre, diré en principio que se trata del decano del periodismo gastronómico en Paraguay.

Para muchos, su nombre es sinónimo de gastronomía y buena mesa, mientras que para otros significa graciosa excentricidad en forma de llevaderos textos.

Desde hace un buen tiempo, Tito ocasionalmente colabora con algunos artículos en Parawine.com, que sin demora subimos al portal, con deleite. Y rápidamente esos materiales alcanzan muy altas cifras de clics, lo que no nos extraña en lo más mínimo.

De todos modos, un aspecto que quedaba pendiente desde el primer momento en que nos dijo que sí se comprometía a enviar esas colaboraciones, era acceder a una entrevista en la cual poder contar a los lectores quién es realmente este personaje que nunca ha dado la cara, se empecina en mantener su independencia y enamora desde su filosa pluma.

Buscando subsanar esa deuda, convocamos al entrañable personaje para una conversación "face to face" en el café del Crowne Plaza Asunción Hotel, sitio donde protagonizamos previamente y en estéreo numerosas tertulias en las cuales las anécdotas sobre vinos, comidas y cultura estuvieron a la orden.

LOS COMIENZOS. La primera e ineludible consulta fue acerca de los inicios de Tito Caro, nombre que por supuesto es el seudónimo de nuestro interlocutor, quien es periodista, escritor, guionista y cineasta que, pese a ser brasileño, habla el "paraguayo" y también lo escribe a la perfección.

Recordó que el espacio donde nació Tito fue en las páginas del desaparecido diario Noticias. Allí, tuvo como primera misión realizar un suplemento de Viajes. "No había suplemento de turismo aquí, en Paraguay. Una vez que comenzamos, un día me puse a pensar de qué modo mejorar el producto y me di cuenta de que tampoco había en el diario una columna de gastronomía. Así fue que hice el primer Tito Caro. Fue allá por 1998 o 1999. La primera crónica fue sobre la pizzería Positano", rememora.

Y a partir de ese momento, un halo de misterio rodeó al personaje, quien siempre pagaba su factura y jamás se presentaba ante propietarios y/o encargados de los restaurantes. Tal situación le permitía mantener una independencia editorial a partir de la cual “podía hablar bien o mal del local o sus platos”.

POLÉMICAS. El paso de Tito Caro por las páginas nacionales de ningún modo pasaron desapercibidas. De hecho, la primera crítica ya generó un cruce de palabras entre periodista y propietario. “Se presentaron abogados pidiendo derecho a réplica y amenazando al diario con cerrarlo. Lo más simpático es que yo ni hable mal de la casa o la comida, dije que ‘era una tarde de invierno, había poca gente, y el ambiente estaba triste’. Así arrancamos”, cuenta entre risas.

Otros sitios que se sintieron perjudicados por los comentarios de Tito fueron más allá e incluso llegaron a pedir su cabeza, entre ellos Paparrazi. “Cierta vez me llegó un comentario de que se andaba preguntando ‘quién es ese Tito Caro, quién es ese hijo de puta’ (risas) Incluso, de La Pérgola Jardín una vez mandaron al diario una carta diciendo ‘nosotros invertimos, trabajamos y viene un irresponsable’… (más risas). Y yo les respondía a todos”, prosigue, y aclara que siempre el diario le dio carta blanca para sus comentarios y apoyo para evitar las reacciones.

¿Sus críticas más polémicaa? “Una a McDonald’s y otra a Burger King. De hecho, fui censurado en Vos por el comentario contra Burger King. Y entonces decidí dejar de publicar mis críticas en ese medio”.

Pero claro, ser Tito Caro tenía también su lado amable. “Mucha gente quería invitarme para una inauguración de esto o lo otro”, dice, y comenta que las pocas veces que lo reconocían él no publicaba los comentarios sobre la experiencia. Entonces, reitera que era muy necesario el anonimato, “porque, viejo, llegar a un lugar y ser servido de forma especial perdía el encanto.

Una sola vez yo sentí, no sé si me reconocieron, pero en la paraguayita, pasé con josefina, al pasar, alguien dice “ahí se va TC”. Pero eran comensales, clientes. No sé si por casualidad…

Pero luego de varias peleas con abogados se empezó a entender localmente el concepto de la crítica gastronómica. “Una vez me encontré con que se colocó un pasacalles en plena Avenida Sacramento, en la esquina con Nuestra Señora del Carmen, con la siguiente leyenda: ‘Tito Caro recomienda nuestro restaurante’, porque yo había hablado bien de ellos, sin que supieran. Y al enterarse tomaron la iniciativa. El restaurante se cerró después”.

Luego, las críticas positivas eran encuadradas y exhibidas en las paredes de los restaurantes.

¿QUIÉN ES? Durante los años de esplendor de los comentarios de Tito Caro en Noticias, muchas personas se preguntaban sobre su nombre y su aspecto. “Hasta ahora mucha me pregunta ‘¿vos que estuviste en la prensa, quién es Tito caro?’. Y me sorprendo. Pero yo no tengo ningún problema en admitir quién soy si me preguntan directamente. hago un misterio que dura un minuto, y después no tengo ningún problema”.

Sobre su identidad, comenta que mucha gente creía que el verdadero Tito Caro era el artista plástico Carlos Colombino.

TITO CARO 2.0. Con el cierre del diario Noticias, Tito no tuvo un espacio semanal, como era la frecuencia mantenida en el matutino. “Es verdad que después estuve en Vos, revista mensual, pero no era más la presencia asidua. En aquel entonces, con otra tecnología, la gente comentaba con mensajes que se enviaban a mi computadora por teléfono. Los domingos, mientras la gente almorzaba, comentaban. Siempre mensajes cortos, muy elogiosos; pero existía esa interacción”.

Cuando Tito Caro comenzó a escribir en Vos, “ya no había esa interacción; existía el correo de lectores, pero seguro que las cartas eran producto de la imaginación de los editores de la revista”.

Pero hoy, gracias a la tecnología 2.0, el personaje está planeando un retorno a toda orquesta. Ya tiene un blog (tito-caro.blogspot.com), en donde por el momento hay un artículo publicado en el 2011, aunque anticipa que habrá una periodicidad en la aparición de los materiales. Y también un perfil en Facebook, en donde, como corresponde, no hay una fotografía. Incluso está analizando abrir una fan page en la misma red social.

Y los temas a exponer serán mucho más amplios. “Tito Caro pretende ahora de dejar de hablar exclusivamente de restaurantes y comidas. Tito va a hablar también de todo lo que es consumo, visitar un supermercado, un medio de trasporte, una plaza. Por ejemplo, ¿cómo es Ñu Guazú para el que camina en Ñu Guazú?”, explica, siempre enfocando el tema desde el punto de vista del automovilista o el peatón.

Eso sí, “el lenguaje seguirá siendo el mismo, aunque agregando un poco de fabulación”.

Finalmente, comenta que hay otro proyecto: editar un libro con las mejores crónicas o las más recordadas. Y promete seguir enviando colaboraciones para que los lectores de Parawine continúen deleitándose con sus geniales textos.